Blog de Eugenio Saenz

La apoteosis del Champagne

Para un buen amante del champagne como me considero, el nombre de Krug, esas cuatro letras mágicas, nos dicen que estamos ante el más grande de todos los productores y que representa la apoteosis del vino espumoso por excelencia.

Y cuando tienes la oportunidad de catar sus vinos, aunque solamente sean sus tres "básicos", te encuentras ante una de las mejores catas posibles, una de esas que no hay que dejar escapar. Por eso, cuando me enteré de que en la Enoteca Barolo estaban organizando una cata de Krug me lancé a la piscina y me apunté. Larga espera hasta la llegada del día D.

El día D fue ayer miércoles por la tarde y allí nos estaban esperando sus tres vinos digamos "normales", el Grande Cuvée, el Millesimé del 96 y el Brut Rosé. Por desgracia los exclusivos "Collection" y "Clos de Mesnil" no eran posibles de incluir por su escasez y precio. De todas formas la emoción y expectación eran máximas. Por si fuera poco contamos con la presencia y los comentarios de Arthur de Lencquesaing, representante de la marca en España.


Pero antes de comentar la cata repasemos un poco la historia de este mito del champagne.

Krug es un négociant-manipulateur establecido en Reims, la capital de la región de Champagne. Pertenece el gran grupo del lujo LVMH. El estilo de vinos de la casa es muy peculiar y tremendamente distintivo. El hecho de que sus vinos base siempre toquen madera (se fermentan en barricas de 205 litros) y de que siempre envejecen entre 6 y 8 años mínimo, les otorga un tremendo armazón y un gran equilibrio entre las notas de frescura y oxidativas. En boca son vinos raciales y secos, donde se nota el bajo dosage y la ausencia de maloláctica.

Se establece en 1843 fundada por Johann-Joseph Krug, inmigrante alemán de Mainz. No es por tanto una de las casas más viejas de la zona. Johann aprendió el oficio en Jacquesson, durante nueve años antes de fundar su propia bodega. Su hijo Paul le sucedió en el cargo al igual que el hijo de éste, Joseph Krug II quien tomó las riendas en 1910. El sobrino de éste último, Jean Seydoux, se hace cargo en 1924 y junto con Paul Krug II son los creadores del genuino estilo Krug por medio de la ya desaparecida Private Cuvée.

En la actualidad la bodega está dirigida por Henri-Olivier Krug y Eric Lebel a nivel técnico. A pesar de su pertenencia al grupo antes citado, la bodega tiene un grado de independencia que le otorga su prestigio ganado a pulso con los años.

La casa tiene en propiedad unas 20 Has. de viñedos en Aÿ, Le Mesnil y Trépail. El resto de sus uvas son compradas a viticultores de su máxima confianza. Estos viticultores se consideran parte del prestigio y la calidad de Krug. Utilizan las tres clásicas variedades de Champagne.

Su gama actual de vinos comprende el Grande Cuvée, el vino santo y seña de la casa, el Rosé NV, el Vintage que sólo se elabora en las mejores añadas, el Clos de Mesnil, elaborado del mítico viñedo sólo en añadas excepcionales y los Vintage Collection de añadas antiguas. Salen al mercado unas 500.000 botellas al año de todos estos vinos. Los precios son por desgracia muy elevados, ya que su Grande Cuvée, el más económico de todos sus vinos, cuesta igual que las cuvées de prestigio de otros productores. La fama y el mito tienen un precio, pero en este caso hay una historia y una calidad contrastadas tras los vinos.

KRUG GRANDE CUVEE

(http://www.verema.com/vinos/17849-krug-grande-cuvee-brut)



Es el vino que nos abre las puertas a esta mítica casa, que nos muestra su inconfundible estilo. Se trata de una mezcla de vinos de las uvas de entre 20 y 30 crus, la mayoría con la calificación de Grand Cru. Se mezclan además vinos de reserva de entre 6 y 10 añadas diferentes, tanto antiguas como otras más recientes. El degüelle no se realiza hasta un mínimo de 6 años después en los que permanece en rimas. Lo cierto es que este vino supone siempre un gran trabajo de mezclas que realizan los responsables técnicos, ya que debe ofrecer siempre el estilo de la casa. Más que un Non-Vintage (NV) debería ser considerado como un Multi-Vintage (MV).

