Ornellaia o la magia de Bolgheri

Hace unos días tuvimos la oportunidad de participar en una inédita vertical de uno de los grandes nombres de la Toscana, Tenuta del Ornellaia. La cita tuvo lugar en la Enoteca Barolo y fue dirigida por Emilio Gómez, responsable vinícola de Negrini, importadora de los vinos del mítico productor en España. Nos enfrentamos a 5 añadas, añadas todas ellas totalmente diferentes y que transmitieron su particular impronta a cada uno de los vinos, todos ellos de enorme calidad y sellados por la elegancia.

El concepto de “supertoscano” nace obviamente de Burdeos, de la zona de la Maremma y por supuesto de Sassicaia, el verdadero “padre” de la criatura, que indudablemente fue Mario Incisa della Rochetta. Ornellaia nace de la mano de Ludovico Antinori y su primera cosecha data de 1985. Posteriormente pasa a control de Robert Mondavi y al salir este de la bodega en 2005, la propiedad pasa a manos del imperio de Marchesi Frescobaldi.

La finca consta de unas 90 has y se divide en dos partes, la original Ornellaia construida al más puro estilo de Napa Valley y Bellaria, construida en 1987. La zona de Bolgheri supone sin duda un resumen físico del paisaje toscano, bajas colinas de cipreses y olivos, clima suave mediterráneo con la influencia marina y rica fauna de aves migratorias. La altitud de los viñedos oscila entre los 50 y 120 m, siendo los suelos de las viñas de Masetto (Merlot) más ricos en arcilla y los de Ornellia con una mezcla de arcilla y arena. La densidad de plantación varía entre los viñedos más viejos y los nuevos (entre las 4000 y 8000 plantas) y la edad media de las viñas se sitúa en unos 15 años. En la actualidad el enólogo de la firma es Axel Heinz y elaboran básicamente cuatro vinos, Le Volte y La Serre Nuove de Ornellaia como vinos bases, Ornellaia como vino emblemático y Masetto como vino más especial, siendo este último un varietal de Merlot, considerado por otra parte como uno de los mejores del mundo.

Orneillaia es un vino de ensamblaje típico del Medoc bordelés con Cabernet Sauvignon, Merlot, un poco de Cabernet Franc y un pequeño porcentaje de Petit Verdot que solo se añade desde hace poco tiempo. Se vendimia a mano en cajas de 15 kg y se selecciona la uva manualmente antes del despalillado y el pisado. La elaboración es clásica, con una fermentación en inox y madera (ahora solamente en inox), con maloláctica en barrica (70% nuevas, 30% de segundo año) y una crianza total de 18 meses, 12 de ellos con las variedades por separado antes del ensamblaje final. Se clarifica previo embotellado con clara de huevo y se deja en bodega un año más antes de salir al mercado.

Y tras esta somera introducción vayamos repasando las cinco añadas catadas, cinco vinos muy diferentes pero todos ellos bajo un mismo prisma de calidad y elegancia.

Ornellaia 2001

Nos encontramos ante una añada curiosa, de contrastes. Invierno húmedo y lluvioso que favoreció una temprana germinación. La primavera fue igualmente lluviosa y la floración tuvo lugar entre mitades y finales de mayo. Verano cálido y seco, con un mes de septiembre algo más frío de lo habitual, que favoreció una lenta maduración.

Se trata de un vino maduro, ya redondo, que se encuentra en un buen momento de consumo. Al principio se muestra un tanto esquivo, incluso nos parece algo alcohólico, pero el descanso y el aire en copa le van sentando a la perfección. Es un vino de gran equilibrio, de corte muy clásico, elegante y distinguido, redondo. Un vino de gran disfrute que todavía tiene mucho que decir y que supone una de las buenas añadas del productor.

Ornellaia 2002

Añada complicada, con un inicio bastante positivo, con un ciclo vegetativo precoz y floración bastante uniforme, alternando periodos frescos y cálidos. Pero a mitades de agosto llegaron las lluvias y la vendimia, iniciada a mitades de septiembre, sufrió las consecuencias de los meteoros. Debido a ese verano tan problemático, la casa introdujo una segunda mesa de selección después del despalillado, para eliminar con más precisión partes más pequeñas de materia seca.

El resultado está ahí. Tenemos un vino elegante, redondo, con menor expresión frutal, con más toques tostados y torrefactos, pero con un paso por boca placentero y distinguido, ni siquiera perjudicado por un tanino algo más rugoso, y siempre con esa nobleza intrínseca. Un gran vino en una mala añada, muy mala en Italia por ese verano tan lluvioso, que sin duda denota en excelente trabajo en la selección de la uva. Quizá el mejor italiano del 2002 que hayamos probado hasta el momento.

Ornellaia 2003

Y si la añada 2002 resultó complicada, esta no lo fue menos, aunque por aspectos totalmente diferentes. Comenzó con unas importantes lluvias invernales que permitieron al viñedo llegar a primavera con buenas reservas de agua. Y aunque la germinación anduvo algo retardada, la sequía primaveral terminó por adelantar la floración. Pero llegó el duro verano y con él, temperaturas que rozaron los 40º, algo inhabitual en la zona. Esto hizo que la uva adquiriera un alto grado de azúcares con la maduración fenólica todavía incompleta. La vendimia comenzó a primeros de septiembre y pudo completarse en poco tiempo debido a una bajada de temperaturas. La cosecha tuvo un rendimiento un 30% inferior a añadas anteriores.

