Pierre Bourée y su Charmes-Chambertin: el discreto encanto del clasicismo
No resulta una tarea sencilla el poder organizar una cata vertical de todo un Grand Cru borgoñón ya que suelen ser vinos de producciones bajas o muy bajas, altamente cotizados en los mercados clásicos e igualmente por los mercados emergentes, además no todos los bodegueros guardan botellas con más de dos años pues en muchos casos agotan las existencias de las añadas en curso. Así pues, no todos los días se puede hacer una vertical de este estilo y máxime si hablamos de 8 añadas, algo que pudimos disfrutar hace unos pocos días de la mano del amigo Iñaki Gómez en la Vinoteca La Fisna, un pequeño oasis vinícola situado en el corazón de ese colorista crisol de razas y culturas que es el madrileño barrio de Lavapiés. Los protagonistas en esta ocasión fueron Pierre Bourée y su Charmes-Chambertin.
Pierre Bourée funda su Domaine en 1864 y adquiere en 1903 el viñedo “Clos de la Justice” en monopolio, una parecela situada en Gevrey-Chambertin en una zona menos noble, parcela que con el paso del tiempo se convierte en uno de los símbolos de la calidad de este productor, pues se trata de un viñedo “village” del que se obtienen vinos de gran clase y capacidad de envejecimiento. Pierre se retira en 1922 y su hijo Bernard compra una parcela en el Charmes-Chambertin. Su sobrino Louis Vallet toma las riendas en 1945 y junto con su hermano François son los que dan un impulso a la calidad de los vinos del productor, comprando nuevas parcelas tanto en Gevrey como en Beune. Actualmente están al frente Bernard y Jean-Christophe Vallet. Su gama de vinos y viñedos es importante pues tienen una facción negociante además de su parte de Domaine con viñas en propiedad. Centrándonos en estas últimas poseen apenas 4 has en total en viñas como el Charmes-Chambertin, Gevrey-Chambertin 1er Cru “Les Champeaux”, Beune 1er Cru “Les Epenottes” y el Gevrey-Chambertin “Clos de La Justice”.
El estilo es puramente tradicional, portado ese discreto encanto del clasicismo que tanto nos gusta. No despalillan los racimos y fermentan en depósitos de madera con maceraciones cortas y malolácticas en barrica. Las crianzas duran entre 18 y 24 meses en barricas con un índice de maderas nuevas en torno al 10-15%. No suelen trasegar hasta los ensamblajes previo embotellado. El Charmes-Chambertin es su vino más señero en la parte propietaria y es una parcela en Gevrey con un total de poco más de 12 has situada enfrente del mítico Le Chambertin. Pendientes suaves y una composición edafológica formada por calizas desechas y guijarros en superficie y grava en sus partes más bajas son sus señas de identidad. Los vinos de este Grand Cru tienen fama de ser los más finos y elegantes dentro de Gevrey, los vinos más parecidos a lo que representa un Chambolle, aunque sin perder su carácter Gevrey como veremos más adelante. Los Bourée poseen 0,65 has en la parcela con las que producen unas 3000 botellas en total.
Las añadas que catamos de este vino fueron ni más ni menos que 8, éramos pocos y pudimos disfrutar de los vinos con la suficiente tranquilidad, además todas las botellas salieron bien, sin defectos, por lo que la fiesta fue total. Vayamos con ello.
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2008
Comenzamos la cata con el último en comercializarse, una añada fresca y complicada pero que gusta mucho a los buenos amantes de la Borgoña tinta porque por sus características permite diferenciar muy bien los vinos entre comunas haciendo prevalecer más el terruño sobre la variedad, lo cual casa a las mil maravillas con el espíritu de la zona. Es una añada que nos está gustando para los tintos y algo menos, aunque también tiene buena pinta, para los blancos. Y este Charmes no decepciona bajo ningún concepto, se muestra austero y mineral en nariz y muy apretado en boca, con acidez, fuerza, estructura y finura, un vino de largo recorrido pero que ya deja la impronta de su calidad, un perfecto resumen de lo que esperamos de este viñedo. Habrá que ver su evolución, pero desde luego que promete. [9,3]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2007
Año fresco de tintos más ligeros y de menor recorrido que 2008, pero muy agradables para beber ahora, aunque tiene una cierta irregularidad entre zonas. En blancos, eso sí, nos está encantando. Es un vino con una nariz realmente atractiva, cambiante, mineral, con finos ahumados y un paso por boca más fino y etéreo que 2008, algo más corto y menos carnoso, pero con una fina acidez y un final frutal que le hace ser una delicia, una añada que puede beberse ahora con alegría sin que el vino vaya a morir mañana. Muy interesante. [9]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2006
Una añada cálida pero con equilibrio que en los tintos borgoñones está dando vinos bastante redondos y accesibles por norma general, una añada interesante para quienes sean poco pacientes y quieran abrir vinos pronto. Observamos un vino con más color que los anteriores, mayor presencia frutal y especiada y un conjunto más maduro y tánico, aunque su buena acidez y su balance de registros le hacen un vino muy razonable. Algo más rústico y menos fino pero quizá más sencillo de comprender y bastante accesible para su juventud. [8,8]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2005
Añada de las que ha alcanzado el marchamo de “mítica” para los tintos borgoñones, algo que suele asociarse a años cálidos pero tampoco en exceso, donde la uva ha madurado perfectamente. Los grandes 2005 son vinos que no deben tocarse hasta dentro de un buen tiempo, pues por lo general han comenzado a cerrarse. Aquí tenemos un claro ejemplo, le cuesta abrir en nariz pero se observa una profundidad frutal que indudablemente augura que estamos ante algo especial. El vino es pleno, sabroso, frutal, largo, tánico, un cañón que necesita de mucha botella para ir integrado registros, pero que conlleva intrínseca la calidad de esta añada. Realmente bueno, pero hay que guardarlo. [9,2]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2002
