Blog de Eugenio Saenz

Barranco Oscuro, vinos que nacen del cielo

Durante nuestras cortas pero intensas jornadas estivales en la Costa Tropical granadina siempre dejamos un pequeño hueco para seguir alimentando esta afición que tanto nos gusta y que tanto tiempo nos lleva y siempre visitamos a buenos amigos que hemos conocido a través de este apasionante mundillo. Este año le tocaba el turno a la familia Valenzuela y a su palpitante proyecto, Barranco Oscuro.

Desde el costero pueblo de La Rábita, tomamos la carretera de Albuñol y a partir de esta localidad el asfalto tiende en un continuo ascender, que tras casi 25 km sin descanso, nos lleva desde el nivel del mar hasta la cota de los 1300 metros de altura, en La Contraviesa, cerca de la localidad de Cádiar. Se trata de un paraje de belleza agreste, donde se advierte que las cosas no resultan fáciles para las plantas, presidido en primera fila por el cielo de la península ibérica, el Mulhacén, que con sus 3478 metros y sus nieves perpetuas nos recuerda que nos encontramos ante los viñedos más altos de la Europa continental, solamente en Canarias existen viñas más elevadas. Lorenzo nos recibe y dejamos el coche en la pequeña bodega y nos disponemos a dar una vuelta por su principal viñedo, el Cerro de las Monjas, a 1368 metros de cota máxima. Los suelos son de esquistos pizarrosos y las viñas poseen a primeros de agosto un formidable aspecto, los racimos son pequeños y muestran un fruto concentrado, donde se perciben los bajos rendimientos y la pobreza del suelo.

 

En este viñedo hay cepas de garnacha, cabernet sauvignon, merlot, cabernet franc y tempranillo en tintas y vijiriega y sauvignon blanc en blancas, con edades comprendidas entre los 20 y 30 años, con podas en vaso. La viticultura es puramente orgánica, realizándose un aporte de compost a final de año que ayuda a retener el agua de las lluvias. Se realiza un mínimo azufrado en junio que apenas deja residuos en la viña. No se utilizan ni abonos sintéticos ni productos químicos para evitar plagas. Poco después bajamos a otro viñedo situado un poco más abajo de la bodega donde los suelos se tornan arcillosos y contemplamos unas hermosas viñas de pinot noir en espaldera que serán la base del Borgoñón granate. De nuevo nos sorprendemos con el formidable aspecto del fruto, pequeño y compacto, debemos tener en cuenta que aquí los rendimientos llegan a ser de tan solo de 700 gramos a 1 kilo por planta. 

Es pleno agosto y lo cierto es que hace calor, pero a partir de las seis de la tarde el tiempo cambia y las temperaturas bajan considerablemente. No cabe ninguna duda de que esos contrastes térmicos veraniegos, unidas a las nevadas invernales y al carácter pobre y más bien seco de los suelos permite una enorme calidad en el viñedo, a lo que esos bajos rendimientos sin duda suponen todo un acicate. Una vez vistos los viñedos y ese impresionante marco en el que se encuentran es el momento de visitar la bodega, un edificio sencillo y perfectamente integrado en el lugar, donde el vino es elaborado bajo los parámetros de los vinos naturales, donde una estricta selección de la uva, fermentaciones sin adición de levaduras ni manipulaciones de temperaturas, un uso del sulfuroso extremadamente limitado y unos embotellados sin clarificaciones, estabilizaciones ni filtrados son las principales premisas a seguir. Utilizan un parque de barricas de varias procedencias, edades y tostados y lo cierto es que afortunadamente la madera nunca es la protagonista de los vinos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras visitábamos la bodega ya tuvimos la ocasión de conocer a Manuel, el padre de todo este proyecto. Manuel es un tipo afable, campechano, hombre de trato sencillo, de verbo fácil, que sin duda hace lo que cree y cree en lo que hace, se trata una de esas personas a las que nos da gusto escuchar. Ya con él incorporado nos disponemos a realizar una cata de los vinos en la pequeña tienda-espacio lúdico que la bodega tiene en su parte nueva y que resulta de lo más acogedor. Por nuestras copas van desfilando los vinos que forman la actual gama de la bodega, comenzando por el blanco Blancas Nobles, en añadas 2006 y 2008, este último aún no en el mercado.  Este es un vino elaborado con vigiriega en su mayoría y un aporte de sauvignon blanc, riesling, viognier, vermentino y albariño. Se cría en depósito de acero durante 24 meses. Existe igualmente un Blancas Nobles clásico con una parte de crianza en barricas del que catamos la añada 2006. No son los blancos nuestros preferidos de la bodega, pero desde luego que son vinos llenos de originalidad y fuerza varietal, el 2008 nos gustó mucho por su mayor carácter mineral.

