Entrevista a Pedro Aibar, uno de los Directores Técnicos más reconocidos del panorama vitivinícola nacional

Pedro Aibar es, sin duda alguna, uno de los Directores Técnicos más reconocidos del panorama vitivinícola nacional. Aragonés de Campo de Borja, forma parte de una familia con gran tradición vitivinícola. Formado en Ingeniería Agrícola primero y después en Viticultura y Enología, inicia su carrera profesional en 1986 en la Cooperativa del Somontano, hoy Bodegas Pirineos. En 1988 arranca el proyecto de Viñas del Vero desde el inicio de las plantaciones de viñedos. Después ocupó la Gerencia-Dirección de Viñas del Vero, donde estaría hasta 2010, los dos últimos años ya integrado en el grupo González Byass. Desde 2010 hasta 2016 desarrolla la función de Director Técnico primero y  Director General después, en Bodegas El Coto de Rioja. Para, por último, trasladarse ese mismo año 2016 a la Ribera del Duero donde participa como socio fundador y Director General de Bodega Tr3smano. Hasta la actualidad. También está vinculado como fundador y propietario a la bodega Pagos del Moncayo, en su Campo de Borja natal.
 

Más allá de tus inicios en la Cooperativa del Somontano, tu verdadero primer reto profesional importante fue asumir la Dirección de Viñas del Vero en 1988, con apenas 24 años. ¿Qué se siente en ese momento siendo tan joven y con esa responsabilidad tan grande de liderar un proyecto de nueva creación? 

Realmente es ahora, con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, cuando puedes darte cuenta de todo lo que se construyó y consiguió. Somontano no existía. Y con un equipo joven conseguimos ponerlo en el mapa. Fue un trabajo en equipo, coral. Lo que sentía en aquel momento, mucha ilusión y mucha presión por no fallarle a los inversores que creyeron en nosotros. Seguramente Viñas del Vero lideró la innovación en muchos campos de la enología de aquellos años. Lo que hoy siento es la satisfacción de haber iniciado un proyecto que pronto cumplirá 40 años y que consolidó una zona vitícola hasta entonces apenas conocida.
 

En Viñas del Vero, proyectos tan emblemáticos como el de Blecua o Secastilla y vinos como Clarión, junto a otras bodegas como Enate, consiguieron que en ese momento Somontano alcanzara notables cuotas de popularidad en el panorama vitivinícola español. ¿Cómo viviste esa época?

Efectivamente se consiguió que Somontano fuese una categoría que debía estar en las cartas de los restaurantes españoles. Seguramente un caso para el análisis. Como si entre dos bodegas pusiéramos una región en la mente del mercado. Creo que la inercia positiva de ambas marcas ayudó a dar credibilidad a la DO, a las que después se unió Bodegas Pirineos y otras más.

Blecua fue seguramente una de las primeras bodegas españolas en la categoría Boutique. Y Secastilla, fue uno de los pioneros en España apostando por la garnacha ecológica en altura. Estamos hablando de 2001. Hace más de 20 años hablábamos de la garnacha vieja y en cultivo ecológico. Tal vez nos adelantamos demasiado al mercado.
 

En 2010 dejas Viñas del Vero e inicias un nuevo proyecto como Director de Bodegas El Coto de Rioja. Un cambio muy grande en cuanto a estilo de bodegas, de vinos y de volúmenes de producción. Cuéntanos como viviste ese período desde 2010 hasta 2016 y cuales fueron tus principales retos durante esos años.

Supuso un gran salto que me permitió crecer en lo profesional. Siempre agradeceré al equipo de El Coto la oportunidad. Me permitió conocer la Rioja en profundidad. Y aprender a gestionar magnitudes que nunca imaginé. Fueron seis años intensos de los que guardo un gran recuerdo.
 

Por último, en 2016 decides cambiar de nuevo a un proyecto relativamente pequeño pero de vinos de alta calidad, como es asumir la Dirección General de Bodega Tr3smano. ¿Qué te lleva a tomar esta decisión?.

