Blog de Eugenio Saenz

Michel Lafarge, un clásico en Volnay

Completando la trilogía de artículos dedicada a nuestra venerada Borgoña hoy les hablaremos de Michel Lafarge, probablemente el Domaine que más y mejor recoge en sus vinos la esencia de Volnay, ese pueblo de la Côte de Beune donde la pinot noir muestra esa sedosidad, elegancia, sutilidad y voluptuosidad que siempre asociamos con lo que debe ser el tipo estilístico ideal de los vinos de esta uva. En nuestro continuo y diario aprendizaje sobre vinos, no hace mucho tiempo conocimos los de este productor gracias al magnífico trabajo en la selección que están haciendo una serie de importadores, probado en primer lugar su excelente Bourgogne genérico, después sus igualmente fantásticos Volnay “villages” y “Vendages selectioneés”, hasta que no hace mucho abrimos una botella de su vino más señero, el Clos des Chênes, uno de esos vinos que sencillamente te encogen el corazón, uno de esos vinos ante los que te sientes pequeño y no te queda otra que admirarlos, que disfrutarlos con respeto y alegría, uno de esos vinos ante los que todo cobra sentido. Así pues y cuando uno de los importadores del productor (el amigo Iñaki de Borgovin) nos propuso realizar una doble "minivertical" de este vino y de su monopole Clos du Château des Ducs, en añadas 2006, 2007 y 2008 rápidamente nos pusimos en marcha, reclutamos a unos compañeros ávidos de catar grandes vinos y de pasar una tarde entretenida y sobre las mesas de la Taberna Entrevinos y en la víspera del inicio de la Semana Santa pudimos disfrutar de tan magno evento.

Pero antes les hablaremos un poco sobre la historia de este Domaine para que vayan situándose. La bodega se encuentra en Volnay y aunque elaboran vinos de otras zonas, son los de este pueblo con los que alcanzan la excelencia. La historia de la familia se pierde en el tiempo y en principio trabajaron para arrendadores de tierras, comenzando a comprar viña desde 1800 más o menos. Los registros indican que su antepasado Jean-Baptiste Gillette era propietario de Mitans en 1855, su hijo adquirió una parte de Clos des Chênes poco más tarde y el abuelo de Michel hizo lo propio con el Clos du Château des Ducs algunos años después. Henri Lafarge compró viña en Beune Grèves en 1954 y el propio Michel completó las adquisiciones en Pommard (Pèzerolles) y Volnay (Brouillard), además de diferentes villages. Con los negocios familiares siempre resulta problemático el asunto de herencias y divisiones, sin embargo tras la muerte de Henri Lafarge en 1967, los hermanos de Michel no quisieron seguir su senda como vitivinicultores y dejaron a Michel a cargo del Domaine con todos los viñedos adquiridos. De igual forma, algo parecido ocurrió con la sucesión de Michel, ya que de sus cuatro hijos es solamente el mayor (Frèderic) quien ha continuado con el trabajo de viña y elaboración y es quien realmente dirige la bodega desde 1978 junto con su mujer Chantal. No embotellan hasta 1934, siempre con mucho vino vendido a negociantes, es desde la década de los 60 cuando realmente comienzan a vender todo su vino embotellado.

Disponen en la actualidad de unas 12 has de viñedo que producen un total de unas 60.000 botellas. El viñedo y el trabajo con la viña son la clave de la calidad de los vinos que elaboran. Michel se resistió en los años 60 tanto al uso de fertilizantes como al empleo de clones, regenerando el viñedo con material vegetal propio. La conducción suele ser en doble cordón Royat dejando cortos los pulgares, pues es la que más le satisface, ya que según su criterio el ratio piel/pulpa que se consigue es mayor, además al estar la uva más separada el riesgo de podredumbre es menor y la vendimia se controla de forma más eficiente. Los rendimientos son lo más bajos posibles y pocas veces superan el mínimo establecido. El tipo de viticultura es cada vez más orgánico pero siempre dentro de una lógica. Su gama de vinos comprende un Borgogne aligoté, un "passetoutgrain" rouge, dos versiones más especiales de ambos (Raisins Dorés y L’Exception), un excelente Bourgogne pinot noir genérico que es de los mejores en su categoría, un interesante Meursault "villages" que catamos hace unos días, un Côte de Beune "villages", un Volnay "villages" y su versión “Vendages selectionées”, los Premier Cru  de Beune “Grèves” y “Aigrots”, el Pommard Premier Cru “Les Pèzerolles” y los Premier Cru de Volnay “Les Mitans”, “Les Caillerets”, “Clos du Château des Ducs” y “Clos des Chênes”. Elaboran despalillando entre un 80% y 100% de la uva, por lo general dejan algo de raspón solo en las añadas buenas, ya que ayuda a prolongar la fermentación. La vinificación tiene lugar en pequeños depósitos de cemento con una maceración prefermentativa y otra postfermentativa, empleando levaduras autóctonas, encubados de 14 días y crianzas de entre 14 y 20 meses dependiendo del vino en cuestión, siempre con porcentajes bajos (15%-25%) de madera nueva. Se hacen por lo general tres trasiegos, clarifican con clara de huevo y no se suele filtrar. Después del embotellado suelen dejar los vinos unos meses en bodega antes de salir al mercado, lo cual tiene lugar en septiembre dos años después de la cosecha.

