De color amarillo dorado brillante
La nariz es de buena intensidad y gran complejidad, notas de frutas muy maduras, toques especiados y marcada mineralidad.
En boca buen ataque, untuoso, amplio, con buena acidez, sensaciones golosas frutales, jugoso, mineral y de buena longitud.
Amarillo pajizo con destellos verdosos.
Nariz curiosa, con aromas de peras de agua y matices que recuerdan al heno y la pradera después de haber llovido. Sutiles notas ahumadas que se podrían asemejar a los piñones tostados con un final de níspero y pera, algo que recuerda muy levemente a la piedra de fusil y a lo metálico ( plata vieja ). También hay una sensación almendrada y de leves rasgos aldehídicos.
En boca es sutil, graso, con una acidez integrada en las notas de la madera que le dan una pulsación abocadita y amable a la vez que terciaria por retronasal, con la misma fruta blanca de cascara verde madura que se posa en el paladar hasta llegar a un posgusto agradable y cuidadosamente tímido y elegante, donde se percibe el heno y algo de mantequilla – pastas de té inglesas, junto con ese toquecito suavemente almendrado.
Un vino blanco con personalidad, fino y acuático, que me recuerda a la Palomino, Albillo Mayor o a la Viura con algo de barrica y un puntito de mineralidad blanca. Muy femenino en sus formas y de buenas intenciones. Una curiosidad para empezar a descubrir las elaboraciones de la Albillo Real de altitudes altas y en este caso concreto de la Sierra de Gredos que forma parte de la Comunidad de Madrid. Bodega dentro del paraguas de Alma de Carraovejas.
Color amarillo pálido, limpio y brillante.
Nariz de primeras compleja. Donde predominan los tostados. Aparecen notas que recuerdan a cereal, castañas asadas, fruta madura. Naranja y albaricoque.
Entrada en boca con volumen, estructura, goloso. Gominola de melocotón. Acidez natural. Es jugoso. También persistente, con un retro ahumado muy interesante.
De color amarillo pajizo y reflejos dorados.
Buena intensidad en nariz con destacados aromas de tipo ahumado.
En boca tiene una entrada viva gracias a su buena acidez. Estructurado, aparecen notas cítricas (naranja) y a fruta de hueso (paraguayo). De persistencia medio-larga. A descubrir ya mismo, a redescubrir en un par de años.
Color amarillo dorado pálido, límpido y brillante.
En inicio destaca una fragancia ahumada, recuerda a las lías al cereal tostado mezclado con cítricos, fruta blanca golosa y madura, manzanilla seca y flores junto con hierbas medicinales. Gana en profundidad y definición a cada momento.
Entrada en boca melosa, es untuoso muerdes un melocotón maduro, una mandarina. Tiene una acidez viva y sana, sabe mover el conjunto y lo hace más divertido, alcohol tan potente como bondadoso. Buena retronasal donde surge lo sentido en nariz con profundidad, complejidad (mineralidad) y espacio. Un vino con mucho futuro.
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