Blog de Eugenio Saenz

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Cada vez que tengo la fortuna y la ocasión de beber uno de esos maravillosos vinos que se elaboraban en Rioja antes de mediados los años 80, muchas cosas me vienen a la cabeza. Pero yo no soy en absoluto defensor de la idea de que "cualquier tiempo pasado fue mejor" como nos decía Jorge Manrique, así que siempre mirando hacia delante, nunca está de más echar una mirada retrospectiva y admirar con toda objetividad y respeto esos fantásticos vinos que ahora recibimos como legado, como parte de nuestra historia vinícola reciente.

El caso es que hace unos días, los amigos de La Despeña, un grupo de cata de Madrid en el que figuran varios foreros habituales (Pacodemadrid, Ramico, jminfante, Alfredo Maestro, JaimeJ, etc), tuvieron la deferencia de invitarme a su cata mensual que, organizada en este ocasión por Jaime, consistió en la degustación de tres de estos Riojas clásicos e imperecederos. Además había una cierta garantía de conservación y calidad ya que los vinos procedían de la Bodega Cigaleña, donde hasta ahora todos los vinos antiguos que he tenido la ocasión de disfrutar han salido siempre buenos, algunos incluso memorables.

Nos personamos un tiempo antes de la cata, que tuvo lugar en el madrileño restaurante El Espigón, para ir abriendo las botellas. Los corchos de estos vinos suelen ser muy delicados, por lo que abrirlos sin un sacarcorchos de láminas es siempre una ardua tarea. Aún así, poco a poco, despacito, los corchos fueron saliendo sin mayores incidencias. Así pues, los antecedentes no podían ser más halagüeños. ¿Y los vinos? Veamos:

Marqués de Murrieta blanco YGAY 1982

http://www.verema.com/vinos/34847-marques-de-murrieta-blanco-ygay-1982

Ya tuvimos ocasión de probar este vino hace un tiempo en la misma Bodega Cigaleña. Aquel día nos gustó, pero no nos llegó a emocionar. Esta vez sí que lo ha hecho, es indudable que ambas botellas (las dos salieron perfectas) estaban en mejores condiciones que la anterior. Esto es algo que puede ocurrir y de hecho ocurre, no hay una verdad mayor que esa que dice que con más de 25 años no hay grandes vinos sino grandes botellas. Estas dos eran grandes de verdad.

Este es un vino elaborado "a la antigua usanza", que con toda probabilidad sería realmente complicado de consumir durante sus primeros años de vida. Ahora, 27 años después de la cosecha, es un vino en plenitud, enorme, lleno de sensaciones, lleno de misterio, lleno de complejidad. Cambia en copa en cada acercamiento, unas veces da miel, otras nos da frutas maduras, otras veces unos ligeros balsámicos. Incluso tuvo una fase en la que recordaba a un Sauternes viejo. Pero es sin duda en boca donde este vino resulta abrumador. Ahora sí que se le nota una marcada acidez y unos elegantes amargores finales, que no percibimos tan claramente la primera vez. Vino largo, de una gran persistencia, que llena el paladar e invita a seguir disfrutando de su compañía.

Sin temor a equivocarme, puedo decir que este Murrieta es quizá el mejor vino blanco nacional que he probado junto con el Tondonia Blanco Gran Reserva de 1957. Dos estilos diametralmente opuestos, el Murrieta más graso, más poderoso, más abrumador y el Tondonia, más oxidativo, más misterioso, más elegante. Dos vinos que sin duda están entre los más grandes blancos mundiales, piensen en los que quieran. Estos dos vinos estarán a su altura. Seguro.

Maravilloso sin duda este vino, el próximo 1 de abril tengo una cata con Vicente Dalmau en la que aprovecharé para preguntarle sobre sus secretos (espero que los conozca, claro). Entiendo que se elaboró con Viura y probablemente un poco de malvasía y que saldría al mercado tras unos cuantos años de crianza en viejas maderas. En cualquier caso, un vino que merece la pena probarse, a pesar de que por sus especiales características no será del agrado de todo el mundo, eso quede claro.

Marqués de Murrieta YGAY "Etiqueta blanca" reserva 1973

http://www.verema.com/vinos/42847-marques-de-murrieta-ygay-etiqueta-blanca-1973

Este es un vino que Andrés nos seleccionó especialmente, ya que es una añada algo olvidada y que a la hora de la verdad, ha dado muchas y positivas sorpresas. Son ya unos cuantos los riojas del 73 probados que han quedado en el recuerdo, en especial un Tondonia Blanco GR, con una impresionante autenticidad.

Pero vayamos a este Murrieta. Desconozco las peculiaridades de los vinos con el marchamo de la "Etiqueta blanca" (otra pregunta para Vicente el próximo día), pero entiendo que sería una razón comercial de la época. El vino se presenta serio, con un color que no denota para nada sus casi 40 años, algo que se confirma con la cata propiamente dicha. Inicialmente esquivo y reducido en nariz, necesita de aire para ir mostrando sus virtudes. No ha desarrollado apenas terciarios, destacando incluso una sutil fruta muy madura. Vino muy profundo, joven, con mucho recorrido por delante, con un paso por boca en el que muestra una enorme estructura, una fina acidez, un gran equilibrio. Se puede decir que incluso resulta tánico en el final, con mucha pegada, pero siempre ofrecida con nobleza, con clase.

Sin duda se trata de un vino para seguir su evolución futura, pues tiene toda la pinta de ser muy longevo. Comparado con otros Murrietas viejos catados, podríamos decir que este 73 está cuando menos a la altura del 70, es algo más poderoso y estructurado, siendo el 70 más elegante y sutil, sucumbiendo ambos eso sí, con un inolvidable 54 que también pudimos disfrutar en “la catedral” santanderina.

