Peña La Verema

Cata 233: Pinot Noir francesa de pequeños productores Bio-natural.

salva del saz, antonio gimenez, dani cervera, pepe garciaNos reunimos por primera vez después del verano, esta vez en un restaurante que se está convirtiendo en una referencia para la Peña: El Celler del Tossal. En esta ocasión Juan Such, organizador de la misma, nos trajo una selección verdaderamente cuidada de Pinots Noir de elaboración bio-natural. La verdad es que las últimas catas están resultando de lo más interesantes. Conste que soy de los que pienso que justamente en este tipo de reuniones a veces merece la pena gastar un poco más, dentro de lo razonable, para probar grandes vinos. No obstante, los tiempos  que vivimos son complicados y, sin embargo, es posible encontrar vinos curiosos e interesantes y al mismo tiempo económicos. ¿El secreto? dedicar un esfuerzo adicional a la preparación de la misma. Éste fue el caso de la cata que relato y para cuya preparación Juan ha contado con el valioso consejo de Andrés Conde Laya, gran sumiller. Su restaurante, Bodega Cigaleña en Santander, es una cita inexcusable para los amantes del vino que estén por Cantabria.  Andrés busca vinos con autenticidad, pequeños productores que elaboran vinos con personalidad, fluidez y acidez en boca. Y que además tengan buenos precios, huyendo de modas y burbujas especulativas.  Esta fue la propuesta para probar cuatro Pinot Noir franceses de pequeños productores con precios muy buenos.

Personalmente, me gusta la Pinot Noir francesa. Me gusta el estilo de tintos complejos pero ligeros. Con narices expresivas frutales pero sin apabullar. Con el contrapunto de la madera justa pero sin cargar. Y, por último, con paso por boca estructurado pero con frescura y acidez. En suma, que sean agradables de beber comiendo, con elegancia y frescura, con complejidad pero con discreción. Este perfil de vino tinto me gusta cada día más y además con frecuencia tienen un buen potencial de guarda. Este es el perfil de los vinos que nos ha seleccionado Juan, correspondientes a cuatro zonas del este de Francia, todos monovarietales de Pinot Noir y procedentes de cultivo biológico o biodinámico de pequeños productores. El primero, un borgoña de  agricultura biológica con el sello Demeter: Clos de Vignes du Maynes Cuvée 910 2012  de Julien Guillot. Propiedad de la familia Guillot desde 1954, se trata de un viñedo de 7 ha. en la zona de Macon, al sur de Borgoña. Antigua propiedad de los monjes de la Abadía de Cluny, Julien se ocupa actualmente de la bodega de un viñedo de cultivo biodinámico. El segundo, Jacques Maillet Chautagne Pinot 2010, es un vino de Saboya. Personaje curioso, Jacques Maillet, se dedicó a a viticultura después de 17 años trabajando como educador. Después cambió de tercio para dedicarse a la viña en varias etapas, comenzando en 1988 como cooperativista en Chautagne con la plantación de unos terrenos casi boscosos en la ribera del Ródano. El contacto con los productos químicos le llevó a contraer una grave enfermedad de forma que, cuando se recupera, decide continuar el oficio de manera biodinámica a partir de 2003. El tercer vino, Domaine Ganevat Cuvée Julien 2011,  procede del Jura. Jean Francoise Ganevat tiene sólo 8 ha. de viñedo de las que únicamente 3 son de uva tinta, todas ellas de cultivo biológico. El último, Gerard Schueller et fils Pinot Noir “Cuvée LN012”, es un tinto procedente de una explotación familiar de unas 7 ha mayoritariamente blanco, pero con poco más de 1 ha. de Pinot Noir.  Desde 1997 producen este vino siguiendo las reglas biodinámicas, aunque sin reconocimiento formal.  En cuanto a los vinos, todos tenían en común el carácter fresco, frutal, con buena acidez y estructuras ligeras. Una delicia de vinos en los que los matices de clavo, tabaco o cueros son sutiles y elegantes y armonizan muy bien con la clara expresión frutal, predominando la frambuesa, en ocasiones con un matiz de violeta. Respecto a los resultados, hay que decir que las puntuaciones estuvieron muy próximas. El ganador fue Clos de Vignes du Maynes Cuvée 910 2012, con mucha frambuesa y frutas rojas, caja de puros y tabaco, además de unas notas vegetales y de corteza de bergamota muy originales.  Le siguió Jacques Maillet Chautagne Pinot 2010, con una nariz intensa de frutas rojas, especias (clavo, pimienta), breas, café y balsámicos. Los otros dos, quedaron empatados, algo menos complejos y netamente frutales, me gustaron las notas de violeta de Gerard Schueller et fils Pinot Noir.

Resultados de la cata:

Clos de Vignes du Maynes Cuvée 910 2012:        80.8 puntos.                                     

100% Pinot Noir. A.O.C. Macon-Cruzille. Graduación: 12%. Clos des Vignes du Maynes. Rue des Moins, Sagy-le-Haut, 71260 Cruzille (http://www.vignes-du-maynes.com/).