Año más bien cálido con buenos resultados en general, aunque una añada que dio una excesiva uniformidad entre vinos y zonas según los expertos, algo que no termina de gustar al buen bebedor de Borgoñas, que siempre prefiere que haya una mayor diferenciación entre los vinos de las diferentes comunas. El vino es fiel reflejo de su añada y de hecho era el menos personal de todos, un vino que mostraba una buena fruta madura, bastante redondo y fácil de beber y comprender, bien equilibrado pero un tanto soso y falto de carácter, quizá una añada perfecta para iniciarse en este vino y que por sí sola tiene su atractivo, pero que catada junto con otras de diferentes características al final se nos quedaba un poco corta. [8,6]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 2001
Este año y al contrario que 2002, es de los que gusta al buen aficionado al vino de Borgoña pues los vinos, pese a que no tienen ni mucho menos la regularidad entre zonas del 02, sí que ofrecen una mayor tipicidad comunal y resultan más fáciles de identificar. Vamos de nuevo a un año fresco y con ciertas complicaciones en la climatología. Y de nuevo nos encontramos con mucho carácter, siendo uno de los vinos preferidos de la cata. Comienza con una ligera reducción pero deja entrever una carga de terruño encantadora, siendo un vino elegantísimo en boca por el cual no ha pasado el tiempo, finamente tánico y con una acidez que le otorga una enorme viveza. Realmente fantástico este 2001 que parece tener recorrido para rato y que gustó mucho por su finura, elegancia y autenticidad. [9,4]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 1999
Añada ya mítica para los tintos borgoñones, en especial los de la Côte de Nuits, fue un año cálido pero equilibrado, de perfecta maduración, con vinos plenos de fruta y gran capacidad de envejecer que ahora mismo están poco a poco comenzando a entrar en un buen momento de consumo, aunque los mejores Grand Cru todavía necesitarán de una mayor guarda. Fiel reflejo de esta añada, el vino está pasando por un momento espectacular, pleno de fuerza, carácter frutal, complejidad y carga de terruño, con un paso por lleno de potencia pero perfectamente balanceado, con acidez, carnosidad, un tanino presente pero noble y un final persistente y duradero que deja la huella de su enorme clase. Para casi todos el mejor vino de la cata que además está pasando por un gran momento y con capacidad sobrada como para seguir evolucionando. ¡Un gran vino! [9,5]
Pierre Bourée Charmes-Chambertin 1977
Una sorpresa que nos había preparado Iñaki para finalizar la cata, de una añada complicada y que no resultó tan buena como su sucesora, recordemos que la 78 es una de las legendarias para la Borgoña tinta. Con vinos de esta edad siempre hay que hablar de botellas y la botella en cuestión no fue la mejor de este vino, daba matices terciarios pero carecía de una mayor expresión mineral, aunque en boca estaba algo mejor manteniendo su acidez y mostrando una cierta pegada, con un tanino todavía presente y un final muy agradable donde quedaban las frutas muy maduras y las especias. No todos los días se puede probar un Grand Cru de Borgoña con 34 años a sus espaldas y pese a que no era la mejor botella lo cierto es que fue un final de cata realmente interesante y sorpresivo. Lo bien hecho bien dura y este no es más que un ejemplo.
Como curiosidad luego se abrió un Castillo de Ygay Gran Reserva Especial 1968, que si bien no fue tampoco la mejor botella de este vino lo cierto es que dejaba la huella de su calidad, estaba igualmente mejor en boca que en nariz, donde marcaba la madera un poco más de lo habitual. El año pasado catamos una botella de este vino (venía de la bodega) que está entre los vinos tintos nacionales más grandes que hayamos probado. Con todo, lo mejor del momento y lo más divertido de la cata fue ver como se manejó con las pinzas de degollar quien aportó gentilmente la botella. ¡Un espectáculo!
Siempre hemos comentado que las verticales son uno de nuestros tipos de cata preferidos, pues en los buenos vinos se consiguen siempre reflejar las características de cada añada obteniendo botellas diferentes y personales. Y desde luego que este Charmes-Chambertin de Pierre Bourée es un perfecto ejemplo de ello, ya que por nuestras copas desfilaron 8 vinos totalmente distintos y que curiosamente eran todos un perfecto espejo de lo que teóricamente supuso cada añada, resultando por ello una cata interesantísima. Este Charmes gustará a quien guste de los vinos clásicos, auténticos, sencillos y austeros, con buena capacidad de guarda y mucha personalidad, que reflejen perfectamente su origen. Es un vino encantador y que no deja indiferente, un gran vino de Borgoña y un gran vino de Gevrey. Y que dentro de lo que es habitual en los vinos de este tipo no resulta inaccesible por su precio. Recomendando queda y que ustedes lo disfruten.
Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
(*) Las fotografías de la bodega y el viñedo Clos de La Justice son de www.pierre-bouree-fils.com
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en respuesta a IGLegorburu Ver mensaje de IGLegorburu Un lunes muy divertido, Iñaki. Buena gente, buenos vinos, espectáculo del degollador y luego unas cervecitas en una terraza de la zona, llegué un poco tarde a casa pero contento. Gran vino ese Charmes y magnífico productor Bourée, con un estilo clásico que me encanta.
Saludos,
Eugenio.