Un vino que aún conserva su viveza. Yo estaba convencido al abrirlo que ya mostraría su decrepitud, el corcho estaba ya gastado, pero aunque incitaba a beberlo con rapidez, pues no aguantaría más, estaba muy vivo, por su gran acidez y su fruta enorme. Color rojo granate, y aquí sí que hay una evolución clara. Aunque mantiene perfectamente su color. En nariz aromas elegantes, aunque aparecen notas herbáceas y de pimiento. En boca y debido a su gran acidez mantiene la fruta roja. Tiene un tanino integrado y un gran recorrido. Curioso, elegante y sabroso.

Color granate con síntomas de evolución pero con una capa considerable.
Nariz delicada, manteniendo esas notas mentoladas tan refrescantes, un toque herbáceo, con un curioso punto de pimiento rojo asado, tierra mojada, madera de balsa... Nariz sugerente y delicado, muy elegante.
En boca tiene una acidez soberbia, tal vez el motivo por el que el vino se encuentra tan vivo, con un recuerdos de la fruta roja, un tanino fino, pulido y perfectamente integrado. Tiene un largo recorrido que entremezcla los sabores más frutales con los amargos, dejando un recuerdo de tabaco de pipa.

Plantado sobre suelo profundo de cantos rodados acarreado por el Duero y arcilla se encuentra el tempranillo con el que se hizo en su día este vino. Con uvas muy maduras casi tostadas por el efecto del sol y los cantos tiene una potente estructura que aún se atisba pese al tiempo. Muy potente aún en nariz a frutas muy compotadas y bastante madera fina, barnices y interior de armario viejo. También algo de hierbas y pomienta, en bocva aún conserva acidez y un poco menos de armonía que en nariz, aún así después de más de 12 horas de aireación se vuelve fino y aterciopelado. Largoooooooooooooooooooooooooooooooooo muy largooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo