Color rojo cereza y ribete teja. Magnifica nariz de corte riojano que traslada aromas de fruta roja madura espolvoreada en canela y vainilla. Hay notitas de la serie animal que se enfocan hacia los cueros finos, elegantes aromas de flores blancas que además potencian la sensación de crema y pastel horneándose. Hierbas aromáticas, monte bajo, anisados, caramelos de fresas y también tabaco, especias y carbón vegetal. Un vino con una nariz de monte y sotobosque. En boca es rico, de ataque amable y equilibrado muestra esa combinación entre los taninos de la fruta y de la crianza redondeados por el tiempo en botella, lo que ayuda a que por vía retronasal además de esa fruta roja madura salgan notitas terciarias que son una delicia, con mucho camino aún por delante. Posgusto levemente amargoso y de tabaco, pero donde la frutilla se convierte en más silvestre dejando notitas vegetales, especiadas y sustentando todos los sabores por una excelente acidez que vertebra al vino con una estupenda frescura y a la vez persistencia frutal / sápida. Por vía retronasal salen los ahumados y la fruta roja madura, además de las especias y gran parte de los matices terciarios que la botella le ha dado en estos años. Vino que, aunque tenga un pie metido en el estilo clásico riojano y otro en lo terciario, combina variables de intensidad frutal ( sotobosque ) dejando entrever un perfil más extractivo y sabroso a lo que quizás esta marca nos tiene acostumbrado. Fue embotellado en febrero de 1998 para los socios de Vinoselección. El vino es una maravilla.

Color picota bastante oscuro con bordes violeta. Aroma a furtos rojos y negros maduros, cueros, especias (vainilla), maderas no muy nuevas, lacteos.
En boca es algo sabroso, carnoso, aunque es astringente, paso de boca frutal y algo agradable. En el retronasal vuelven las frutas y las maderas, aunque debilmente. Bastante inferior al 94, ya he dejado de probar estos vinos. Costaba sobre 12 Euros. El corcho un 7.