Puck

La Crónica: Cena 1er Aniversario de los Enogatos

Cuando Javi y yo llegamos con la tropa de enanos tras nosotros, acompañamiento imprevisto y resultante de que la canguro apalabrada nos dejara tirados con 24 horas de antelación -cuatro niños entre 9 y 5 años que dejaron avergonzados a sus padres por no haberse creído que se portarían así de bien- Anubis7, Juan, Labajos, Danycky , Lucía y la lindísima Paula en su sillita de bebé, ya estaban esperando en el deslumbrante escenario de luz blanca en contraste con la oscuridad de la noche que nos permitían ver los amplios ventanales del restaurante madrileño La Broche.
 
Departían animadamente con una copa de cava Juve y Camps Reserva de Familia a la que nos incorporamos los recién llegados tras las presentaciones, besos y abrazos de bienvenida. Una llamada, es Bego71, está aparcando. La copa de cava es escoltada por unas aceitunas arbequinas y unas sabrosas almendras que son inmediatamente acaparadas por la segunda generación; en compensación, la primera se dedica a catar un aceite de oliva extra virgen extremeño variedad arbequina: Pago de los Baldios, sobre una degustación de dos tipos de pan blanco artesano acompañados de exquisitas sales aromatizadas con algas y frutas exóticas, que fueron distribuidas a lo largo de la mesa rectangular con vistas nocturnas a la Castellana.
 
Sólo había dos mesas más ocupadas en el restaurante, el ser martes por la noche y pasado el 15 de julio, nos permitió disfrutar de media sala para nosotros solos. El Jefe de Sala, Carlos Álvarez, nos dio la bienvenida oficialmente y nos contó como transcurriría la cena, sería una degustación de lo más representativo de la cocina de Ángel Palacios, orgulloso portador de 1* Michelín y creador de un nuevo concepto gastronómico bautizado como la “Nueva Tradición”, una vuelta de tuerca a los sabores y olores de antaño, pasadas por su personalísimo filtro.
 
Tras él se presento David Alonso, sumiller encargado de la difícil tarea de sorprendernos con una selección de vinos secreta. Nos informó que tomaríamos seis vinos en total, dos blancos, tres tintos y un dulce, y ya, sin más preámbulos, pasó a servirnos el primero de la jornada, un Riesling Trocken-Pfalz Reichsrat Von Buhl 2009 como pareja de baile de un delicioso “Corte de Idiazabal con Limón”. El Riesling se comportó como era de esperar, fruta blanca con hueso fresca y saltarina tanto en nariz como en boca, de delicioso y suave recorrido, pero el “Corte” a mí personalmente hizo que me saltaran chispitas en los ojos, empezaba salado y terminaba dulce, con esencias de cítricos y volumen que aumentaba en el paladar doblando su pequeño tamaño ¡era como un buen vino! a nivel de desarrollo y evolución, una auténtica delicia.
 
Hace su aparición el “Porex de Sandía con Albahaca y Cardamomo” escoltado por un Rioja blanco que está en boca de todos últimamente Qué Bonito Cacareaba elaborado por Benjamín Romeo vino con tres varietales: malvasía, viura y garnacha blanca, cada una proveniente de un pago diferente. El vino fue decantado para acelerar su oxigenación y resultó ser una exquisita combinación de fruta blanca y cítricos y hasta una tímida madera, seguidos por una potente estructura en boca. Lo que más me sorprendió de este plato fue la inesperada esponjosa estructura de lo que en un momento te hubiera recordado, visualmente a la pastilla del lavaplatos, quizás lo peor el excesivo protagonismo del cardamomo.
 
Un tinto catalán de Conca de Barberá, fue el siguiente en aparecer en escena: Mas de la Sabatera 2007, equilibrado ensamblaje de cabernet sauvignon, suave, sin extridencias ni tampoco excelencias, redondo, amable y muy disfrutable, que sirvió de pareja al “Mojeteo Extremeño“ actualización de esta receta tradicional en la que destacaban el huevo de codorniz y la panceta. La esperada “Xatonada” tuvo como partenaire a un señor syrah del Ródano, el Alain Graillot "La Giraude" 2003, vino frutal y al mismo tiempo profundo, muy expresivo y embaucador. Nos congratulamos de la generosa ración ofrecida en el plato, algo realmente inusual en este tipo de restaurantes y dimos cuenta de una curiosa combinación de mar y tierra, muy evocativa de su Mediterráneo natal.
 
