Con tal de tener aceite para la casa

Son días de recogida de la oliva y la almazara del pueblo bulle de actividad. Vienen socios de toda la comarca, incluso de la vecina Cuenca, para descargar aquí su cosecha. Algunos la traen en remolques, otros en sacos o en canastos. Vienen después de todo el día en el campo, satisfechos de haber cumplido. Hacen cola, piden turno, se saludan, se ríen, se quejan, esperan los papeles después de la entrega. Ya llevo años fotografiándoles, me conocen y siguen su marcha. Veo caras conocidas, echo de menos algunos que ya no están, otros que han dejado sus tierras, otros que simplemente han arrancado sus olivos. También hay gente joven, valientes que apuestan por esta agricultura tan agridulce y tan ingrata a veces.

Este año la producción ha sido un 40% menos que la anterior, aunque la calidad es mejor. El tema de conversación es la escasez de agua. La preocupación es tremenda. Ya no es una broma. Estos señores son los que mantienen la comarca. Hablan de economía, de ecología, de supervivencia. Con sus palabras, sin hacerse oir.

Esta es región de cornicabra, piñón y manzanilla. Quizás la mayoría de la cosecha viene de olivos centenarios. Pero esta comarca es austera y poco dada a creer en lo que hay, en saber promocionarse. Hay un trasfondo de austeridad, parquedad y prudencia.

Me dicen que cada vez hay más plantaciones de variedades nuevas, de arbequina y picual, y que están dando buen resultado. Por cada 100 kilos de aceitunas obtendrán entre 18 y 22 litros de aceite, según el rendimiento. Volveré a verles en febrero, cuando vengan a recoger su aceite en garrafas de plástico de 5 litros. Aquellos con más producción lo venderán - a lo mejor hasta a 6 euros el litro. Los demás se lo guardan para todo el año, para el consumo de la casa, para regalarlo si hay algún compromiso.

"No dejaremos de pasar, mientras que haya salud".

Agradecimientos a todos vosotros.

Caudete de las Fuentes, Valencia

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