Blog de Eugenio Saenz

Los tres tenores y … artistas invitados

No, no me refiero a los ínclitos y televisivos Carreras, Domingo y al tristemente desaparecido Pavarotti, desde luego que no. Me refiero los tres tenores del riesling, por supuesto. Propongo un juego. Pensemos en cuales serían para cada uno de nosotros esos tres tenores, me explico, los tres mejores vinos de riesling del mundo teniendo en cuenta una perfecta conjunción entre el viñedo y el productor.

Seguro que las respuestas serían múltiples y variadas, pero probablemente apostaría por que los tres más votados no iban a diferir mucho de estos:

- Trimbach Clos Ste Hune
- Dönnhoff Herrmannshölle
- Egon Müller Scharzhofberger


Y si los tres tenores pudieran ser cinco, los dos invitados podrían perfectamente ser:

- Fritz Haag Juffer Sonennuhr
- Dönnhoff Oberhausen Brücke

Bueno, al menos lo son en mi opinión y sobre todo después del brutal fin de semana del "puente" de primeros de diciembre que pasamos en Cantabria donde los tenores, amén de algunos artistas invitados, ofrecieron un recital que pasará sin duda a ocupar un espacio en nuestra ya saturada memoria vinícola.

El caso es que teníamos pendiente devolver la visita al Javier (el forero kalza) tras el maravilloso ágape que pudimos disfrutar unos días antes (
ver enlace) y qué mejor que aprovechar un fin de semana más largo para viajar a mi siempre querida tierra cántabra. Además se juntó a la expedición el otro Javier (el forero lazareto) así que siendo seis personas pudimos juntar un sobaquillo de lo más interesante que vamos a resumir en las próximas líneas. Sería injusto y no pienso hacerlo, el no reconocer el tremendo trabajo en organización y sobre todo en la cocina que Javi y Carmen desarrollaron para que el evento tuviera un ritmo que sencillamente rozó la perfección. Perfecta armonía entre calidad y cantidad.

PRIMER ACTO

Aperitivos varios

Surtido de ibéricos
Pulpo "a feira"
Almejas de Carril en salsa marinera
Setas de cardo en salsa
Foies y patés variados

Drappier Grande Sendrée 2002
http://www.verema.com/vinos/40197-drappier-grande-sendree-2002

Louis Roederer Cristal 1999
http://www.verema.com/vinos/40198-louis-roederer-cristal-1999

Comienzo espectacular, tanto en la calidad de las preparaciones como en la de la materia prima y por supuesto con los dos champagnes. Un pulpo de roca muy bien cocido y sabroso, unas impresionantes almejas de Carril con una salsa un poquito picante para mi gusto pero que no escondía la calidad del bivalvo, unas siempre ricas y socorridas setas de cardo, ahora en el final de su temporada y preparadas en salsa, una selección de foies y patés variados, además de los siempre socorridos y no por ellos menos satisfactorios productos ibéricos y quesos de diferentes procedencias. En fin, que este primer acto ya de por sí sólo podría haber consistido en la comida entera. Todo un despliegue de medios.



Y nada mejor que un par de champagnes para acompañar perfectamente a tales entrantes. Drappier es una de esas casas que sin duda merece la pena conocer por el elevado nivel medio de sus cuvées y el ajustado precio de estas. De hecho estamos hablando de la casa favorita del General De Gaulle, incluso una de sus creaciones lleva el nombre de tan insigne estadista. Destacan por el buen manejo de la Pinot Noir, de la que sacan su más pura esencia frutal sin perder un ápice de acidez y frescura, variedad que supone una mayoría en sus viñedos. Incluso elaboran champagnes varietales de Pinot Noir.