Y de nuevo nos encontramos con un excelente trabajo en la selección de la uva, algo que se refleja indudablemente en el vino. Se advierte una mayor madurez en la fruta, incluso de recuerdos licorosos y pasificados, pero siempre manteniendo esa complejidad especiada y balsámica que caracteriza a este vino. Y su paso por boca es muy equilibrado, manteniendo una acidez más que correcta y con un recuerdo final algo más maduro y dulzón, pero sin perder un ápice de seriedad. Vino elegante, con un tanino muy noble, listo para tomar y que sin duda certifica el gran trabajo que realiza esta casa. Quizá fue el vino más flojo de la vertical, pero siempre dentro de un nivel muy elevado.

Ornellaia 2004

Tras dos añadas complicadas, con 2004 llegaron los fuegos artificiales. Considerada como una añada perfecta pues todo salió a pedir de boca. Llovió lo suficiente en invierno, la temperatura nunca resultó excesiva y la primavera fue más bien soleada. La germinación tuvo lugar a finales de marzo y el verano gozó un calor moderado salvo en agosto, que fue soleado y caluroso y contribuyó a una maduración uniforme en todas las variedades. La vendimia trascurrió sin mayores incidencias, entre mitades de septiembre y primeros de octubre, comenzando por la merlot, siguiendo por el cabernet franc y terminando con el cabernet sauvignon.

El vino es extraordinario. La armonía de las cuatro variedades es casi perfecta, complementando sus características entre ellas. Ofrece una enorme definición frutal y una gran complejidad en nariz. Y en boca es un vino grande, con todo en su lugar perfecto. Es opulento, sabroso, largo y concentrado y tiene un final muy largo y placentero, con un tanino presente y de gran nobleza. Uno de los mejores Ornellaia y uno de los grandes vinos toscanos. Una maravilla.

Ornellaia 2005

Añada con un invierno suave y una primavera caliente y con mucho sol, que logró anticipar algo la floración de los viñedos. El verano fue caluroso, sin apenas lluvias, con unas temperaturas altas aunque tampoco excesivas, además de alguna lluvia a mitades de agosto que contribuyó a un óptimo desarrollo de la uva. La vendimia se inicia a finales de agosto con el merlot y finaliza casi a mitades de octubre con la cabernet sauvignon, trascurriendo 23 días en total sin apenas incidencias climáticas. Se produjeron 54 vinos bases diferentes según parcelas y variedades. Hablamos por tanto de una añada muy buena, algo inferior a 2004, pero de una calidad destacable.

Ahora mismo es un vino muy primario, con todo su desarrollo por realizar. Es muy frutal y especiado, complejo y elegante. Fresco en boca, definido, con una acidez marcada y un tanino presente y noble, de gran calidad. Final largo y persistente, que deja un placentero recuerdo frutal y mineral. Vino para guardar, aunque puede disfrutarse ahora perfectamente.

Como conclusión final debemos reseñar la enorme calidad de este vino, calidad que queda reflejada tras un meticuloso trabajo en la viña y en la selección de la uva y que se hace patente en añadas tan complicadas como 2002 y 2003, añadas en las que el vino brilla igualmente a un nivel muy elevado. Otra cosa que nos ha sorprendido es su accesibilidad, algo que se hace patente en la enorme añada 2004, que nos otorga un vino extraordinario, lleno de equilibrio y que se puede beber ahora perfectamente. Solo quizá 2005 necesitaría de una cierta guarda. El potencial de envejecimiento no parece muy elevado, pero tampoco será corto tal y como nos muestra un todavía joven 2001.

Otro tema a considerar es el grado de tipicidad de estos vinos. Por su elaboración pueden asemejarse mucho a los vinos del Medoc bordelés, pero tienen su propia idiosincrasia, al fin y al cabo la latitud y el clima de Bolgheri es muy diferente al de Burdeos. Quizá no sean vinos con esa autenticidad que si pueden tener los Barolos o Barbarescos, los nebbiolos de la Valtellina, los Amarones del Véneto, los Sagrantinos o Taurasis del sur o los Etnas Rossos sicilianos, pero desde luego que tienen una clase, una elegancia y una distinción que los colocan sin duda entre los grandes vinos tintos mundiales. Son vinos caros, hablamos de unos 100 euros por botella, un precio que sin duda es para pensárselo, probablemente en esos niveles preferimos un gran Barolo, pero Ornellaia es un vino que nos ha gustado mucho y que ya tenemos entre nuestros tintos de referencia.

Un grande de la Toscana y un grande de Italia. Y ante todo, un gran vino. Eso es Ornellaia.

Un saludo,
Eugenio Sáenz de Miera Arnau
(EuSaenz)

(*) La fotografía de la bodega es de www.thewinedoctor.com