Carlos San Pedro, vinos con Pujanza

En los casi 10 años que llevamos como socios de la Unión Española de Catadores (UEC) habremos tenido la ocasión de asistir a más de un centenar de catas organizadas por la asociación, de las cuales siempre recordamos entre las destacables las pertenecientes al ciclo “el enólogo y sus vinos”, que nos ha permitido conocer personalmente y a través de sus obras a personajes de la relevancia de Maria José López de Heredia, Peter Sissek, Juan Carlos López de Lacalle, Dirk Niepoort, Fernando Chivite, Gerardo Méndez o Carlos Esteva, por poner solo unos ejemplos. Hace unos días le tocó el turno a Carlos San Pedro, un joven viticultor y bodeguero establecido en la Rioja Alavesa que en pocos años ha conseguido hacerse un hueco entre los más granados intérpretes de nuestra variedad tinta más conocida, el tempranillo. 

El proyecto de Bodegas Pujanza nace en 1998 en Laguardia de la mano de Carlos, cuya familia tiene una larga tradición de viticultura en la zona. Su filosofía se basa en el trabajo parcela a parcela, tratando de extraer las características únicas que las diferencian para conseguir imprimir su carácter a los vinos. Casi 15 años después es obvio que lo han conseguido y Pujanza es una de las referencias indiscutibles cuando se habla de la máxima calidad en la Rioja actual. Carlos participa igualmente en otros proyectos como Bodegas Diosares, en este caso como director técnico y en Mancuso como colaborador. En su exposición nos dio la sensación de ser una persona con las ideas muy claras en cuanto a los vinos que quiere obtener y que ante todo es una persona que disfruta del vino, que conoce los grandes vinos del mundo y los aprecia como el que más, algo que pensamos siempre resulta un importante plus en quien elabora vinos. Considera el tempranillo como la reina de las uvas tintas junto con la pinot noir y asegura que tienen muchas similitudes, algo con lo que no terminamos por estar muy de acuerdo pero que tiene su base, tampoco lo vamos a negar. Nos presentó los vinos que elabora en la actualidad, comenzando por los de Bodegas Diosares y finalizando con los cinco producidos en este momento por Bodegas Pujanza, todos en su última añada que acaban de ser embotellados en algunos casos. Repasemos los vinos.

Ares Crianza 2008

Ares Reserva 2008

Bodegas Diosares es un proyecto dirigido por Carlos que comenzó en 2001, siendo su primera añada la 2004. El objetivo es realizar vinos accesibles, sencillos, comprensibles por todo el mundo sin renunciar a la calidad, razón por la que siguen la tradicional clasificación de crianza y reserva. Maneja unas 100 has de viñedo situadas en los alrededores de Laguardia. Catamos los dos vinos de la añada 2008, algo complicada en Rioja. El Crianza es un 100% tempranillo que ha permanecido 12 meses en barricas de roble francés y americano además de otros 12 en botella antes de salir al mercado. El Reserva procede de los viñedos más elevados, sobre los 600 metros de altitud, y permaneció 26 meses en barrica francesa además de un año en botella previo a su comercialización.

Son vinos más que correctos, sencillos, elegantes, con acidez, frescos, limpios en nariz, muy accesibles y redondos, que se beben perfectamente. El crianza es algo más frutal y fragante y el reserva tiene una mayor profundidad y necesita un poco más de descanso en botella, en cualquier caso ambos son vinos que cumplen con su cometido y no decepcionan, obviamente carecen de la personalidad de los Pujanzas pero están ricos y resultan agradables. Y eso no es poco.

Pujanza Hado 2010

Pujanza 2008

Pujanza Norte 2009

Pujanza Cisma 2009

Pujanza Añadas Frías 2010

Después de catar los sencillos y agradables Ares, llegó el turno de Pujanza. Comenzamos con el último de la saga, Hado 2010. Este es un vino que se elaboró por primera vez en 2009 y parte de las uvas que no forman parte del coupage final de Pujanza, en especial del viñedo San Román, situado a 750 metros de altitud, el más alto de la Rioja Alavesa y plantado en 2002, con un total de 2,7 has. Este 2010 es un buen vino, accesible, perfumado, serio, muy varietal, con un paso por boca directo y armónico, fresco y con acidez, que deja una noble huella tánica y resulta muy equilibrado, un vino de acceso a la bodega que nos ha parecido recomendable por su buen balance, además de un precio asequible.