Grande Sendrée es el nombre de una de sus cuvée superiores, elaborada con Pinot Noir y Chardonnay, siempre predominando ligeramente la primera. Procede de viñas muy viejas, con edades cercanas a los 70 años. Es un champagne que llevo probando desde hace varios años y que siempre me ha encantado por su regularidad y gran calidad, llegando a cotas realmente elevadas con el 96. Por tanto la expectación estaba justificada con este 2002, pues es una añada realmente buena en champagne y pese a su juventud y al hecho de estar recientemente degollado, cumplió sobradamente expectativas. Vino de gran equilibrio entre complejidad y frescura, con hondura y presencia y con mucho recorrido en botella. Como siempre delicioso, aunque recomendamos paciencia con este vino y consumir añadas anteriores. Y el afortunado que disponga de un 96 que se prepare…


Mientras apurábamos este primer champagne con los deliciosos aperitivos, nos disponíamos a abrir el segundo, uno de los mayores mitos burbujeantes que podemos encontrarnos, el Cristal de Louis Roederer. Esta es un cuvée creada en 1876 para el Zar Alejandro II. La forma y el tipo de su botella responden a numerosas leyendas sobre intentos de asesinatos o envenenamientos en la corte rusa. Todo un halo de misterio el que le envuelve. Elaborado con una selección de los mejores viñedos de Pinot Noir y Chardonnay, tiene una crianza que oscila entre 6 y 7 años. En la actualidad su nombre es símbolo de lujo, poder y riqueza, siendo el vino favorito de futbolistas, raperos americanos y nuevos ricos asiáticos, con lo que las pocas botellas producidas desaparecen si remisión, estando por tanto muy cotizadas.

Pero…¿responde a dicha fama y precio? Es el segundo Cristal que pruebo y tras la decepción del 2000, cierto es que este 99 me pareció muy superior y se reveló como un champagne de gran calidad. De corte maduro, misterioso, de gran profundidad y elegancia aromática, vinoso, con una burbuja muy fina y aportando una gran longitud y persistencia, este Cristal sí que se brilló a gran altura. Aún así Javier nos señaló que otra botella consumida anteriormente le gustó más, pues la notó con más brío.

Pero desde luego y teniendo en cuenta el elevado nivel de este vino, ninguno de nosotros llegó a la conclusión de que su precio y fama estén totalmente justificados. Esperemos que los futbolistas, raperos yankees y millonarios rusos o chinos no descubran nunca los pequeños productores que afortunadamente continúan deleitándonos con sus magnas obras a precios pagables, al menos de momento.

Gran champagne el Cristal 99, aunque a un precio a todas luces disparatado. Pero que bien ligaba con esas almejitas…

SEGUNDO ACTO

Arroz con Bogavante

Clos Ste Hune 1990
http://www.verema.com/vinos/40199-trimbach-clos-ste-hune-1990

Bartolo Mascarello Barolo 2000
http://www.verema.com/vinos/40200-bartolo-mascarello-barolo-2000

Ya nos comentó Javier que este arroz es una de sus especialidades. Para realizar un buen arroz no hay mas secretos que un caldo bien preparado y un arroz de calidad. Y puedo certificar que ambos (un caldo generoso en rape y otros pescados y arroz bomba de Calasparra) eran de primer nivel, amén de unos Bogavantes recién "importados" del cercano Mar Cantábrico. Aún así Javier no terminó contento del todo, sosteniendo que no fue su mejor arroz. Cosas de directo, aunque desde luego con semejantes mimbres no podía salir un arroz malo. De hecho no sobró nada de nada.



Con el arroz cayó el primero de los tenores, el Clos Ste Hune. Expectación máxima. Tres horas de aire no fueron quizá suficientes, pero su expresión inicial en nariz ya nos pareció portentosa, una expresión que no iría sino mejorando con el trabajo en copa. Se hizo un silencio sepulcral mientras olíamos este sobrecogedor amalgama de frutas maduras, especias, hidrocarburos, miel y cítricos que se nos venía encima. Complejidad arrolladora e "in crescendo" a medida que el fresco y húmedo aire cántabro se mezclaba con el vino.

La boca de esta maravilla es desconcertante, pues no parecía en ningún momento un vino con 18 años. Joven, ligero, con una tremenda acidez pese a provenir de una añada cálida y dotado de un armazón y de una impresionante longitud, es un vino que sin duda pasó a formar parte de la lista de los mejores blancos catados hasta el momento, esa liga en la que juegan entre otros el Château-Chalon 86 de Macle, el Tondonia GR del 57 o el Hermannsholle de Dönnhoff. Las comparaciones con este último surgieron en buena lógica, aunque finalmente todos asentimos en que este Ste. Hune es el más grande de todos los riesling secos probados hasta el momento.

