Y vamos de nuevo con este exquisito vino de Artadi el cual catamos hace casi dos años, a ver su evolución. Lo abrimos media hora antes de su cata y lo servimos a 18°C. Tapón en excelentes condiciones, tintado unos 5 mm desde su base pero íntegro y muy compacto.

VISUAL: Presenta un color rojo picota de capa media-baja y con el ribete en tonos cereza-cobrizo. Lágrima escasa, esbelta y lenta (88).

OLFATIVA: La nariz a copa parada se muestra acompotada (mermelada de ciruela negra). En movimiento surgen notas balsámicas y apuntes especiados pimentosos y de canela acompañados por unos finos herbáceos de estragón y delicados terciarios de cacao, tabaco de pipa y duelas envinadas. Al final intuimos de nuevo el puntito mineral de tierra mojada. Intensidad media-alta (91).

GUSTATIVA: En boca es impetuoso, de alta acidez y con los taninos presentes pero sin molestar. Amplio y de sedoso paso por boca, con un puntito mineral a pizarra muy elegante. Retronasal afrutado y especiado, canela y vainilla muy marcadas así como unos sutiles recuerdos amaderados frutos de su crianza. Final con notas balsámicas muy agradables. Su persistencia fue de unos 2.5 minutos muy placenteros. Buen vino, sí señor (92). En comparación con la botella de 2015 lo hemos encontrado más redondito, más afinado, llegando ya a su clímax si no lo está ya. Nos quedan un par más, ya iremos contando...

La RCP me mantengo en que fue excelente, 13 euros por este vinazo es un chollete.

Me llevé esta botella a casa de mi madre para compartirlo con la "family" y ella nos cocinó unos macarrones de esos de madre, con carne picada y con una bechamel que quita el sentido, exquisitos de verdad. La finura de esa bechamel y el puntito lácteo del parmesano fundido maridaron a la perfección con nuestro vinazo, su acidez y su sedosidad estuvieron a la par con tan suculenta pasta y con esa carne picada melosita que se deshacía en el paladar. Qué delicia por Dios!!

Salud-os!!

Hoy tenemos el placer de abrir una botella de las bodegas Artadi, uno de los hermanos pequeños de la familia, el Viñas de Gaín en su cosecha de 1.995. Se trata de un monovarietal de tempranillo procedente de los viñedos de Laguardia, Elvillar de Álava y Leza, situados entre 450 y 700 m de altitud y asentados sobre suelos arcillo-calcáreos, cultivados con el máximo respeto por el medio ambiente, sin pesticidas ni herbicidas y mediante viticultura ecológica.
Abrimos la botella y la dejamos respirar por una hora. El tapón salió en perfecto estado, ligeramente tintado en su base. Lo catamos a 18°C.

VISUAL:Color rojo picota de capa media con el ribete burdeos ligeramente atejado. De lágrima densa, gruesa y transparente.

OLFATIVA: A copa parada predomina la fruta roja madura. Tras la agitación se muestra en plenitud, nos muestra notas herbáceas de tomillo y hierbabuena, con una alta intensidad, toda una exhibición de poderío. Al rato se percibe una amplia pátina de aromas más terciarios, ahumados, tostados, cueros y tabaco de pipa así como un delicado carácter mineral, térreo, con recuerdos de arcilla húmeda. Compleja y armoniosa nariz, menos balsámico que el 94, pero toda una delicia.

GUSTATIVA: En boca es amplio, opulento, carnoso y un tanto lácteo. Su acidez es notable y se convierte en eje vertebrador de una recia estructura, con unos taninos aún perceptibles. En retronasal la fruta roja es protagonista acompañada de nuevo de ese toque mineral con un final, ahora sí, un tanto balsámico, de eucalipto, delicioso. De persistencia media, en torno a los dos minutos. Le queda aún mucho camino por delante. Le auguro una evolución positiva al menos durante los próximos cinco años. Un vino con carácter, muy expresivo, confirmando que el 95 fue una gran añada para este vino, aunque un poquito por debajo de la redondez exhibida por el del 94. Artadi consiguió grandísimos vinos con los Viñas de Gaín en sus comienzos con crianzas de 18 meses en barrica (actualmente son 12) y éste es una prueba de ello.

La RCP fue excelente, conseguimos un lote por 13 euros la botella.

Nos tomamos este delicioso vino junto con un solomillo macerado en aceite de trufa y un salteado de setas silvestres. Fue una exquisita cena en donde los aromas fúngicos se ensamblaron maravillosamente con la mineralidad de este Gaín. Qué buenos vinos elaboran en Artadi amigos míos, sin necesidad de recurrir a los hermanos mayores de precios un tanto desorbitados, podemos disfrutar de maravillas como ésta.
Adjunto unas fotos.