Seguimos con el vino más importante de la casa, el Pujanza, en este caso de la añada 2008. Parte de la viña de Valpoleo, conocida como La Viña Grande, situada a 630 metros de altitud y con suelos arcillo-calcáreos, plantada en 1973. 15 meses de crianza en barricas de roble francés. Se trata del vino que nos muestra al estilo de la casa, una tempranillo muy de su zona, de corte moderno pero bien entendido, con fruta, limpieza, frescura y acidez, con un tanino bien integrado aunque al final acusa un poco la añada con unos ligeros tonos amargosos que restan un poco de redondez, pero ante todo nos parece que se trata de un fiel representante de su zona, uno de los vinos siempre seguros en la Rioja actual.

Pujanza Norte es otra cosa. Procede de una viña a la que Carlos mima de una forma especial, situada a una importante altitud (680 metros) y con mucha influencia de los vientos del norte, llamada El Gancho, finca norte y plantada en 1991. Suelos de componente arcillo-calcáreo. Su composición varietal es de un 60% de tempranillo y 40% de otras y la crianza de 19 meses en roble francés nuevo. Este es un vino que siempre nos ha parecido muy bueno, aunque la última botella del 2005 que abrimos no terminara por convencernos del todo, en cualquier caso se trata de uno de los buenos riojas modernos. En la añada 2009 el vino se muestra más accesible de lo esperado, mostrando profundidad y calidad de materia, con acidez y estructura parta mejorar en botella y un final con redondez pese a su juventud, con un tanino bien integrado, sin duda un muy buen vino en la línea de esta referencia. Si tenemos en cuenta calidad y precio de venta es una opción recomendable, pues sus vinos superiores, siendo muy buenos, se escapan un poco de precio. Muy buen Pujanza Norte.

Finalizamos la tanda de tintos con el Pujanza Cisma. Procede de una viña muy especial llamada La Valcabada, de 0,8 has y plantada en 1925, dicen que por el bisabuelo de Carlos. Viñas de pie franco y rendimientos muy bajos, apenas 1500 kg/ha. La presentación es en una pesada botella borgoñona y resulta un vino algo complicado en estos momentos pero poseedor de una materia formidable. Es intenso y complejo en nariz mostrando una gran carga mineral y tremendamente estructurado en boca, se nota la viña vieja y los bajos rendimientos, es un vino concentrado y persistente pero equilibrado por su buena acidez y por su presencia frutal, un vino que a priori es más esencioso que el Pujanza Norte, da la sensación de que llegará más lejos pero que también necesita más tiempo, sin duda una de las más completas expresiones del tempranillo que podemos encontrarnos, aunque quizá a nosotros nos convenció algo más el anterior vino, al menos en esta etapa. Vino escaso, caro y cotizado, de esos que dicen cosas diferentes, que muestran la expresión de un viñedo.

La cata terminó con un vino muy especial, Pujanza Añadas Frías 2010. Varietal de viura del viñedo San Juan de Anteportalatina, situado a 600 metros y con altos contenidos calizos. Fermentado y criado 12 meses en barrica nueva de roble francés. Como dice su propio nombre, solo se elabora en añadas frías, con el objeto de que esa viura consiga la expresión que Carlos desea y que además le permita una larga vida en botella. La añada anterior de este vino en el mercado fue la 2007. Al principio el vino está cerrado y no dice nada, necesita un poco de aire que va agradeciendo. Poco a poco se va revelando como un vino serio, profundo y enormemente mineral, con finura aunque en estos momentos todavía la madera no esté del todo integrada. En boca es tremendamente serio, amplio, con peso, vertebrado por una excelente acidez, largo y equilibrado, con un final mineral y de gran prestancia, lo cierto es que nos parece uno de los vinos blancos más serios que se elaboran hoy por hoy en España, incluso pensamos que a ciegas podría ser puesto perfectamente en Borgoña, más en Chassagne o Meursault que en Puligny, pero su calidad es tal que pensamos que puede apuntar tan alto. Bien es cierto que su precio es también bastante borgoñón, pero en este caso lo cierto que el vino está a la altura y con un tiempo de botella indudablemente mejorará. En nuestra opinión el mejor vino de la cata y uno de los más interesantes que se producen hoy día en España.

En los casi 15 años que lleva elaborando vinos, Carlos San Pedro se ha consolidado como uno de los más precisos productores de la Rioja en general y Alavesa en particular. Pujanza se ha convertido en una referencia y en sus cinco versiones que hemos catado se encuentra entre lo más granado de su zona por pura calidad de elaboración. Vinos que transmiten el carácter del tempranillo y la viura riojana, vinos siempre recomendables. A disfrutarlos.

Un saludo,     

Eugenio Sáenz de Miera Arnau

(EuSaenz)