Cierto es que los vinos de Timbach por su estilo seco son muy apreciados en gastronomía y no menos cierto es que este imperial Ste. Hune estuvo estupendo con el arroz, aunque me temo que cualquier plato de cualquier cocinero sucumbiría ante los atributos de este inolvidable riesling.

Y con este tipo de arroz también puede tener cabida un tinto, pero no vale un tinto cualquiera, debe ser un tinto de corte clásico y que mantenga acidez. ¿Un Barolo? Por ejemplo. Hablar de Barolo y de clasicismo es hablar entre otros de Bartolo Mascarello. Ya fallecido este auténtico mito del Barolo, es su hija Maria Teresa la encargada de la elaboración de los vinos.

En la entrada anterior del blog hablamos del 2004, un vino que continúa sin duda la senda de elegancia y clasicismo de la casa. Ahora vamos a hablar del 2000, una añada más cálida pero de gran nivel en la zona. Con 8 años por tanto nos encontramos ante un vino que ya puede comenzar a consumirse. Al abrirlo notamos aromas de reducción y mucha cerrazón, por tanto decidimos decantarlo con tiempo. Sabia decisión, pues es un vino que necesita aire, mucho aire. Con ese aire, nos vamos encontrando con un Barolo tradicional. Más térreo que frutal, más especiado que floral. Con ese misterio que solamente ofrecen estos inigualables vinos italianos.

Pero es en boca donde este vino da todo lo que tiene de sí, ya que con esos 8 años poco a poco se va redondeando y si bien no deja de ser un vino serio y austero, sí que muestra unas maneras elegantes y discretas, ideales sin duda para la mesa, con una acidez muy fina y un tanino presente y poderoso, con esa integración que muestran los buenos Barolos. Lo cierto es que se dejó beber con gran alegría y no duró mucho tiempo en la copa. Un vino consumido en una fase ideal, aunque sin duda posee cuerda para rato. Solo hay un truco con este vino: necesita aire.

Por cierto, la armonía con el arroz espléndida. No hay que cerrarse siempre a los mismos binomios.

TERCER ACTO

Asado de lechazo churro al brandy

Château Cos d' Estournel 1978
http://www.verema.com/vinos/32972-cos-d-estournel-1978

Roberto Voerzio Barolo La Serra 2000
http://www.verema.com/vinos/40201-roberto-voerzio-barolo-la-serra-2000

Hale, pues si no había suficiente con los entrantes y el arroz…pues un lechazo. Un lechazo churro asado lentamente y con el truquito del brandy, algo que sin duda voy a experimentar próximamente. Para mí, un buen lechazo solamente tiene dos trucos: asarlo en horno de leña y servirlo recién sacado de horno. Pero bien cierto es que este en concreto y asado en un horno eléctrico convencional estaba realmente sublime, para chuparse los dedos. Vamos, con ver la fotografía ya nos hacemos una idea…muy rico sí señor.



Con el tierno corderito no hay más armonía que dos buenos tintos. Comenzamos con un Château Cos d' Estournel de 1978. Este château clasificado como Deuxeme Grand Cru en 1855 es quizá la gran estrella de la AOC Saint-Estephe. Su viñedo consta de un 60% de Cabernet y un 40% de Merlot, variando los porcentajes de ambas según la añada, aunque la primera siempre es mayoritaria.

La añada 78 está considerada como muy buena para la casa. El aspecto de la botella y del corcho es formidable y el vino tiene de primeras un color y una reducción que presagian que se encuentra en perfecto estado. Pero cierto es que esa reducción se va disipando muy poco a poco, hay que trabajarlo mucho en copa. Sin duda es un vino para decantar con horas, pero muchas veces pecamos por defecto con los vinos que tienen una cierta edad. Está claro que es mejor un vino reducido que un vino muerto. Pues bien, este Cos comenzó a abrir ya casi en el postre, en una copa que guardamos, dando unas notas con una profundidad especiada y mineral asombrosas. En boca, eso sí, siempre mantuvo las formas. Vino de enorme equilibrio, con acidez, con tanino, con fuerza. Ya maduro, pero todavía joven, con cuerda para rato. Sin duda la buena Cabernet necesita tiempo, cuanto más mejor.

