Blog de Eugenio Saenz

Champagne, Douro y Oporto: una completa jornada

El pasado día 19 de mayo vivimos en Madrid una de esas jornadas vinícolas que sin duda merece la pena ser reseñada por el buen nivel de muchos de los vinos catados y por supuesto, por poder juntarnos con todas esas personas que forman la familia del vino en la capital, amén de algunos conocidos procedentes de otros lugares de la geografía nacional. Dos importantes eventos coincidían en el día de autos, primero el VI Salón del champagne organizado por el Grupo Peñín y después la presentación “Los vinos del Douro y Oporto a su alcance” organizada por el Instituto dos Vinhos do Douro e Porto. Así pues, dos importantes eventos que vamos a intentar resumir de la forma más amena y esquematizada posible.

Comenzamos la jornada en el hotel Eurobuilding donde tuvo lugar el Salón del champagne. Puntuales a la cita y con todavía poca gente a primera hora nos encontramos con Joan Valencia y sus “chicos de Madrid” que nos ofrecieron probar los vinos de Billecart-Salmon. Ya hemos hablado en muchas ocasiones de esta fantástica maison, de la que además pudimos catar toda su gama en el pasado Vitis Vinifera. Pero siempre está bien poder repetir vinos, aunque en esta ocasión no llevaran sus más altos de gama. Aún así probamos un excelente Brut Reserve, uno de los mejores brut de base, su siempre equilibrado y versátil rosé y el excelente Cuvée Nicholas François Billecart 98, que sigue evolucionando en una carrera de grandeza que quién sabe donde podrá terminar. Enorme vino.

Capítulo aparte merece Egly-Ouriet. Este es quizá nuestro vigneron favorito en champagne junto con Selosse. La presencia de Francois Egly en el evento y el dinamismo de sus importadores en las traducciones simultáneas, hicieron de la cata de sus vinos el momento más destacable de la jornada. Así pues, desfilaron en nuestras copas el siempre convincente Premier Cru Vignes de Vrigny, el profundo y equilibrado Grand Cru Tradition, su curioso y vínico Brut Rosé, el Grand Cru Millesimé 99, todo un homenaje al estilo de la casa y por último su único Blanc de Noirs Grand Cru “Les Crayeres”, uno de los grandes Pinots del mundo, un champagne lleno de finuras y de matices. Uno de mis favoritos año tras año, incluso en este degüelle del 2009, con vinos exclusivamente de la tórrida añada 2003. Egly es un grande y ejerció como tal en este salón.

Baugette-Jouette es una pequeña casa de Epernay que no conocíamos y de la que catamos un Blanc de Blancs mineral, untuoso y con mucho estilo, que nos gustó mucho al igual que su Brut Rosé, en el que destacaba la frescura sobre el carácter vínico. Interesante productor. Cattier es otra casa con solera (fundada en 1763) conocida en especial por su viñedo Clos du Moulin. Probamos su gama básica que nos resultó muy convincente, sobre todo su Brut Antique, un vino con muy buenas hechuras al igual que su Brut Rosé, complejo y con cuerpo, una sorpresita en su categoría. Dos vinos sin duda a tener en cuenta.

Delamotte no suele faltar en este evento, aunque esta vez los de Vila Viniteca no llevaran consigo aquel enorme Blanc de Blancs 96 en mágnum que degustamos en el salón de hace dos años. Aún así catamos dos viejos conocidos como el simplemente correcto Brut básico y el mucho más convincente Blanc de Blancs, un vino que nos muestra la tipicidad de los vinos de la Côte des Blancs. Otras buenas sorpresas fueron sin duda los vinos de Gaston Chiquet y Coutier, aportados por L’Excellence.

Del primero destacamos dos magníficos vinos, un Blanc de Blancs de Aÿ, un Grand Cru más conocido por sus viñedos de Pinot Noir. Se trata de un vino con 8 años de crianza en rima y degollado en 2005. Rico, profundo, con mucha prestancia. Además probamos un Millesimé 2000, que nos confirmó el buen nivel de este productor. Y del segundo nos ofrecieron un Millesimé 2000 de Ambonnay, un Blanc de Noirs de estilo muy vínico y profundo, ofrecido a un precio más que ajustado. Realmente interesante.