Como hemos comentado con anterioridad, la cata consistió en tres añadas de sus dos vinos más prestigiosos. Clos du Château des Ducs es un viñedo de 0,57 has pertenecientes de forma íntegra a la familia, un "monopole". Cepas de 42 años de edad media y un vino que suele ser austero y tánico en su juventud, pero que posee una enorme capacidad de envejecimiento con la suprema elegancia que le caracteriza como uno de los grandes vinos de Volnay. Clos des Chênes tiene 15,41 has de las cuales los Lafarge explotan apenas 1, con cepas plantadas en 1950 y situadas en la parte central del viñedo. Es un vino complejo, sedoso, misterioso y cambiante, de un brutal equilibrio entre finura y potencia, necesitado de una década de guarda para comenzar a expresar lo que lleva dentro y dotado de una más que probada capacidad de evolución, un vino al que los grandes expertos señalan como el verdadero Grand Cru de la Côte de Beune, algo que demuestra claramente en la copa.

Comenzamos con los vinos de la añada 2006, añada que por lo general en Borgoña nos está gustando más para los vinos tintos que para los blancos, con tintos muy bien balanceados, con fruta, equilibrados, bastante accesibles para el momento en que nos encontramos, una añada con vinos tintos francamente interesantes. Clos du Château des Ducs se muestra más frutal, más rústico en boca, más delineado, profundo, especiado y complejo, con una preciosa evolución en copa, un vino que cada vez nos va dando más y que se revela como encantador. Clos des Chênes es en cambio más terroso, más cerrado, brutalmente profundo, estructurado, un vino más complicado y de más lenta evolución, pero con una calidad de materia que sencillamente impresiona. Ninguno está para tomar ahora, pero desde luego Ducs está mucho más amable y es probablemente el vino más disfrutable en estos momentos, pero el potencial escondido de Chênes es apabullante. Dos vinos de altísima categoría.

Con la añada 2007 nos ocurre al revés que con la anterior, esta es una añada que nos gusta más para blancos que para tintos en Borgoña. Añada fría y tánica en tintos, con necesidad de guarda para ir integrando ese carácter tánico y austero. Ambos destacan por su nariz más reducida y más animal en un inicio, con una acidez y una fuerza en el paso por boca salvajes. Clos du Château des Ducs está algo más abierto y deja una huella frutal y mineral muy evidente, con una gran acidez en boca que nos limpia en el paso y una preciosa persistencia frutal y mineral dejándonos su fina huella tánica en el final. Clos des Chênes siempre marca su personalidad más terrosa y compleja, es más austero, de más largo recorrido y más sustancioso en boca, dejando la impronta de su enorme materia mineral a su paso, con una larga persistencia y una notable presencia tánica. ¡Un vinazo!

Terminamos con la añada 2008, añada fría, austera y de largo recorrido en general en Borgoña y especialmente complicada en Volnay con la presencia de meteoros adversos, entre otros el siempre temido granizo, que redujo la cantidad de la cosecha y obligó a realizar una mayor selección en la uva, dando lugar a vinos más acuosos, con menos “chicha” y capacidad de envejecer pero igualmente satisfactorios, lo cual demuestra la enorme calidad del productor. Los vinos son más claros, más limpios, más florales y frutales, más delicados. Clos du Château des Ducs es sutil y primario, muy delicado y perfumado, con un paso por boca liviano, frutal y destacable por su magnífica acidez, mostrando una traza frutal y mineral, tan solo se observa un poco de verdor en el tanino en la parte final, pero se trata de un vino enormemente disfrutable. Clos des Chênes es parecido en sus formas, pero siempre destaca por ese mayor toque de reducción inicial y ese fondo más terroso y mineral, con una mayor carga y concentración, aunque de nuevo aparece ese ligero verdor final que nos deja la añada, pero lo que está claro es que donde hay que evaluar de verdad a un gran productor es en las añadas malas y catando los 2008 de Lafarge es donde apreciamos la calidad que atesora tanto en el trabajo de viña como en la vinificación.