Con este vino sacamos dos conclusiones. Una, que si tuviéramos otra botella le daríamos mucho más aire. Dos, que los buenos vinos de Burdeos necesitan tiempo, mucho tiempo. Consumimos estos vinos casi siempre cuando todavía no están listos y eso se nota. Sobre todo cuando puedes beber uno de estos, ya en perfecta madurez. Una pena que solamente se puedan beber en ocasiones tan especiales.




El segundo vino de la tanda era sin duda uno de los más esperados. Roberto Voerzio se ha convertido en pocos años en una de las estrellas del Piamonte, pese a ser un innovador y a utilizar métodos de vinificación no muy tradicionales, ya que envejece sus Barolos en barricas francesas. Su bodega es una de las más modernas de la zona empleando métodos de vinificación apoyados en los avances que nos ofrece la tecnología actual.

¿Y qué es lo que avala su gran prestigio? El trabajo en viña. Roberto es ante todo un viticultor, quizá el más meticuloso de toda Italia. Selección milimétrica de la uva y rendimientos microscópicos son sus dos principales premisas. Sus Barolos de viñedos de La Morra (Brunate, Cerequio, La Serra, Capalot) o su Barbera Pozzo dell' Annunciata son vinos de enorme prestigio en el país transalpino y a nivel mundial.

Así pues comparecía ante el juzgado una botella de La Serra 2000. Añada muy buena en la zona y de carácter cálido por lo que presuponíamos que con 8 años y una buena dosis de aire, el vino más o menos estaría accesible. Nada más lejos de la realidad. Al abrirlo poca cosa, muy cerrado. Al decantador con él. A la hora de beberlo ya había pasado un tiempo lo suficientemente prudencial pero lo cierto es que no terminaba por expresarse. Si es cierto que tenía profundidad, un cierto halo de misterio, mucha estructura en boca y una importante longitud, pero daba la sensación de ser un vino totalmente monolítico, tremendamente apretado. Así que decidimos dejar la botella para el día siguiente, ya que teníamos comida en Las Piscinas.

De momento, este primer contacto con La Serra 2000 nos dejó un tanto fríos. Mientras, el delicioso lechazo iba menguando hasta mostrar su frágil osamenta...

CUARTO ACTO

Tarta de queso

Dönnhoff Oberhausen Brücke Auslese-GK 1998
http://www.verema.com/vinos/40202-donnhoff-oberhausen-brucke-auslese-gk-1998

Egon Müller Scharzhofberger Auslese 1999
http://www.verema.com/vinos/40203-egon-muller-scharzhofberger-auslese-1999

Un postrecito. Carmen preparó una tarta de queso muy rica, suave, de las que me gustan. No soy para nada amante de los quesos fuertes, así que esta tarta me gustó bastante. Quizá el mayor problema es que hablando y bebiendo comí más tarta de la debida y acabé con un ligero empacho, víctima de uno de los peores pecados existentes: la gula. Pero bueno, la principal consecuencia fue que tuve que sustituir el gin-tonic por una
infusión, no fue demasiado grave la penitencia.
Con esta tarta y con nuestra conversación llegaron los otros dos tenores. Primero el Dönnhoff. Una maravilla. Misterioso, trasparente, vertical, amplio, soberbio. Producto de su segundo pago más reputado (el Brücke de Oberhausen), del que salen una serie de vinos dulces míticos, incluido ese legendario eiswein, considerado quizá el mejor en su especie. Este Auslese-GK corresponde a una selección especial de uvas botritizadas, siendo la añada 1998 una de las mejores de los últimos años. Con todo este cóctel (Dönnhoff, Brücke, Auslese-GK, añada 98) no podía salir otra cosa que un vino de verdadera antología.

Todavía joven, con mucho recorrido por delante, pero verdaderamente irresistible. Un soplo de aire fresco, una dosis del mejor riesling. La regularidad de los vinos de Dönnhoff es aplastante. No he probado hasta el momento ningún vino de este hombre que no sea excepcional y creo que esa regularidad es prácticamente única en el mundo. Y no hay porque irse a sus pagos más selectos. Prueben su sencillo riesling trocken y díganme. Lo dicho, es el rey blanco.