Jacques Maillet Chautagne Pinot 2010:                80.0 puntos.                                     

100% Pinot Noir. A.O.C. Vin de Savoi. Graduación: 13,5%. Jacques Maillet. Venaise d'en Haut 73310 Serrières-en-Chautagne.

Domaine Ganevat Cuvée Julien 2011:                   75.6 puntos.                                     

100% Pinot Noir. A.O.C. Côtes du Jura. Graduación: 11,5%. Jean-François Gavenat. La Combe, 39190 Rotalier.

Gerard Schueller et fils Cuvée LN012 2011:         75.6 puntos.                                     

100% Pinot Noir. A.O.C. Alsace. Graduación: 12,5%. Domaine Gérard Schueller et Fils. 1, rue des Trois-Châteaux, 68420  Husseren-les-Châteaux.

 

PulpoNo es la primera vez que vamos a  El Celler del Tossal, ya estuvimos en casa de Luca Bernasconi en la cata 226 y sabemos del buen hacer de su cocina, de su hospitalidad y de la comodidad de la sala que tiene en el sótano, rodeada por los restos de la antigua muralla de la ciudad, que por allí pasaba. En esta ocasión nos preparó unos berberechos en salsa marinera, plato más contundente de lo que uno pensaría, con una salsa muy sabrosa con verdura. Continuamos con una ensalada de bacalao confitado y naranja, ensalada fría en la que el sabor del bacalao se complementa perfectamente con el contrapunto cítrico y la frescura de las lechugas. Seguimoss con el pulpo a la brasa con puré de patata. Esto ya son palabras mayores, con todo el sabor del pulpo, la intensidad de la brasa y el punto justo de cocción. La brasa es el punto fuerte del Celler del Tossal porque trabajan con una materia prima de primera calidad y dominan a la perfección los puntos de cocción de pescados y carnes, con lo que el punto de sabor de la brasa redondea unos platos perfectos. A continuación, Luca nos preparó una sorpresa: Casarecce con setas y panceta. Pasta alargada y ondulada, es perfecta para recoger la salsa de sabor intenso de las setas. Y llegamos a los platos estrella de la casa, carne o pescado a la brasa. Cada vez como menos carne y menos todavía por la noche, pero el chuletón de ternera gallega a la brasa que preparan es impagable. Sinceramente, uno no debe dejar de probarlo… salvo que la alternativa sea una corvina de 8 Kg. Ya lo he dicho, en cocina dominan a la perfección el punto de cocción y el del pescado, especialmente en porciones grandes, es complicado. Esta noche, como en todas las ocasiones que he estado allí,  el pescado estaba clavado: cocido pero muy jugoso.  Un bizcocho de chocolate con crema puso el broche de oro a la cena.

Para acompañar la cena comenzamos con un champagne, René Geoffroy Pureté Brut Nature, un champagne fresco y cremoso que nos ofreció una excelente entrada. Continuamos con un blanco, Sábrego 2010 de Quinta da Muradella. En la cata 230 ya habíamos probado un par de vinos de esta bodega y este monovarietal de Doña Blanca no nos decepcionó: En la línea fresca y frutal pero compleja, con una excelente acidez y matices minerales. Continuamos con L’Anglore Nulle part ailleurs 2011, un rosado meridional de Tavel muy goloso y carnoso y terminamos con varias curiosidades. Primero, un tinto asturiano, La Zorrina 2011 de Dominio del Urogallo, curioso vino con un 70% de Carrasquín, variedad local, es un tinto con un carácter muy mineral.  Terminamos con un Cobero tinto 2011. Tinto del Valle de Bedoya en Liébana, elaborado por Goyo García Viadero con criterios naturales con un 70% de Mencía y 30% de Palomino. Es un vino frutal pero lleno de matices vegetales, herbáceos, con una buena acidez y mucha finura. Cada vez me están gustando más los tintos que voy encontrando por el noroeste de la península, me refiero a los Mencías, Caiño, Loureiro, Merenzao… Y lo que me queda por descubrir.

Terminamos la cena con un detalle especial de nuestro amigo Alessandro, un Whisky escoces de 10 años Single Islay Malt Laphroaig por su aniversario. Adquirido en 2000 en el marchante Robertson de Pitlochry, lo supimos por la lista de precios de agosto de 2000 que encontramos dentro de la caja. Eso sí es una larga crianza, ¡felícidades Alessandro! En resumen, una cata muy preparada que demuestra que se pueden organizar catas muy interesantes sin derrochar una fortuna que disfrutamos, además, con una estupenda cena en un restaurante que va camino de convertirse en sede oficiosa de la Peña.  Por cierto, la crónica de la cata 231 se perdió por un problema en el servidor. Escuchando “Communication Breakdown”, primero a Roy Orbison y luego a Led Zeppelin. Y no es de una chica de quien me acuerdo…

 

Javier de Castro 2013


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