Aquí quiero parar un momento para hacer una reflexión sobre la cocina de Ángel Palacios. Me parece importante destacar que la manera que tiene de jugar con los sabores consigue algo que al menos yo, hasta ese momento, no había experimentado más que a nivel olfativo, y es la evocación. Me explico, tienes ante tí un plato evidentemente moderno, trabajado con unas técnicas y fruto de una inspiración firmemente instaladas en el siglo XXI, pero lo que te dice la lengua y el paladar es que eso te recuerda a no sé que plato de la infancia. Me parece algo realmente meritorio porque es un efecto obviamente buscado por el creador.
 
Seguidamente pasamos al “Bonito con Cerezas al Jamón” excelente pieza de bonito, cocinada al punto justo para que tuviera ese punto de crudeza en el centro que contrastaba a las mil maravillas con el crujiente empanado exterior. El acompañamiento de cerezas no fue alabado unánimemente.
 
Un pinot noir de la Borgoña precedió al plato de carne que encandiló a todos los allí congregados sin excepción: “Philippe Pacalet 2003”. El vino debía de llevar ya algún tiempo abierto puesto que sin mayor necesidad de oxigenación desplegó su abanico aromático, sutil y complejo, con especias marcadas, notas florales (violetas) y fruta elegante; creció en nuestro paladar con gentil delicadeza y para mí fue el mejor tinto de la noche. La carne, una magnífica “Chuleta de Ternera a la Barbaboa con Waldorf” fue unánimemente aclamada. Su sabor, su textura y la generosa ración servida, fueron saboreadas y profusamente alabadas.
 
El postre nos depararía una sorprendente combinación de sabores y texturas: “Choco-Coco-Curry”. Quizás yo no debiera ser la persona
 
adecuada para comentarlo, no soy de las que se dejan un huequito para el dulce y éste en particular, cumplía con creces su intención de sorprender y yo no estaba muy receptiva. Sí diré que era una curiosa y divertida creación de la que me quedó el recuerdo a cardamomo y coco. Pero ¡ay el vino que lo acompañó! Mi querido Royal Tokaji 6 Puttonyos (2005), el ¡Rey de los Vinos! Me sigue embelesando su color ambarino, nunca me cansaré de su intenso aroma a cítricos y miel y siempre caeré en su fuerte abrazo de dátiles, ciruelas, albaricoques… con ese punto justo de acidez. Fue una velada memorable, en la que todo transcurrió deliciosamente perfecto.
 
El servicio sobresalió por esa difícil y encomiable unión de profesionalidad y calidez que nunca sobrepasó la barrera invisible del respeto.

 

La selección de vinos de calidad y muy acertada. La comida curiosa y exquisita, y la compañía ¡Qué decir de la compañía! ¡¡¡¡Simplemente la mejor!!!!

Ahora os paso a modo de resumen la relación de platos y vinos, para poneros los dientes muy largos y las caras muy verdes de envidia:

MENÚ
Corte de Idiázabal con Limón Porex de Sandía con Albahaca y Cardamomo
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Mojeteo Extremeño
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Xatonada
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Bonito con Cerezas al Jamón
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Chuleta de Ternera a la Barbacoa Waldorf
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Choco-Coco Curry
DE LA BODEGA
Cava Juvé y Camps Reserva de Familia (D.O. Penedés)
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Reichsrat Von Buhl 2009 (Riesling Trocken-Pfalz)
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Qué Bonito Cacareaba 2009 (D.O.Ca. Rioja)
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Mas de la Sabatera 2007 (D.O.Ca. Conca de Barberá)
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Alain Graillot “La Giraude” 2003 (A.O.C. Crozes Hermitage)
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Philippe Pacalet 2003 (A.O.C. Gevrey Chambertin)
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Royal Tokaji 2005 (6 Puttonyos)
  1. #1

    JaviValencia

    Entrañable velada, inmejorable lugar y la compañía en consonancia.

    Como siempre un excelente relato.

    Besitos ;-)

  2. #2

    Mara Funes

    Esa noche todo fue especial, gracias por acompañarnos.
    Un besito

  3. #3

    mainate

    Estabais todos???????????

  4. #4

    Obiwan Ferran

    Hola Mara, excelente descripción y pedazo de homenaje que os disteis. Felicidades por ese primer aniversario y que sean muchos más. Un abrazo,

    Ferran

  5. #5

    Mara Funes

    en respuesta a Obiwan Ferran
    Ver mensaje de Obiwan Ferran

    Muchas gracias, Obiwan, seguro que también tú lo habrías disfrutado ;-). A ver cuando repetimos lo de Valencia en Madrid.
    Un abrazo


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