Momentos Marqués de Riscal

Bienvenidos a mi álbum de fotos de la segunda jornada del pasado Encuentro de Foreros en La Rioja.

Pasad, pasad, sois más que bienvenidos.

El día se había levantado luminoso y soleado, el otoño del día anterior parecía haberse difuminado y el sol brillaba con intención de caldear el ambiente.

Fuimos acogidos con amabilidad y mucha profesionalidad. Tras dividirnos en dos grupos comenzamos un pequeño recorrido por los viñedos adyacentes al recinto de la bodega.

Mientras recibíamos explicaciones tanto sobre la viña de alrededor como de la historia de la bodega llegamos a un pequeño promontorio ¿Qué estarían fotografiando todos los foreros?

Efectivamente, era justo el punto donde mejor se podía observar el Hotel Marqués de Riscal, joya arquitectónica imaginada y ejecutada por el renombrado arquitecto norteamericano Frank Gehry. La vista desde nuestro mirador es realmente impresionante con el diseño vanguardista cortando el paisaje riojano. Lástima que no llegáramos a verlo por dentro.

Recorremos el camino a la inversa y nos dirigimos al edificio histórico de la bodega donde todavía elaboran y guardan sus vinos más emblemáticos.

A sus puertas nos encontramos con esta bella estampa de mujeres seleccionando uva. Ni la presencia de nuestro nutrido grupo ni las decenas de clicks de cámaras y móviles consiguieron distraer su concentración.

Nuestra guía robó un racimo y nos lo dió a probar, efectivamente la uva estaba en el punto óptimo de maduración y ¡muy rica!

Entramos en las instalaciones y pudimos comprobar con nuestros propios ojos la armonía entre trabajo manual y la última tecnología para elaborar los vinos premium de la bodega:

Sucesivos túneles excavados en la piedra nos van mostrando las diferentes naves donde duermen las barricas, ajeno su contenido al ajetreo de los que vamos y venimos.

Entre grandes y gruesos muros descansaban los caldos que finalmente se convertirían en los más excelsos vinos de la bodega. Cuánto me gustaría poder trasladaros no sólo las imágenes sino el olor tan especial que se respiraba allí, olor a humedad y a vino dormido, una fragancia diferente a todas las que haya podido disfrutar antes.

Y al final del túnel la estancia más misteriosa y venerable del edicificio: "La Botellería". Hileras y más hileras de botellas de todas las añadas de la bodega inconscientes y desconocedoras de los adoradores que habían viajado hasta su alcoba para rendirles tributo. Ante la reja y a modo de guardianes, antiguos artilugios para abrir botellas que quien sabe si todavía pudieran funcionar, aquí cualquier cosa es posible.

Recorrimos el camino de vuelta y cambiamos de edificio para llegar a una elegante y señorial Sala de Catas, presidida por un cuadro que era toda una declaración de principios:   

Tendríamos el lujo de que Rafael Ruiz Isla fuera nuestro anfritrión en la cata que nos brindaron de dos de sus vinos emblemáticos:

• Finca Torrea 2007: Vino en el que prima la fruta por encima de la barrica, expresivo y con cierta potencia pero sedoso en el tacto.
• Barón de Chirel 2006: Venía de catar en Primeur la añada 2008 y me esperaba algo parecido pero más hecho y no fue así. Lo encontré muy diferente, supongo que por la variaciones en las cantidades del coupage que en aquél, la "innombrable" estaba más definida. Sigue, no obstante, siendo un vino diferente, con mucha acidez y brío para su edad, y un cierto equilibrio entre los aromas primarios y terciarios. Creo que todavía tiene potencial de mejora y me gustará volver a él en el futuro.

De aquí saldríamos a hacernos la foto de grupo, que por cierto no la encuentro en el post de Marta Calabuig ¡:O! Tras posar fuimos informados de los cambios de planes en el guión que no pudieron afear la belleza de algunos de los preciosos rincones con los que nos encontramos durante nuestra visita.

Se nos dieron indicaciones de cómo llegar al pueblo de Elciego, prácticamente al lado, donde tras una pequeña ruta turística-monumental disfrutaríamos de un almuerzo con excelentes ingredientes locales en el restaurante Villa Elciego.

Muy buen ambiente a pesar de las estrecheces, el espíritu veremero es infatigable e inmune al desaliento o la decepción. Os dejo aquí enlazado el menú y el maridaje que tan bien ha relatado Marta Calabuig :-)

Con la comida en Elciego y los vinos que la acompañaron se dió por concluido el programa oficial de la Segunda Jornada mas no quiero despedirme sin agradecer a toda la organización el esfuerzo que hicieron para que disfrutáramos en todo momento con un nivel profesional imbatible pero muy inferior al personal: simple y llanamente se volcaron con todos nosotros.

Por supuesto gracias a la bodega Herederos del Marqués de Riscal por abrirnos las puertas de su casa y mostrarnos la actualidad de una bodega que ya está recorriendo su segundo siglo de vida. 

Por cierto, ése de arriba, en la foto, de pié, me suena de algo ¿no? ;-)

© Mara Funes Rivas - Noviembre 2013