Marqués de Murrieta es una de las históricas riojanas y desde luego que sus vinos viejos no decepcionan, siendo estos dos vinos catados un claro ejemplo de ello, al igual que su Castillo de YGAY, otro clásico inmortal. En unos días cataremos los modernos y por supuesto, hablaremos de ellos.

Viña Real “Reserva Especial” 1964

http://www.verema.com/vinos/42848-vina-real-reserva-especial-1964

La presumible estrella de la cata estuvo a la altura del papel que jugaba. El hecho de ser una reserva especial y de la mítica añada 1964 (considerada quizá la mejor del siglo XX en Rioja) le otorgaban un papel estelar. Hablando unos días antes en Vitis Vinifera con María Larrea (enóloga de CVNE) y con Chus Madrazo (Contino) sobre este vino, ambos fueron categóricos: “decántalo, necesita horas, es un monstruo”. Con estos vinos siempre preferimos pecar por defecto con el aire, pero llevaban más razón que un santo.

Un vino oscuro, de capa muy alta, que parecía un 2004. Y hermético en nariz, profundo, pero necesitado de mucho aire. Así que lo dejamos reposar en las copas. Pero poco a poco, llega el espectáculo en forma de una nariz compleja, misteriosa, llena de múltiples matices en los que aparecen los tres tipos de aromas, destacando sobremanera un delicioso fondo especiado y mínimamente terciario. Pero este vino donde realmente impresiona es en boca. Dotado de una enorme estructura, pleno de acidez, joven, con una impresionante longitud final y una deliciosa persistencia, se trata de un vino que sin duda te hace replantearte muchas cosas. Su curva de consumo no ha hecho más que comenzar y probablemente llegará más lejos que nosotros mismos.

Este Viña Real es sin lugar a dudas uno de los grandes tintos mundiales, sí, piensen en grandes burdeos, en grandes borgoñas. Pues este modesto riojano está sin duda a su altura. Lo cierto es que estos clásicos de CVNE (Viña Real e Imperial), son vinos que se encuentran siempre entre los grandes, y este 64 forma sin duda parte de un trío de grandes Viña Reales junto con el 62 y el grandioso 54.

El comentario del amigo Ramico fue desde luego de lo más acertado: “me parece increíble que este vino esté así de impresionante, pues ahora la imagen de Viña Real es poco menos que la de un vino de cesta de Navidad”. Y así es, el Viña Real y sobre todo el crianza, llenan las cestas de Navidad que ofrecen muchas empresas a sus empleados e insisto, este 64 es, ahora mismo, uno de los grandes tintos mundiales. No lo duden si se encuentran con una botella.



Como siempre que se prueban vinos de esta categoría surgen las preguntas, sobre todo la comparación con los vinos actuales. Lo que está claro es que por encima de la tecnología bodeguera, en aquella época se contaba con una excelente uva. Rendimientos más bajos, menores agresiones al suelo y al medio ambiente, una agricultura quizá menos intervencionista, producciones más pequeñas y por supuesto, vinos que con toda seguridad no estarían listos para su consumo cuando salieron al mercado. Necesitaban muchos años y aquí está la prueba. Ahora el consumidor demanda vinos que estén más listos para beber cuando salen al mercado. Es así y no hay que darle más vueltas.

No digamos por tanto que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero admiremos estos vinos con todo el respeto que se merecen. Son el legado de una forma de hacer y de entender el vino que por desgracia no volverá.

No quiero finalizar esa crónica sin agradecer a La Despeña y a Jaime su deferencia al invitarme a esta fantástica cata que finalizó en una cena a la que no pude quedarme y que parece ser que no salió tan bien como estaba prevista.

Y por supuesto agradecer igualmente a Andrés Conde, “el guardián de los tesoros”, el hecho de haber creído en estos vinos guardándolos y mimándolos para que nosotros, modestos aficionados, podamos disfrutar de ellos muchos años después.

A todos ellos, muchas gracias. Una gran cata.

Saludos,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)
  1. #1

    oscar

    Eugenio, no te saltas ni una!! jajaja

    Dime una cosa... ese Murrieta blanco de 1982 será idéntico a la siguiente marca de la empresa, El Dorado de Murrieta?? Si tienes posibilidad de averiguarlo te lo agradeceré mucho. Guardo unas botellas de ese y quizá, quien sabe, si algún día visitas mi humilde bodega podamos disfrutar alguna.

    totalmente de acuerdo en que el ´64 de Viña Real es una barbaridad. increible que vinos así, con más de 40 años en la espalda, tengan tanta cuerda y sean tan placenteros todavía.

    Buena cata, si señor!


    Un abrazo.

    OG

  2. #2

    EuSaenz

    Pues otra preguntita para Vicente Dalmau…le voy a freír :--)))

    En cualquier caso, probé hace tiempo algún dorado y no tenía nada que ver, pero creo recordar que fue un 98 o algo parecido, nada con tantos años. Este Murrieta blanco es una pasada Oscar, piensa en lo mejor de Borgoña y no desmerece en nada. Creo que Fede Vidal también ha sucumbido a sus encantos…

    Viña Real 64…salvaje. ¡Todavía joven!

    Saludos,
    Eugenio.

  3. #3
  4. #4

    EuSaenz

    Muy aclarativo Jose. Entre tus notas y lo que le pregunte mañana a Vicente, a ver si conseguimos saber algo más sobre estos históricos blancos.

    Saludos,
    Eugenio.

  5. #5

    jose

    Ya nos contarás.

    Saludos,

    Jose


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