Y si hablamos de precios ajustados y calidades más que decentes tenemos que hablar de Gimonnet-Gonet. Productor nacido de la unión de dos grandes familias de la Côte des Blancs, nos ofrece un Blanc de Blancs de magníficas hechuras, con la fruta, la mineralidad, la acidez y la cremosidad esperadas en un vino de Le Mesnil, a un precio realmente competitivo. Lavinia presentaba dos interesantes productores como Moncuit y Jacquesson. Del primero pudimos catar su cuvée Hugues de Coulmet blanc de blancs, otro de esos champagnes que nos da mucha calidad por un precio ajustado. De Jacquesson catamos su Cuvée 733, un vino clásico de champagne que siempre suele ofrecer un nivel más que aceptable.

Otro gran nombre en champagne es el de Louis Roederer. Nos sorprendió gratamente su Vintage 2003 por su buena acidez y su burbuja muy bien integrada. Rico, fresco y profundo, muy interesante. En cambio su gran estrella, el Cristal 2002, nos decepcionó un tanto. Todavía cerrado y hermético se le presume un gran potencial, pero está claro que un vino de tal fama y precio debe ofrecer mucho más aún estando en una fase de cerrazón evidente. Este vino sigue sin conquistarme del todo pese a su innegable calidad.

Mencionamos por último otra cuvée superior de una casa clásica, el Pommery Cuvée Louisse 1998 Muy especiado, profundo y vínico, nos pareció un champagne que cuando menos sí que responde por calidad a su nivel de precios.

Nos dejamos en el tintero una serie de productores como Heidsieck por haber probado recientemente toda su gama y algunos otros como Taittinger, Mumm o los de LVMH. Por cierto, de este gigante del lujo debemos destacar su desplante con los organizadores y el público. Estaba anunciada a bombo y platillo la presencia de Krug y Dom Perignon y por allí no se vieron ni por asomo. Sí estaban Veuve Cliquot, Ruinart y Moët, pero siempre con sus gamas más básicas. Suspenso para el gran grupo del lujo y el glamour.

La organización estuvo algo más seria con el asunto invitaciones y la afluencia no fue tan desbordada como el pasado año, pudiéndose catar sin excesivas apreturas. Quizá lo menos destacable fueron las copas, ya que Riedel ofreció sus copas “flauta” champagne, inadecuadas para catar correctamente este tipo de vinos. No entendemos como no llevaron las siempre versátiles “chianti”. En cualquier caso salimos contentos y satisfechos de esta cata y de los buenos momentos que pasamos en ella saludando a buenos amigos y acompañados por la que sin duda es nuestra bebida talismán.

Pero no finalizó la jornada en este punto. A media tarde nos dirigimos al Hotel Palace donde tenía lugar el Salón de los Vinhos do Douro e Porto. Nos sorprendió la relativa poca afluencia de gente, pero cierto es que entre dicho factor, la amplitud de la sala y la calidad de los vinos y bodegas comparecientes, el evento resultó toda una sorpresa. Así pues fuimos desfilando por los “stands” de nuestros productores preferidos y de algunos otros a descubrir.

Quinta do Crasto es sin duda un puntal cuando hablamos de Douro. Desde sus vinos más básicos a sus enormes gamas de viñedos seleccionados. Catamos primero un Branco 2008 con Rabigato como principal variedad, muy fresco y de cuidada acidez. El tinto Vinhas Vellas 2007 resultó un vino de gran frescura y profundidad, factores que llegan a su máxima expresión con el Vinha Mª Teresa 2007, un vino grande, profundo, que transmite unas importantes dosis de terroir y una cuidada elaboración. De los mejores tintos catados en el evento. Pero la sorpresa sin duda fueron sus Oportos, primero un equilibrado LBV 2004 de gran linealidad y muy sabroso y después un Vintage 2005 de gran clase, al que se le nota un gran viñedo por detrás, dentro de su indudable juventud. No teníamos dudas de la gran calidad de los Douros de este productor, pero sus Portos nos sorprendieron muy gratamente y nos parecen más que recomendables.

Otro grande del que ya hemos hablado en anteriores ocasiones es Niepoort. De sus Douros catamos un Vertente 2006 y el Redoma 2006, vinos de diferentes características, más ligero y elegante el primero y más “Douro” el segundo, siempre respondiendo a los elevados niveles de calidad que ofrece su creador. La pena es que los de Vila no aportaron muchos más vinos de interés, siendo un elegante Tawny de 20 años el Oporto más destacable que presentaron.