Difícil por tanto superar este enorme vino pero...como en el circo hay un más difícil todavía. Y en este caso eso se llama Egon Müller. Y se apellida Scharzhofberger Auslese 1999. Al igual que al GK de Dönnhoff, lo decantamos antes de comenzar a comer, así que se ganó sus 6 horas de aire. De ese modo se mostraba ya abierto en el momento de la cata. Su color y su carácter aromático son muy diferentes al Dönnhoff. Parece más claro, más abierto, más fresco...pero sólo parece. Porque tras esa frescura hay una profundidad que estremece. Un vino de esos que te puedes pasar horas oliendo antes de probarlo.

Pero un servidor tiene poca paciencia así que fui el primero en hacerlo. Y las sensaciones son las mismas que en nariz. Una perfecta simbiosis entre frescura y complejidad, entre ligereza y peso, entre trasparencia y profundidad. Un vino de locura, de esos que no quieres que termine nunca. Sin duda Egon Müller y su Scharzhofberger suponen la culminación del riesling, el "súmmum" de esta uva, lo máximo a lo que puede llegar. Representan la más perfecta expresión de un terruño que un vino puede mostrarnos. Sus precios son de locura, pero cuando menos aquí hay algo más que un mito. Hay una realidad.

Como es lógico, ante dos enormes vinos de similar factura y procedencia las comparaciones surgieron. ¿Cuál os gusta más? Nada mejor que contestar con otra pregunta: ¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre? Está claro que tampoco hay que ponerse tan trascendentales, pero en mi caso, queriendo a los dos igual, me inclinaría ligeramente por "mamá" Müller.




No tenía duda de que Dönnhoff y Müller son los mejores elaboradores de Alemania quizá junto con Haag, y cada vez que tengo la suerte de beber uno de sus vinos así lo sigo confirmando. Pero debo reconocer que en vinos secos, Clos de Ste Hune me ha conquistado para siempre.

Así pues, el recital de los tres tenores no pudo ser más grandioso, no pudo ser mas provechoso. La Diva, la gran dama blanca, cuando se deja elaborar por semejantes monstruos como los mencionados anteriormente supone sin duda la cumbre de los vinos blancos mundiales, quien ha hecho que me pase definitivamente al lado blanco de la fuerza.


QUINTO ACTO

Moscatel Toneles
http://www.verema.com/vinos/26524-moscatel-toneles

La lógica indica que después de un Müller lo mejor es dejar de beber vino y recoger el chiringuito. Pero hay un vino que es capaz no solamente de discutir con los más grandes vinos dulces del mundo, sino que además acaba siempre resultando vencedor por su brutal complejidad, por su enorme estructura, por su impactante acidez y por su eterna persistencia: el Moscatel Toneles.

Así pues decidimos que no había un momento mejor para disfrutar de otra media botellita de este tesoro líquido jerezano. Ya he comentado tantas cosas sobre este vino que lo mejor es dejar que se exprese por sí mismo. Es probable que Helmut Dönnhoff y Egon Müller IV no hayan probado este elixir mundial, pero seguro que si lo hacen serían capaces de soltar un exabrupto como el que soltamos nosotros cada vez que tomamos una nueva copa. Y eso que el amigo Egon es más frío que un témpano...


Así pues colorín colorado, esta comida ha terminado. Pero no el fin de semana en Cantabria.



SEGUNDO DIA


Al día siguiente, el amigo Fonso nos esperaba en su restaurante
Las Piscinas para una segunda parte. También he hablado en muchas ocasiones de este restaurante en el blog, así que tampoco voy a repetirme.

El menú como siempre sencillo, basado en buenas materias primas cocinadas con honestidad. Ricas croquetas caseras, unos excepcionales langostinos frescos de Huelva a la plancha y unas mollejitas rebozadas consistieron en los aperitivos.