Pasamos a los tintos y comenzamos con el BO2, un vino de tempranillo, garnacha y syrah con una crianza de 12 meses en roble y por el Tempranillo y más, que a la variedad principal añade cabernet sauvignon y franc además de merlot. Ambos son vinos de buena definición varietal, frescos y con carácter. Continuamos con el Borgoñón Granate, un pinot noir brutalmente original. El nombre nos puede engañar, no pensemos en Borgoña, pensemos en una pinot sureña de clima montañoso que da sensaciones muy distintas a las de los vinos franceses pero que nos ha convencido por su equilibrio y fuerza domada. Un vino que sin duda merece la pena descubrir. El varietal de syrah de la bodega se llama Rubaiyat y es probablemente el tinto que más nos convence de la gama, se trata de una syrah de corte atlántico y elegante, fresca y estructurada, muy atractiva. Y finalizamos los tintos con el 1368 Pago Cerro las Monjas, que recoge la altitud y el nombre del viñedo origen de sus uvas. El vino es un coupage de garnacha, syrah, las cabernets, merlot y tempranillo, con una crianza de unos 18 meses. En la añada 2003 es un vino todavía muy joven y que posee una cierta alma mineral y la trasparencia de un terruño que es único. Como luego veremos, se trata de un vino de largo recorrido y que necesita botella, algo bastante común en todos los vinos del productor.  No catamos su varietal de garnacha, Garnata 2006, pues estaba agotado comercialmente.

Finalizamos la cata con dos vinos de gran interés por su elaboración y exclusividad que son los dos Xarab, el primero una garnacha de vendimia tardía mínimamente dulce y con un cierto aire varietal y el segundo un PX singular, uno de los vinos cuya elaboración resulta más compleja, con una parada espontánea de la fermentación y sus tan solo 11,5º. Es un PX distinto a todo y a todos y que se bebe con una facilidad pasmosa. Sin duda el vino que más nos ha impactado de los elaborados hasta el momento por Manuel, debido a esa tremenda singularidad que le define.

Posteriormente a la cata disfrutamos de un agradable almuerzo preparado en el momento por Lorenzo, todo un cocinillas, con los productos de la huerta en protagonismo y un arroz caldoso de montaña que en plena canícula sentó perfectamente incluso como para repetir. Se abrió una botella del espumoso de la casa, el Brut Nature 2007, un vino de vigiriega que posee ese sello tan propio de los vinos de Manuel y que sin duda resulta fresco y agradable, una vuelta de tuerca a los espumosos que ya conocemos todos. Además se descorcharon sendas botellas de su tinto más representativo, el 1368 Pago Cerro de las Monjas en añadas 2001 y 1999. Este último es, hasta ahora, el vino que más nos ha gustado de la bodega, se trata de un tinto fresco y profundo, que muestra un enorme equilibrio y que nos confirma lo mucho y bien que le sienta la botella a este vino, de hecho el 2001 nos pareció que únicamente necesitaba…dos añitos más de botella. Un vino que guarda que a los 11 años nos ha parecido fantástico, comenzando su curva ideal de consumo.

