Un gran vino blanco elaborado con nuevas variedades para nada tracdicional pero de gran calidad.

De color amarillo de capa media con reflejos dorados.

En nariz hay que dejarlo respirar para disfrutar de toda su potencia aromatica, en principio aparecen aromas de fruta amarilla como el melocotón y la ciruela, y la fruta citrica como el membrillo, aromas florales que recuerdan la manzanilla, amielados y anisados, la crianza aporta aromas de vainilla y mantequilla, en este abanico aromatico no falta la mineralidad.

En boca se muestra potente, sabroso, con equilibrio entre fruta y crianza, excelente acidez citrica que le aporta frescura, ligeros amielados, ligero toque balsámico de mentolados y anisados, la nariz y la boca se dicen mucho, con toque floral y herbáceo, final largo y sabroso.

Etiqueta renovada, más atractiva que la anterior. Corcho de gran calidad que sale perfecto. Al abrir la botella enfriada, asoma un tímido aroma floral, acompañando a un precioso y límpido color dorado. En cuanto se atempera (unos 12ºC - día frío), toda su fragancia inunda la copa. ¡Qué nariz, qué espectáculo! Bollería, flores blancas, fruta de hueso...al mover la copa aparecen más y más matices que un simple aficionado como yo percibe pero es incapaz de describir. La comida pasa a un segundo plano, estoy tan hechizado por su mutación en copa que me es imposible centrarme en otra cosa. Densas lágrimas, en boca es sutil, amplísimo, llena todo el paladar pero es fresco con una fantástica y controlada acidez, larguísimo, buenísimo. Sin darnos cuenta nos hemos terminado la botella. A 38€, sí, pero merece la pena. No para todos los días, no para cualquier invitado. Enorme vino de una enorme bodega. Mestizaje vinícola del bueno.