Todo continúa casi igual que lo indicado en la valoración anterior.

Sólo quiero indicar que las condiciones que indico en el comentario anterior, son más potentes, delicadas y complejas, que en esta botella, aunque repito que sigue siendo un vino muy notable.

Ha decaido algo, pero sigue siendo notable, fácil de beber y con bastante personalidad.

Color picota claro con borde rubi.

Aromas de buena intensidad donde sobresalen las frutas varias con buena madurez, toques especiados, finos tostados, ahumados, flores, hierbas de campo y leves toques minerales, la nariz bastante compleja y ademas con buena potencia y calidad.

En boca es sabrosito, el paso totalmente equilibrado y redondeado, hay un toque de amargor que molesta un poco, los taninos nobles pero vivos, el retronasal bastante bien con muchos de los aromas de la buena nariz, el final es larguito y tiene buena persistencia.

Me ha gustado, pero esa "amargura" me ha molestado un poco.

Rojo rubí, ribetes rojizos, capa media.
Nariz de buena intensidad, primaria, con expresión frutal y floral. Tras una ligera reducción inicial, el vino se muestra más limpio y frutal que otras añadas, menos complejo y cambiante, más fácil de leer pero sin perder ese mínimo fondo terroso, mineral y especiado que siempre le caracteriza.
En boca es grácil, frutal, vertebrado por una magnífica acidez, de paso redondo y con cierta profundidad, dejando en el final un recuerdo frutal y mineral, con un tanino que muestra un mínimo verdor pero que acaba dejando su huella. Buena persistencia. Vino de consumo más inmediato.
Complicados los 08 de Lafarge, añada triste, granizo, meteoros adversos, pero el maestro deja siempre su huella y tenemos un vino que muestra igualmente su encanto, algo menos esquivo y más directo pero siempre encantador. Sin ser nuestro favorito sigue siendo grande. Unos 65 euros.