En realidad no fue una decisión de cambio de empresa. En el fondo se trataba de pasar de trabajar para una gran bodega a invertir con un grupo de amigos en nuestra pequeña bodega. Colaborar con Fernando Remírez de Ganuza y con José Ramón Ruiz en construir algo nuevo en Ribera era muy estimulante. Un pequeño sueño hecho realidad que quería, además, compatibilizar con mi inversión en Campo de Borja. Ya con los 50 años cumplidos, sentí que era el momento de dar este paso.
 

5) ¿Cómo ha sido el proceso de Tr3smano desde 2016 hasta la actualidad?. ¿Cuáles son vuestros objetivos a medio y largo plazo en cuanto a dimensión de la bodega, vinos a elaborar, mercados, etc. ?.

Tr3smano es un sueño hecho realidad de tres viejos roqueros que pensábamos en construir una marca en una de las zonas vitícolas españolas más prestigiosas. En el lugar en el que se concentra gran parte del talento de la enología española. Nuestro primer objetivo ha sido consolidar la marca y la bodega. La bodega es pequeña. Solo trabajamos con viñedos antiguos de Tinta del País en cultivo tradicional. Muchos de ellos en cultivo orgánico. Desgraciadamente este año nos ha dejado Fernando, un hueco difícil de llenar. Pero precisamente su recuerdo nos inspira y anima para seguir mejorando la calidad de nuestros vinos: Tr3smano, Proventus y Tm
 

¿Qué diferencias observas entre las diferentes zonas donde has estado elaborando vinos -Campo de Borja, Somontano, Rioja, Ribera del Duero,…-?.

Ha sido bonito y enriquecedor profesionalmente haber hecho este viaje. He intentado absorber todo lo posible de cada sitio para construir mi propio modo de entender el mundo del vino. Somontano sin duda supuso liderar la innovación (No existía y todo había que escribirlo). En Rioja o Ribera, los modelos estaban muy consolidados. He tenido que entenderlos y adaptarme. En Campo de Borja sobre todo he intentado ser honesto con lo que el clima y la garnacha nos aportan.
 

¿Hasta qué punto consideras que las modas o tendencias del mercado deben condicionar al enólogo en la elaboración de sus vinos? ¿Y la crítica?

Muy pocos creadores, en cualquier campo que analices, han sido capaces de crear tendencia y liderar su mercado. La mayor parte de las bodegas somos muy pequeñas para crear tendencias. Intentamos entender lo que el mercado nos dice. Y ¿qué dice el mercado? Pues, ahí es donde vienen las tendencias que creamos entre todos: entre los que tenéis un portal a través del que intentáis llegar al cliente, los sumilleres que recomiendan vinos, los enólogos y, por supuesto, los clientes que al final son los que pagan y tienen el derecho a elegir.
 

Si se dieran las condiciones, ¿qué vino es el que más te gustaría hacer (zona, variedad, etc.) antes de finalizar tu carrera profesional?

Uno ya tiene 60… al año que viene serán 40 vendimias a las espaldas y ya perdí la cuenta del número de litros y de kilómetros recorridos. Sinceramente estoy tan centrado en lo que ahora hacemos, que no me ha quedado tiempo para hacerme esta pregunta.
 

Por último, ¿qué te parece la evolución que ha tenido en los últimos años la comunicación y la prescripción (profesional o no) del mundo del vino en España?

En el vino, como en casi todo hoy, hemos pasado de leer revistas o periódicos, a bucear en internet permanentemente. Seguramente hace 30 años lo importante para una bodega era estar en esa docena de medios que creaban en parte eso que hemos llamado antes tendencias. Ahora, la comunicación está más atomizada. Y todo evoluciona con mucha más rapidez. Hablamos de visualizaciones, descargas, catas virtuales… Desconozco la cantidad de comunicadores que publican cada día notas de cata. ¿Quién nos iba a decir que el cliente va a un lineal con su aplicación en el móvil y escaneando etiquetas tomaría la decisión de qué comprar?. Lo que más me agrada de lo que ahora ocurre, es que esa generación de estado de opinión es mucho más “democrática”. La generan mucha más gente. Lo que más me asusta, la complejidad que implica conocer qué y quién está detrás de muchos de esos generadores de contenidos en la red.