Muchas bodegas buscan una historia para contar a sus clientes, para diferenciarse y ser recordadas, porque es lo que ahora se lleva. La de la Bodega Ferrer Gallego et al, de tan sencilla es emocionante. Estamos en la aldea de Jaraguas, una de las más antiguas de la comarca de Requena-Utiel. Obvia decir - peligrosamente despoblada - como es ya habitual en esta región.
Esta es la historia de un padre con tres hijos. Ha podido sacar provecho de sus viñas para dar carrera a dos de ellos - Pablo es biólogo, Raúl es doctor en enología e investigador en Vitec mientras que Miguel Angel ha seguido con el negocio familiar - el horno del pueblo.
Este padre ha cumplido el sueño que muchos otros agricultores hubiesen deseado: ver los hijos con carreras pero con amor al viñedo familiar que tanto sacrificio ha costado. Estos hermanos han recuperado esas maravillosas cepas centenarias de Bobal en secano para crear su proyecto Endemic y elaborar un vino ecológico con prácticas tradicionales y respetuosas con el medio ambiente.
Para ellos, la única forma de conservar el viñedo era expresarlo con el vino. Con una producción limitada, unas 1500 botellas por añada, han logrado poner a Jaraguas en el mapa. "Queremos que nuestros clientes vengan al pueblo, pisen la tierra, conozcan el terruño y entiendan lo sencillo que es hacer un vino de calidad".
Una historia tan humilde, sensata, y tan inteligente. Una apuesta por la ecología, por lo saludable, por un vino que sienta bien, un vino bio porque está vivo. En una comarca cada vez más muerta y en regadío.
Volveré en marzo al taller de injertado que ya tienen montando con el mejor injertador del pueblo. Todo por conservar la tradición y hacer ‘Conservacionismo Agro-Cultural’.