Nos agenciamos este vinito con mucha ilusión, pues es la primera vez que lo vamos a probar. Un Artadi suele ser garantía de calidad, a ver éste qué tal. Viñas plantadas en 1.951, 72 añitos las contemplan. Leemos que "El viñedo se asienta sobre un antiguo poblado medieval. Se pueden observar todavía ciertos vestigios de los elementos patrimoniales más significativos del desaparecido pueblo San Lorenzo de Quintanilla, que han pervivido en el subsuelo de este lugar desde hace más de medio milenio". Abrimos la botella y dejamos que se oxigenara por espacio de una hora antes de proceder con su valoración a 17°C. Tapón impecable, sin poro, muy compacto, largo y tintado 2-3 mms en algunas zonas.

VISUAL: Precioso color, muy opaco, es un rojo picota de capa alta con un ribete estrecho, violáceo y muy brillante. Su lágrima es abundante, esbelta y ligeramente tintada (97).

OLFATIVA: A copa parada percibimos fruta dulce, compotas de arándano negro y de fruta escarchada. Agitamos y nos vienen especiados de canela y vainilla, muy riojanos, junto con un puntito de pimienta negra y un toque licoroso de duelas envinadas. También hay notas tostadas claras, balsámicos de eucalipto... una delicia... con un puntito de regaliz, algo de coco, con terciarios de chocolate negro y con un exótico recuerdo de fenogreco que nos lleva hacia los matices cafetosos, hacia los torrefactos y a los apuntes amaderados de roble. Matices muy bien perfilados y de intensidad alta, gran nariz (95).

GUSTATIVA: Un vino con una buena pegada, amplio, opulento, carnosito y de acidez alta. Tanino maravilloso, creciendo en intensidad con el tiempo. Dulzón en el paso por boca, acompotado, con notas de mermelada de ciruela negra y arándano junto con un puntito licoroso de guindas en licor notable. Qué delicia, muy equilibrado, con un tanino maravillosamente perfilado, aportando personalidad. Retronasal con apuntes de cacao, mientras que en el post-gusto, la fruta inicial intensa, da paso de inmediato a un roble marcado, con finos tostados y elegantes especiados de canela y vainilla, aderezados con ciertos terciarios de cuero curtido. Persiste algo más de tres minutos, opulento y con mucho cuerpo, sabrosote, para disfrutarlo de lo lindo. Con un final en donde las notas achocolatadas están muy presentes junto con los frescos balsámicos de regaliz y eucalipto y con la madera omnipresente aportando gran personalidad. Nos ha encantado (95).

La RCP pese a costarnos 50 euros me parece buena, creo que los vale y además puede guardarse cinco o diez años más sin lugar a dudas.

MARIDAJE: Abrimos la botella con unas lentejas con salchicha paisa y costillitas de cerdo. Nos lo tomamos también como delicatessen, con una onza de chocolate Pacari de cedrón 60% cacao. Otro día acompañó un arrocito de pollo de corral con alcachofas, y nos lo terminamos con un exquisito plato de embutidos y jamón ibéricos con un suculento queso manchego trufado. 

VIDEOCATA:  https://youtu.be/MfYWA_faR54

Salud-os!!

Un vino ya más integrado y afinado que San Lázaro. Frescura frutal , madera integrada, muy presente , pero fundida en la fruta. Boca con amable tanicidad, envolvente y expansivo , pero sin dañar o agredir en su paso largo y elegante