Como ya me conozco bien el cuarto de los ratones de Fonso (su bodega) le pido un champagne que Javier tiene muchas ganas de probar y que siempre me ha parecido excepcional: un Bollinger RD 1996.

http://www.verema.com/vinos/25796-bollinger-r-d-1996

Lo probé por primera vez hace dos años, casi recién salido al mercado, y me impresionó por su equilibrada potencia. Ahora vuelve a impresionarnos por esas mismas características. Puro estilo RD, lleno de fuerza, lleno de acidez, con una poderosa estructura y un final seco, serio, largo y cremoso. Un champagne realmente sublime, fruto de una excepcional añada y que sin duda será muy longevo.

Pero no nos engañemos, a pesar de ser un vino de largo recorrido está ahora mismo irresistible, es difícil decirle que no. Y puede con todo en la mesa, tanto con el marisco como con las mollejas, demostrado su capacidad de armonía. Este es sin duda un RD para la historia, un vino que en el poco tiempo que lleva en el mercado se ha convertido en un mito. Por desgracia su precio también ha ido subiendo como la espuma, pero afortunadamente todavía hay lugares donde puede beberse sin dejarse la cartera en el intento.

Con los segundos platos, unas chuletillas de lechazo, un cochinillo asado, unos huevos con foie y un solomillo a la parrilla, nos bebemos lo que dejamos el día anterior del Voerzio. Y sí, el vino ha mejorado tras 24 horas de aireación. Se muestra más expresivo dando ya notas de fruta negra, ciruelas, tabaco de pipa, balsámicos, pero sigue sin explotar, sigue sin mostrar lo que se supone que lleva dentro. En la boca nos muestra igualmente sus virtudes, siendo un vino de gran estructura, de gran profundidad, un vino muy bien hecho, pero...no llega a responder a la fama, al mito que hay creado en torno a Voerzio.

La Serra es probable que sea el pago más rústico de Voerzio, pero seguimos pensando que un 2000, un vino procedente de una añada cálida y con 8 añitos debería estar más abierto y accesible. No podemos decir que fuera un vino malo, pero sí que no cumplió las expectativas. No olvidemos además los precios a los que cotizan estos vinos...Es probable que en Enero participe en una vertical de Cerequio, así que será un momento para salir de dudas, o seguir quizá en ellas.

Y como último vino de la comida Javier aportó otra botella de Château Angelus 1985.

http://www.verema.com/vinos/38429-chateau-angelus-1985

Y digo otra pues ya aportó una en la anterior comida de sobaquillo que organizamos en este mismo restaurante a primeros de octubre. Y el resultado es el mismo. El mejor vino de Burdeos que he probado, quizá junto con un Château Pavie 1952 que tomamos (como no) en La Cigaleña.

Al abrirlo todo en orden, corcho perfecto. Parecía algo más evolucionado que la anterior botella, así que decidimos no decantar. Pero nada de nada. Ni rastro de evolución. En perfecto estado y momento de consumo. Complejo, expresivo, elegante en nariz. Enorme en boca, con un equilibrio de registros sencillamente perfecto. Uno de los tintos más elegantes que he probado sin duda. Esta añada 85 es una de las mejores para la casa y eso se nota pues es un vino ahora mismo pletórico y que sin duda seguirá envejeciendo perfectamente. Con vinos como este nos reconciliamos con Burdeos que a veces tenemos, especialmente por los precios, muy abandonado. Lo que tengo cada vez más claro es que los buenos vinos de Burdeos necesitan tiempo, pero no cualquier tiempo, sino una media de 20 años para desarrollarse. Así de tristes son las cosas para los que no tenemos espacio para guardar vinos.




Un heladito casero para el postre y un curioso y satisfactorio whisky japonés Nikka 10 years (
http://www.verema.com/licores/40221-nikka-yoichi-10-years-) y completamos el almuerzo. Paseíto por el pueblo y casi hacemos hora de cenar. Cena casera y sencilla y una sorpresita para beber, un Charmes-Chambertin 1986 de Louis Sarrazin.

http://www.verema.com/vinos/40217-louis-sarrazin-charmes-chambertin-1986

Producto de un negociant, un productor que elabora vinos con uvas que no son de su propiedad. Pero el viñedo de procedencia es el Charmes-Cambertin, uno de los 9 Grand Cru de Gevrey. Lo cierto es que este vino, con 22 añitos es una delicia. Muy frutal, muy primario, muy entero. Rico y joven en boca, con acidez y con viveza. Una de esas sorpresitas agradables que son excepción a la regla de que lo importante en Borgoña es el productor. En este caso, un negociant y un gran viñedo han dado como resultado un delicioso vino en plena madurez y que nos alegró la cena sobremanera, algo que nuestro sufrido Real Madrid no logró fastidiarnos con la consiguiente derrota (me parece que va a haber que acostumbrarse) ante el Sevilla.