En la sobremesa nos dedicamos a escuchar a Manuel, un hombre que tal y como hemos comentado tiene una idea clara de lo que quiere hacer, una filosofía de cómo debe cultivar la tierra y elaborar sus vinos. Nos gustan las personas que tienen las cosas claras y que defienden sus ideales de forma razonada y con mesura. Podemos estar de acuerdo o no con sus ideas, podemos gustar o no de sus vinos, pero desde luego que tienen todo nuestro beneplácito y admiración. A partir de aquí se puede discutir sobre si los vinos son más o menos frágiles, sobre si viajan bien o mal, sobre si hay que ser más cauto y cuidadoso con su conservación, sobre su momento ideal de consumo, sobre la tipicidad que muestran estas tierras tan especiales, sobre la escasez y el precio de los vinos en el mercado y sobre el prestigio que indudablemente han ido adquiriendo con el tiempo. Todo se puede discutir porque todo es discutible, pero lo que no se puede discutir es que Manuel, su filosofía, sus vinos y su legado ya forman parte de la historia vitivinícola nacional moderna. Y lo han hecho con todos los honores. Muchas gracias a la familia Valenzuela por el fantástico día que pasamos con ellos, allí, cerca del cielo peninsular.

No es agosto un mes de grandes novedades en cuanto a vinos pues las catas quedan paradas hasta septiembre y nos relajamos algo en el consumo particular, pero de estos días podemos destacar una nueva botella de Gatinois 2002 compartida con el amigo Rafa Luque en su renovado restaurante de Nerja, un champagne excepcional que está un momento de forma absolutamente apabullante, un Puligny-Montrachet 2008 de Paul Pernot fino y mineral, de enorme definición aunque todavía muy joven, un trascendental Barolo Ginestra Vigna Casa Maté 1989 de Elio Grasso que sencillamente nos enamoró, con ese aura que solo poseen los más grandes Barolos clásicos, un enorme Gessinger Zeltinger-Sonnenuhr Auslese 1976 en media botella, que nos redefinió el concepto de añada cálida y longevidad que a veces tenemos erróneamente predefinido, una nueva botella de ese excelente champagne que es el Ullysse-Collin Blanc de Blancs, fruto de uno de los más aventajados discípulos de Anselme Selosse y otro champagne, un Aubry Le Nombre d’or 2000 que nos fascinó por su carácter vínico y maduro, elaborado con variedades casi extintas en champagne. En fin, vinos destacables y que de hecho destacamos.

En septiembre volvemos con nuestras habituales catas temáticas y que iremos comentando como siempre en el blog. Estaremos una temporada más dando la lata…

Un saludo,

Eugenio.

  1. #1

    Alfredo_Maestro

    Buenas ganas tengo yo tambien de hacer una cata significativa de esta bodega.

    A si que hacia calorcito, no?

    Un saludo.

  2. #2

    EuSaenz

    en respuesta a Alfredo_Maestro
    Ver mensaje de Alfredo_Maestro

    Hombre, estábamos a primeros de agosto y lo cierto es que pegaba, luego a principio de la tarde la cosa iba cambiando, no deja de ser plena montaña y seguro que de noche la cosa no tiene nada que ver.

    ¿Los vinos? Pruébalos y dime, no te van a dejar indiferente. De todas formas si quieres hablamos con Lorenzo y se puede organizar una cata por aquí, solo es cuestión de pillarle con tiempo.

    Saludos,
    Eugenio.

  3. #3

    Podolski

    Ese Gatinois estaba fantástico, la verdad... Un abrazo y la próxima te traes las botellas sin corcho :::))).

  4. #4

    EuSaenz

    en respuesta a Podolski
    Ver mensaje de Podolski

    Jeje, o cuando menos una de repuesto, que no veas la rabia que me dio.

    Un abrazo, Rafa.
    Eugenio.


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