Rojo cereza de media capa con ribete claro teja. Nariz terciaria, de media intensidad y con notitas de cítricos evolucionados, hay aromas minerales calcáreos (tiza), y levemente frutas escarchadas. Sensaciones de tabaco rubio, hojarasca verde, maderas viejas y un final que recuerda al taller de alfarería y como a una sensación herbácea. En boca es suave en el ataque, algo acuoso en el paso dejando una leve sensación secante y de fruta roja (muy leve) con tostados, que deja la buena intención de la sedosidad imaginable. Posgusto medio, esbelto y acuoso. Mantiene las formas, pero ha pasado su mejor momento. Admiro mucho a esta bodega por su historia, trayectoria y por los vinos, que me gustan mucho.
Color caoba con toinos aciruelados y bordes teja.Olor floral pero ha dejado pasar primero un desprendimiento de reducción.
En boca tiene una acidez adecuada, tiene sabores aunque ya no es amplio ni extenso.Delgadez pero firmeza.Es un vino que debe reposar en copa y recuperar tonos acaramelados, seducido por su paso con final de fresas.
Rojo teja que denota su larga estancia en botella. La nariz no inspira confianza. Tras presentar aromas de reducción en botella aparecen notas de roble (¿americano?) y tabaco, poco agradables. En cambio, en boca está excelente: amplio, muy sabroso, con gran estructura y largo postgusto. Increiblemente vivo en las papilas gustativas para tener ya diecisiete años. Comprado en 1992 por 2.000 pesetas (12 euros).
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