Unos dulces navideños variados y una copia de Tokaji Disznoko 4 puttonyos 2004 (
http://www.verema.com/vinos/40218-disznoko-tokaji-aszu-4-puttonyos-2004) realmente rico y apetecible completaron un fin de semana vinícola de esos que se quedarán para siempre en nuestra memoria. El fin de semana de los tres tenores.

Este será mi último post del 2008, nos tomaremos unos días de descanso hasta entrado el nuevo año. ¡Felices fiestas a todos!

Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
  1. #1

    anonimo

    No se porque pero cada dia me gusta "menos" leerte y mas "odiarte",enorabuena por todo Eugenio!

  2. #2

    oscar

    Hola Eugenio,

    Particularmente me quedo con "los tres tenores", para un blancoadicto como yo no cabe duda que esos vinos tiene las de ganar siempre... cuando falla un Dönnhoff o un Müller..?? pues eso, nunca.


    Si me permites mi opinión personal, siempre a falta de profundizar más en el de Nahe, añadiría al listado de tenores a Grans-Fassian, que aunque no sea tan regular como nos gustaría, si tiene mucha mano para enamorar y decir claras las cosas. ¡Para ser franco, vamos!


    Saludos y enhorabuena por las celebraciones tan bien llevadas!


    OG

  3. #3

    EuSaenz

    Alejandro, Oscar:

    Siento no haber contestado antes pero estoy un poco "fuera de juego" en este fin de año.

    Lo que he probado hasta ahora de Grans-Fassian me ha gustado, además a unos precios muy ajustados. Y ese Aphoteke *** Auslese-GK 90 es un grande de verdad.

    Un saludo y felices fiestas !!!

    Eugenio.

  4. #4

    HerrDirektor

    Eugenio,

    los vinos de esas "duras" jornadas no son los tres tenores, sino más bien El Coro de los Peregrinos de Tannhäuser!

    Veo en la etiqueta del H.D. Brücke AL-GK '98 que además es un vino de subasta...eso lo hace todavía más excepcional aún si cabe. Si por casualidad tienes acceso a la botella sería interesante conocer los últimos 4 dígitos del APNr...con Dönnhoff (entre otros) suele ser un indicador de calidad del vino.

    La descripción que hace Helmut de los vinos de Hermannshöhle y de Brücke (pago en monopolio) son muy "divertidas"...mientras que opina que Hermannshöhle es una mujer elegante y misteriosa que no deja ver lo que hay detrás de ella hasta que pasa por delante tuyo y puedes comprobarlo (obvio detalles adicionales!), en cambio Brücke (con vinos más grasos) es más una mujer voluptuosa y provocadora, en la que ya ves lo que te vas a encontrar. Él se queda con ambas, sólo depende del momento. (Aplíquese la comparativa a hombres para evitar reproches).

    Respecto a su honradez, él llega a afirmar que si encuentras un vino suyo con 10 años o menos desde el año de la cosecha que no esté en condiciones, te lo cambiará...a partir de ahí creo que sobran las palabras.

    Por último confirmar que a mí Clos St.Hune también fue un vino que me marcó, me parece un vino excepcional, sin más.

    Pero si dentro de la lista hay un vino mítico ese es TONELES, el vino que nunca quiere morir aunque sí envejecer muy noblemente.

  5. #5

    EuSaenz

    Sí, es un vino de subasta, ya te diré los "numeritos" porque alguna botellita queda por ahí.

    Curiosa la descripción de los pagos de Helmut, aunque no siempre se cumple ya que hace poco abrí un Brucke spatlese 2004 y era una caricia de seda similar a la que proporciona el Juffer Sonnenuhr de Haag.

    En cualquier caso conquistados nos tiene el dios albino.

    En cuanto a Toneles, poco que decir...

    Un saludo y felices fiestas !


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