Color cereza oscuro, con borde violáceo.
Aroma bastante elegante e intenso y fino a frutos rojos y negros muy maduros y bastante bien conjuntados con las finas maderas, toques minerales, torrefactos, tostados y especias. (Esta bien el abaníco olfátivo sobre todo por la calidad, más que por la cantidad).
En boca es sabroso, con un gran equilibrio, paso de boca ligero, agradable y muy goloso, taninos dulces y nobles, en el retronasal aparecen las frutas y las maderas, tiene un final largo. Es un buen vino con una buena relación calidad/precio. Me gustó más que las cosechas anteriores. Cuesta sobre 6 Euros. El corcho un 7,5.
Una muestra que cayó por aquí. Servido con mi ratatouille "à l’ancienne" (cocinado todo el día en caldero de hierro) y una tremenda ciabatta artesanal.
Me dicen que cuesta como $9, que Mr. Parker le dió una alta puntuación y que dijo que tenía "toda la concentracieon de un gran burdeos en una buena añada." Yo pruebo y, la verdad, no está malo...
Falta, gracias a mil deidades en las que no creo, el pestazo a madera y manipulación del 98, 99 y 2000. en su lugar, aromas bastante limpios, que si bien un pelín artificialistas (me recuerdan a los Froot Loops, el cereal americano ese del tucán), no desagradan. Vainilla, algo de pasificación y ya.
Un vinito muy, muy sencillo. Unidimensional. Un golpe de fruta dulce con crema avainillada y listo. Cuerpo ligero-medio en boca, buen paso. Te olvidas de él antes de tragártelo.
Esto haría un buen tinto de verano, pero "extra-dry," o sea, con poca casera, porque ya es bastante dulzón de por sí.
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