Un fino muy aromático y fresco, de color amarillo pálido con reflejos verde oliva y dorados. En nariz muy aromático, a almendra y levadura, muy complejo y elegante y con un carácter distintivo de la “flor”. En boca es fresco, te llena la boca, elegante, intenso, complejo, notas salinas muy presentes y agradables y muy agradable y expresivo. Muy bueno, aunque no es tan largo como el del 2016, que, quizás me gustó más. Pero también es una gozada

Botella bordelesa de 750 ml.

Visual: amarillo dorado limón-pajizo, limpio, brillante y de buena lágrima.

Nariz: de muy buena intensidad a velo de flor, aldehídos, trazas de tierra albariza, almendras amargas, frutos secos de otros tipos (avellanas), bota envinada, balsámico-mentolados, algunos herbáceos y vegetales pero, sobre todo, abundante mineralidad y, sobre todo, salinidad. Muy buena complejidad en nariz.

Boca: entrada fresca y vertical, muy seca pero, a la vez, sedosa y cremosa. Bastante untuosidad. Paso por boca con amargores típicos de la almendra amarga y otros frutos secos (amargos también) junto a esa muy buena dosis de salinidad de este tipo de vinos (tan característica). Rico. Final muy muy largo con recuerdos a velo de flor, frutos secos amargos, aldehídos, balsámicos y, sobre todo, salinidad a raudales.

Un Fino en Rama embotellado el 10/04/2015, con 1 año de vida en botella y excelente forma. Está totalmente "hecho" ya. Para tomar y disfrutar ahora mismo: crianza biológica jerezana en estado puro de con 1 año de reposo en botella.

PVP = 14-15€. Excelente RCP (sobre todo, teniendo en cuenta además que se trata de una botella de 750 ml).