De Digo a Diego - XIII Muestra de los Vinos de Maceración Carbónica Primer 2010 II

El primer puesto donde, catador en mano, me dispuse a esperar mi turno, fue el de Baigorri, no por nada sino porque en ese momento la cola era menor.

Primer puesto y primera sorpresa. La nariz, llena a rebosar de fruta fresca del bosque, era la esperada, pero al pasar a la boca, que es donde normalmente se me habían caído estos vinos, me sorprendió su carnosidad, que acariciaba al pasar y perduraba. Sonreí y me dije, pues empezamos bien y decidí que a ese vino le iba a dar un ratito mientras paseaba por el salón para ver qué bodegas estaban representadas.

La segunda parada fue en el stand de Luberri, también me supuso una sorpresa pero esta vez no tan positiva. Me lo llevé a la nariz y me sorprendió su poca vivacidad, no tenía la carga frutal esperada. Lamentablemente la boca vino a confirmar mi decepción, era corto, corto en aromas, corto en sabor.

A Dios gracias el Albiker vino en mi rescate. Era uno de los vinos que venía buscando pues me habían informado que había sido considerado el mejor vino de maceración carbónica del 2009, y esta vez mis expectativas se vieron más que cumplidas, las excedió. El aroma era potente y al mismo tiempo delicado. Plenamente frutal, tenía una profundidad inesperada, frondoso. Al probarlo, una elegante y contundente capa de sabor me envolvió la lengua y el paladar.

Fue en ese instante cuando me dí cuenta de que mi relación con los MC había cambiado.

Subí al primer piso y me tentó una bodega del Bierzo, Palacio del Canedo. Habría sido perfecto para iniciarme en estas Jornadas puesto que tenía una nariz frutal atractiva y el paso por boca era agradable, pero desgraciadamente, le tocó su turno tras el Baigorri y el Albiker.

Seguidamente aterricé en el stand de Muga. Fue aquí donde tuve el encuentro o encontronazo con el 2º subtipo de enterado del que hablé en la primera entrega de esta crónica http://www.verema.com/blog/puck/819757-donde-dije-digo-diego-xiii-muestra-vinos-maceracion-carbonica-primer-2010-i. Aparte de la incongruencia del comentario, pues si estamos en una feria de los primeros vinos del año es un contra-sentido esperar mucha barrica en los caldos y si me apuras, mucho mayor en un vino blanco, era un comentario en mi opinión gratuito, pues esta delicia blanca sí había pasado por barrica y su nariz era extraordinaria, de aroma muy  limpio, con gran intensidad frutal cargada de cítricos y fruta blanca. En boca era pleno, con un delicioso cuerpo de mantequilla, graso y fresco al mismo tiempo. Casi me atrevería a decir que es un blanco con magia. Fue una pena que el tinto no me resultara tan especial.

Al vino de la Bodega Luis Alegre le viene muy bien este nombre. Aunque le faltaba un poco de intensidad en nariz, esa fruta en plena madurez que parece que va a derramarse y que es el la característica más atractiva del aroma de estos vinos, sin embargo sí tenía esa vivacidad y alegría en la boca. Es además un vino envolvente, que dejaba una agradable capa de fresca fruta roja al pasar.

La Bodega Heredad de Ugarte ofrece un vino exactamente opuesto al anterior, el Término de Ugarte. Con una maravillosa potencia aromática de intensas frutas del bosque, es como si bucearas en un campo de grosellas, moras y fresas. Sin embargo esa explosión se contenía en boca y siendo, sin duda, un vino muy agradable, tanta delicia aromática te dejaba con ganas de algo más.

Un vino de fuera de la D.O. Rioja me llamó poderosamente la atención. Provenía de la isla de Lanzarote y se llamaba Bermejos. Elaborado 100% con la uva autóctona Listán Negra, me sorprendió la intensidad del aroma, más complejo que la mayoría de los MC, con una profundidad frutal que recordaba a la mencía. En boca era fino y elegante. Me hizo mucha ilusión iniciarme en los vinos canarios con tanta fortuna. 

Una pequeña bodega riojana tuvo el acertado atrevimiento de presentar un vino, el Peña La Rosa, que todavía no había pasado por la fermentación maloláctica cuando salió de bodega, como decía su representante, es posible que la iniciara por el camino. No es la primera vez que me ocurría, en una de las catas de La Tintorería del pasado mes de noviembre ya había tenido la oportunidad de probar un vino en esta fase del proceso, de una bodega de La Manchuela y también había sido sorprendida agradablemente. El vino proporcionaba la embriaguez frutal de los MC pero se advertía claramente la profundidad varietal de la tempranillo, con sus frutillos rojos, sus balsámicos, su regaliz y sus especias. En boca no presentaba ninguna arista, ni amargosidad ni astringencia. El tacto era suave y cálido, con buena permanencia y la seda de los MC. Tanto la agradable sorpresa de este vino inacabado todavía, como la pasión y empuje de la bodeguera, me motivaron a quedarme un rato más con ellos y probé su crianza y su reserva, ambos plenos de aromas y sabores y con una RCP realmente extraordinaria.

Ya tenía pensado marcharme, sinceramente no me veía capaz de catar más vinos, pero ví el stand de Fariña y pensé que realmente no podía irme sin probar su Primero, un clásico entre los MC. Conocido como el primer MC en salir al mercado (espero no meter la pata) es el ejemplo más claro de mi idea previa a estas jornadas, auténtica explosión frutal en nariz, con notas florales también. En boca es fresco y carnoso, pero de corto recorrido y algo ácido.

Como conclusión diré que Puck se ha sentido feliz entre tanto vino frutal, pareciera que no había salido de su entorno natural, pletórica por haber incorporado a su amplio catálago una manera diferente de hacer vino e ilusionado porque este mundo no deja ni dejará nunca de sorprenderla.