Un Douro que nos convenció sobradamente por su clasicismo perfectamente interpretado es el Casa Ferreirinha 1996, el segundo vino del mítico Barca Velha. Elegante, distinguido y muy redondo, un vino sin duda muy placentero que ofrece unos registros muy diferentes al resto.

Otros tintos que nos convencieron sobradamente fueron el Quinta do Vale Maria 2007, con un punto rústico y una acidez muy viva, el CV 2007 de Cristiano Van Zeller, vino serio, con un muy buen trabajo de madera y gran calidad de uva, el Quinta da Costa 2005 de Lavradores de Feitoira, otra muestra de vino muy bien elaborado, el Meruge 2005 del mismo productor, un vino de un solo viñedo al que se le notaba una ligera carga de madera nueva todavía y sobre todo el Poeira 2007, quizá el mejor tinto que probamos en la feria, un vino enorme, profundo, con terroir, con elegancia, con distinción. Un vino sin duda a tener en cuenta por su gran calidad, una sorpresa de primer nivel. De Lavradores de Feitoira catamos igualmente un más que interesante Sauvignon Blanc 2008, muy fresco, elegante y mineral, que nos recuerda más a lo que viene del Loira que a lo que hay en la más cercana Rueda.

Centrándonos de nuevo en los Oportos un valor siempre seguro es Taylor’s. Probamos de la completa selección que aportaron un Tawny de 20 años muy clásico y equilibrado, con las características que siempre esperas de estos vinos. Otro clásico de la casa que mantiene el nivel es el Vintage Quinta do Vargellas 1998, un single quinta vintage que comienza a poder disfrutarse. Y cerramos con el Vintage 2003, uno de los grandes vintages sin duda, que en la tórrida añada nos muestra una enorme profundidad frutal y mineral que sin duda llegará a ser un gran vino con los años de botella que indudablemente necesita.

Ferreira es otro de los nombres importantes de Oporto. De su interesante gama catamos el Tawny de 20 años, muy elegante y perfectamente delineado, con longitud y mucha personalidad. También nos convenció su LBV 2000, en especial por su clasicismo y equilibrio de registros. Finalizamos con el Vintage 2000, que probablemente esté pasando por ese período de cerrazón que tienen siempre los Vintages, pero que dentro de esa austeridad nos muestra el gran vino que hay debajo de ella.

Del Grupo Sygminton (Dow’s, Graham’s y Churchill’s) se presentó exclusivamente la última de la que pudimos catar el Tawny de 20 años, quizá algo más alcohólico que los anteriores, pero mostrando siempre un importante nivel y un muy bien elaborado LBV 2002, accesible y siempre equilibrado.

Adriano Ramos Pinto presentó sus siempre magníficos Tawnys, en especial los de 20 y 30 años. Este último es un compendio de finura y complejidad que sin duda podemos emparentar con algunos olorosos VORS jerezanos, aunque obviamente con sus características diferenciadoras y enriquecedoras.

Y por último catamos la completa gama de vinos que llevó consigo Dalva, una casa que sin estar entre las grandes de Oporto, sí que presentó una gama de vinos viejos más que interesante, con una serie de colheitas de enorme interés. Entre estos últimos catamos sendos Colheitas del 52 y del 63, embotellados en exclusiva para el evento. Dos vinos enormes, llenos de encanto, complejidad, suavidad y equilibrio, en especial el primero. Estos Portos viejos, aun sin proceder de una de las grandes casas, se encuentran sin duda entre los grandes vinos mundiales. Un enorme colofón sin duda a una jornada de las que no se olvidan.

En cuanto a los vinos del Douro, especialmente los tintos, hay que destacar la cada vez mejor calidad media de las elaboraciones. Viñas viejas, selección de uva y buen trabajo con la madera son el santo y seña de la calidad de muchos de estos productores. Ojala vaya cundiendo el ejemplo por el otro lado de la frontera lusa. Y esto lo comento principalmente, porque la jornada anterior nos acercamos al salón de los vinos de Toro. Nihil novum sub sole. O lo que es lo mismo: nada destacable.

A seguir bebiendo.

Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau

(EuSaenz)

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