Cuando llega a tus manos un regalo de este calibre casi te entran ganas de no aceptarlo...
Color dorado intenso.
Recién abierto se le ve que falta oxigenación, se muestra tímido, silencioso, casi apagado, pero ya tiene un fondo muy rico de fruta, sí, sí, de fruta nada más empezar. Poco a poco, oxigenando en la copa y dándole tiempo a la botella abierta, aparecen notas de hidrocarburos muy finas, de hierba seca, flores ajadas, de orejones, especias, pimienta rosa, cardamomo, bollitos de canela, notas ahumadas, minerales, piedras volcánicas... Es una verdadera maravilla, cada copa un nuevo mundo por descubrir.
En boca no deja indiferente. Es un vino excelente, de los mejores rieslings alsacianos que he probado. La acidez es fantástica, de 10, con un paso por boca de ensueño: notas minerales, de naranja madura, los ahumados...
Había oído hablar muy bien de este vino y Trimbach siempre me ha gustado, pero no creía que pudiera tener un vino de este nivel.
Amarillo oro viejo , limpio y brillante. Lagrima corta , pero muy persitente .
Nariz brutal. Enorme en intensidad y en variedad. Empieza con hidrocarburos con fondo dulce, luego aparecen flores blancas, ahumados, citricos, flores amarillas y , por supuesto, minerales. Todos los olores estan separados , se distinguen y se diferencian , pero en un momento dterminado, se ensamblan , se aglñutinan y se funden en uno solo que te seduce y te enamora.
Paso por boca impresionante. Elegante , con una acidez perfecta que le da una frescura fuera de lo comun . Es redondo, terciopelo , pero a la vez potencia contenida. es como si hubiera estado esperando todos estos años para explotar, romper en la boca y desarrollar su enorme calidad. Hay citricos, minerales y frutas blancas. Pero todo con potencia inusitada , todo en orden, todo separado, pero todo fundido. Es un vino que genera magia , como magia tuvo que tener quien lo hizo
Postgusto enorme
Dorado intenso limpio y brillante.
En nariz y tras tres horas de aireación se muestra enormemente complejo, intenso y expresivo. Agradece sobremanera el aire revelándose cada vez con más misterio. Inicialmente da notas de plásticos, sobre todo vinilo, con algunos toques de keroseno. Pero poco a poco muestra un fabuloso bouquet de flores marchitas, albaricoques, membrillo, cítricos maduros, recuerdos minerales, especias, ahumados, hierbas aromáticas. Una bomba de aromas complejos y perfectamente ensamblados y limpios.
En boca desconcierta por su juventud. Pese a sus 18 años y a proceder de una añada más bien cálida se muestra fresco, rectilíneo, con una acidez impresionante, un paso firme, redondo y decidido y un final de grandiosa amplitud, lleno de matices, que se expande en el paladar. Deja sensaciones cítricas, minerales, térreas y frutales. Enorme persistencia. Un vino que logró imponer un silencio sepulcral a su alrededor, algo que solo los más grandes consiguen.
Cuando te enfrentas a un mito vinícola siempre lo haces con expectación. En este caso esas expectaciones fueron superadas. Este Clos de Ste. Hune es sin duda el mejor riesling seco que he probado hasta el momento. Su profundidad, su juventud, su recorrido y su expresión de terruño te hacen sentirte cerca de las estrellas. Sí señor, un mito vinícola a la altura de su fama. Inolvidable.
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