Como resumen final lo único que podemos reseñar es la gran categoría que tienen los vinos de este Domaine, vinos de corte clásico, intemporales, con gran capacidad de envejecimiento, realmente encantadores, fiel reflejo del terruño que los ve nacer, algo que se hace especialmente patente en sus Volnay y dentro de ellos, en los dos viñedos de los que hoy hablamos, dos vinos que se encuentran sin dudarlo en la vanguardia de los tintos de la Côte de Beune y de toda la Borgoña. Cada uno en su estilo, cada uno en sus formas, ambos son vinos que gustarán a todo aquel que goce de los vinos clásicos y auténticos, que serán capaces de satisfacer a los paladares más exigentes. Para nosotros son desde luego la gran referencia en Volnay, unos soberbios vinos. Son la magia del maestro. Disfrútenla.

Un saludo,

Eugenio Sáenz de Miera Arnau

(EuSaenz)

(*) La fotografía de Michel y Frèderic y la del viñedo de Volnay son de www.domainelafarge.fr

 

  1. #1

    Riaul

    Muy interesante y muy completa guía. gracias

  2. #2

    Olaf

    Son unos vinazos, Clos de Chenes tiene siempre una nariz característica que a mi me enamora. Es lo que busco cuando me apetece un buen Borgoña.

  3. #3

    EuSaenz

    en respuesta a Riaul
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    Gracias Riaul, te recomiendo que pruebes los vinos de este productor, incluso su genérico es una verdadera joya.

    Saludos,
    Eugenio.

  4. #4

    EuSaenz

    en respuesta a Olaf
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    Grande Clos des Chênes, en efecto, un vino cambiante y profundo como pocos. A ver si algún día podemos probar uno con años. Y lo mejor es que, aunque sea solo de vez en cuando, se puede pagar.

    Saludos,
    Eugenio.

  5. #5

    Mario Cavaradossi

    Gracias, Eugenio, por esta interesantísima serie de artículos sobre Borgoña. Estoy disfrutando con su lectura y aprendiendo con cada línea que escribes. Ya solo me falta poder algún día probar todos los maravillosos vinos que tan bien sabes describir y comunicar. Todo llegará... espero.

  6. #6

    EuSaenz

    en respuesta a Mario Cavaradossi
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    De nada Fran, gracias a vosotros por estar ahí, me alegro de que os sirva como guía. Ya le diré al Don que incluya algún vino de Lafarge para los "famigliares", seguro que no se arrepiente.

    Saludos,
    Eugenio.

  7. #7

    Jose_J

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    Por cuanto sale el Clos de Chenes?
    Probado su genérico, el siguiente en mi lista de compra es su Volnay Vendages seleccionadas.
    Un saludo

  8. #8

    EuSaenz

    en respuesta a Jose_J
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    En torno a los 65 euros, yo creo que en esos precios es un vino muy bien situado por calidad. Por poco más de 20 euros que el Vendages Selectionnes desde luego que merece la pena hacer el esfuerzo, o mejor dicho, quizá el sobreprecio del Vendages Selectionnes sobre el Volnay village no merezca la pena.

  9. #9

    Jose_J

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    Pues entonces el siguiente será el volnay normal y a continuación este Clos de chenes.
    65€ son asumibles, si es uno de los mejores Volnays que se pueden comprar.
    Lo malo es que si compro 2008-2009 tendré que esperar unos años a probarlo !!!
    Un abrazo

  10. #10

    Riaul

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    Tengo un 2008 esperando que habrá que beber más temprano que tarde ;-)

  11. #11

    Diego Descorche

    en respuesta a Riaul
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    Mira que eres despistao con las añadas, majo ;-)))

  12. #12

    Riaul

    en respuesta a Diego Descorche
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    Yo creo que se equivocan los que etiquetan, no yo :-) aunque, a ver si va a ser 2009? Yo juraría que ha pasado más tiempo...

  13. #13

    Riaul

    en respuesta a Diego Descorche
    Ver mensaje de Diego Descorche

    No se por qué, pero tengo metido en el entrecejo que es 2008...


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