Añada sin igual en Alemania que a pesar de la ola de calor, resultó en un ejemplo magnífico de como el dueño y señor en el manejo de la riesling es capaz de elaborar.

Notas de citrícos y fruta blanca de manera intensa en nariz, cubiertas por la mineralidad pronunciada estilo pedernal y grafito la cual es proviniente de suelos ricos en porfirio, suaves especias como la pimienta blanca y algunas insinuaciones herbaceas como el heno e incluso balsámicas como el hinojo silvestre. En boca fue más esplendoroso todavía, muy fresco con acidez viva y estimulante, crujiente se podria decir, cierto peso en boca, largo y persistente, el sabor de la fruta es penetrante e intenso, algunos toques de untuosidad y sensación grasa en boca son perceptibles. En resumen, una larga vida para este vino que para nada muestra una equivocada imagen de los vinos alemanes, en contra de las caracteristícas de la añada. El cru es uno de los que provoca las más altas puntuaciones en la
Guía Gault-Millaut y por supuesto es un vino de subasta, solamente para aquellas parcelas y vinos privilegiados en la famosa auction wine alemana.