En la copa es un champagne diferente al resto, que ofrece una personalidad sin igual. Es el estilo Krug, con una nariz compleja y madura pero sin perder frescura y con una boca potente y vinosa, de carácter ligeramente oxidativo pero siempre dotada de una cortante acidez. Krug Grande Cuvée es algo único, un comienzo donde los demás han terminado. Un vino realmente extraordinario tanto en la mesa como tomado sólo, con la mejor de las compañías posibles.

KRUG VINTAGE 1996

(
http://www.verema.com/vinos/36138-krug-vintage-1996)


Los vintage son elaborados sólo en las mejores añadas, como la excepcional 1996. Se trata de una mezcla de vinos de las tres uvas principales y de sus mejores viñedos. Permaneció 11 años en crianza en rimas. Este vintage ha sido el primero seleccionado y mezclado por tres generaciones de la familia Krug.

Ahora mismo es un bebé con una fuerza y un vigor excepcionales. En nariz se muestra más abierto y ofrece una enorme delicadeza y complejidad. En boca es la concentración absoluta. Parece el mejor Chablis (Les Clos de Raveneau por ejemplo) con una finísima e integrada burbuja. Se trata sin duda de un vino de largísimo recorrido en botella. Los afortunados poseedores de una de estas, creo que lo mejor que pueden hacer a parte de abrirla en mi presencia, es guardarla previamente un tiempo pues no hará más que mejorar. Este 96 será un vino de verdadera emoción en unos años. Ahora casi lo es.


KRUG ROSE NV


(http://www.verema.com/vinos/36140-krug-rose-nv-)

El primer Rosé de Krug salió al mercado en 1983 tras un tiempo de experimentación, ya que Henri y Remi Krug no eran ni mucho menos unos seguidores de este tipo de vinos. La Cuvée se realiza con una parte de las uvas de Pinot Noir que maceran con sus propias pieles y después pasan a formar parte de la mezcla de vinos de las tres variedades habituales vinificados en blanco.

Krug Rosé es algo único desde que nace. Es un champagne dotado de una brutal estructura que nos recuerda por su delicadeza y su carácter vínico a los mejores tintos de la Côte de Nuits. Nos lleva al corazón de Chambolle-Musigny y quizá a su viñedo estrella, el Grand Cru Musigny, considerados sus vinos como un puño de hierro en un guante de seda. Eso es Krug Rosé. Eso y algo más claro, por su enorme y sutil mineralidad y por su marcada acidez y carácter especiados. Es pura seda líquida con burbujas, por cierto muy bien integradas. Entre los más grandes vinos que he tenido la suerte de probar. Y uno de esos que tomaría sólo, sin otros alimentos.

Completamos la cata con un viejo conocido que pertenece también al grupo de lujo LVMH, el Dom Ruinart del 96. Este champagne es un blanc de blancs lleno de finuras y sutilezas, con un paso elegante y a la vez profundo. Un champagne muy femenino, pero siempre en el mejor sentido de esa palabra, que destaca por su ligereza, gracilidad y enorme frescura y elegancia. Un grande sin duda de esta añada y que además puede ya consumirse perfectamente, a diferencia del Krug, que necesita todavía de muchos años de botella.




Bueno, pues como vemos el homenaje de ayer fue de los que quedan en el recuerdo por la enorme calidad de los vinos catados y sobre todo porque por su precio se hará muy difícil el volver a catarlos de nuevo. Vinos de gran disfrute, de puro deleite. Krug es sin duda el más grande, la apoteosis del Champagne, la reina de las bebidas.

Que lo disfruten.

Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)

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