Cuando la Ginebra atemorizó a una nación

Que los gin-tonics están de moda no es ninguna novedad y es que desde hace unos años hemos podido ver cómo los locales han aumentado su oferta y por consiguiente cómo han surgido nuevas ginebras a la venta, el mercado de la ginebra es un mercado en crecimiento. En 2013 las ventas de esta bebida crecieron un 7% en España, mientras las ventas del resto de las bebidas cayeron en el mercado español sobre un 7%.

Con el Gin-tonic se ha rescatado esta bebida espirituosa que en el siglo XVIII cautivó, embriagó y finalmente aterrorizó al Reino Unido.

En el libro Gin, a global story, en español Ginebra, la historia universal, de la periodista estadounidense Lesley Jacobs Solmonson se cuenta cómo este destilado se merece unas páginas en la historia, debido a su papel determinante en algunos momentos de ella.

La historia de este brebaje empieza en Holanda. Los holandeses fueron los creadores y quienes popularizaron, a través de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, la bebida llamada Jenver. Esta protoginebra contenía una hierba llamada coclearia y la empleaban los marineros para prevenir el escorbuto.
Esta bebida no era equivalente a la actual ginebra según Solmonson:

Más que hermanas, son primas bastante lejanas. Si la ginebra moderna es en lo fundamental un vodka saborizado, la jenver es algo mucho más potente: una bebida más próxima al whisky que a los nítidos aromas de la gin inglesa. Fue este licor con aires de whisky el que sedujo a los soldados británicos durante el sitio de Amberes. Y fue su versión adulterada y humilde la que arrasó Londres durante la Locura de la Ginebra del siglo XVIII.

Durante la guerra este brebaje se introdujo en el Reino Unido y se convirtió en la bebida de los nobles. Con la llegada de Guillermo III al trono de la corona británica,holandés de nacimiento, esta bebida acabó de popularizarse en Londres. Causando furor entre los ciudadanos y siendo cada vez más habitual encontrarla en las tabernas de la ciudad.

La Munity Act (ley que otorgaba a los ciudadanos que elaboraban licores la exención de alojar tropas en casa) unida a otras variables como la prohibición de importar licores franceses, un aumento de la renta entre la clase media y la expansión de la ciudad de Londres, propiciaron la Locura de la Ginebra.

Durante el siglo XVIII la producción de cerveza bajó alrededor de un 20% ante la subida en la producción de ginebra de un 200%. Todo esto debido al crecimiento casi exponencial de la destilación casera y del furor que causó la ginebra en las tabernas.
El resumen de Solmonson de esta época de locura por el destilado de enebro es:

Nunca antes una bebida había hipnotizado a Inglaterra de tal modo y Londres nunca volvería a estar tan continuamente borracha como lo estuvo entre 1720 y 1751.

Esta ginebra de unos 90 grados etílicos causó estragos en la población. Al contrario que cerveza, esta bebida no aportaba ningún valor nutritivo. Esto unido a los bajos índices de masa corporal y las deficiencias alimentarias, era la combinación perfecta para la catástrofe. Comenzaron a crecer los incidentes criminales en la ciudad, desde peleas hasta infanticidios.
La misma causa se atribuía a todos ellos: la Ginebra. El Parlamento de la ciudad, alertados y bajos presión de los ciudadanos empezaron a promulgar leyes dando caza a esta bebida. No fue hasta 1751 cuando comenzó a decrecer el consumo, debido a los altos impuestos que se impusieron en los licores, cerrando así la mayoría de tabernas de Ginebra. Ante esta prohibición la cerveza resurgió de sus cenizas, y la ginebra quedó en un último plano.