De color rojizo marronoso de capa media-baja, muy evolucionado. Hay una gran cantidad de precipitados, en forma de finísimas escamas, adheridos a la base de la botella. La mayor parte de la botella ha quedado sedimentada y opaca. Tímidos reflejos anaranjados, apenas sin brillo, mate, a lo que hay que sumar unas casi invisibles partículas en suspensión que aportan turbiedad. Borde amplio, atejado, fuerte contraste respecto al menisco.

Al abrir lo da todo: extrovertido, directo, maduro, sacando aromas de buena intensidad. Inmediato, con predominio de notas de bombón en licor, triple seco, cacao tostado, y algo parecido al flan de huevo (vainilla, lácteos, cremosos) junto a un fondo tostado a azúcar caramelizado, regaliz negro. Emerge una retahíla de apuntes reductivos, inicialmente soterrada en esa montaña de sensaciones golosas, que con no poca dificultad va abriéndose paso al ir tomando aire, ganando en presencia y sumando una dosis de complejidad al conjunto: ceras, maderos envinados, cuero viejo, tripas de puro, fibras vegetales...

En boca nos encontramos con un Albina de libro, fino y fresco, reposado, ligero al paso, con una aparente sensación de poco peso pero concentrado y sabroso. Está vertebrado por una acidez cítrica marcada, mondadura de naranjas, amargosos de calidad, que contrasta con su perfil de vino extremadamente pulido y sin aristas. Ordenado, muy grato de beber!! Nada tiene que ver con el vigor de la cosecha del 64.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2016/02/vina-albina-1966-reserva.html

Cada vino es un mundo, y estos viejos más .... Encima en cosecha raruna, calificada como Normal en su día pero que ha dado un puñado de grandes vinos (en especial Viña Real).

Color rubí oscuro de capa inusitadamente alta para lo que sería esperable, con matices marronáceos y un fino entramado arenoso, pero sin turbidez y sin presentar precipitados.

Recién abierto se presenta muy reducido en nariz, tierra mojada, desván,...; una hora después empieza a desplegar una nariz realmente sorprendente por frutal, muy licorosa pero franca e intensa, que predomina sobre los tonos de café y los cremosos del roble, persistiendo al fondo ciertas notas terrosas (monte umbrío, setas).

En boca es fresco y fluido, ampuloso, con los taninos bien pulidos ya, sedosos, más reconocible en la marca que la nariz, con una acidez ya muy integrada y un grato final de fruta compotada finamente especiada.

Fenomenal ejemplo de un vino fino en un buen momento de consumo, aunque a juzgar por esta botella, yo no lo guardaría mucho más.
Los vinos de Riojanas raramente fallan. Incluso en añadas difíciles.