Acabamos de comer con una botella que nos regalaron del 2008 de la bodega Martínez Zabala. A sido una experiencia totalmente aconsejable. No hemos tenido la suerte de estar en la bodega pero el caldo es totalmente recomendable.
Se trata de una botellas que la familia elabora "fuera de mercado" cada vez que se produce una cosecha de gran calidad como fue la de 1982, y que entrewga como obsequio a quienes visitan la bodega como en mi caso - para impartir una charla sobre valoración de activos biológicos-.
Color teja, con ribete de capa alta,dorado y muy larga lágrima.En nariz, complejo, cambiante e interesante, con marcas de compota ,algunos tostados, vainilla y regaliz; en segundo nivel, torrefactos, cuero,y ahumados.
En boca fruta madura, cono una integración y maduración equilibradas, que dan lugar a un vino de cuerpo aterciopelado, muy redondo.
Ha envejecido con cuidado, buena acidez, y armonía. El regalo mereció la pena, y la ocasión - el día de la Constitución - su ingesta.
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