Cavas a la luz de la Luna frente al Mediterráneo
Siguiendo la tradición de todos los años, un grupo de amigos nos reunimos en Altea a celebrar un nuevo verano. Elegimos la mejor noche: una noche con luna llena, cenamos en El Crank (La Olla de Altea) y a continuación nos lanzamos a la playa a seguir con un “botellón” de cavas. Y lo pasamos estupendamente.
¿Qué decir de El Cranc?. Es un chiringuito al lado de la playa con una carta con productos frescos y de calidad. Un lugar recomendable si te gusta el pescado. Pregunta lo que tienen fuera de la carta, ya que a veces disponen de género especial. Atención, no es un chiringuito económico; pero su situación es destacable, pegado al mar. Y el servicio atento.
Nosotros nos acercamos a cenar aquí cumpliendo nuestro rito anual. Nos encanta coger la carta y degustar todo lo que nos apetece.
Este sábado nos pedimos entradas diversas:
Sepionets en su tinta: insuperables; albóndigas de calamar: imprescindibles; ensaladas a base de medios tomates con anchoas de bota, pepinos y cebolletas: típico del restaurante, muy buenos; chopitos fritos: muy flojos y rebozo mejorable; verduras asadas con bacalao: ricas, mas presentadas en pequeña ración.
Y cerramos con dos grandes pescados a compartir con todo el grupo: un dentón y un gallopedro que nos prepararon en rustidera: soberbios. Muy bien cocinados, pescados muy frescos y de textura exquisita.
De los postres, nada destacable.
Regamos todo esto con vinos blancos. Pedimos dos referencias de 2010: Enate 234 y un Rueda Marqués de Riscal, que disfrutamos con toda la comida.
El Rueda de Marqués de Riscal es un vino fresco y muy grato al paladar. Las entradas las comimos con él. Aunque yo destacaría el Enate 2-3-4, un vino donde predominan las notas suaves, con presencia de aromas de piña y pomelo. Notas cítricas, suave. Buen recorrido en boca, buena acidez y redondo. Un vino estupendo. Siempre me ha gustado.
Al acabar en el restaurante cogimos la nevera con los cavas y nos fuimos andando hacia la playa, acercándonos a la orilla del mar. La luna estaba brillando allá arriba, testigo de nuestro “botellón”. Elegimos siempre una noche con luna llena. Nos hacía una noche estupenda y aprovechamos para departir de lo divino y lo humano a la vez que disfrutábamos de buenos cavas en copas de plástico (tristemente, cierto, que no pueda acompañarnos una buena copa de cristal, pero no hay otra).
¿Y qué cavas bebimos?. Comenzamos con un Reserva de Agustí Torelló de 2008. Redondo, con buena burbuja y goloso. Continuamos con Aire de l’Origan de 2008, un Brut Nature hermano menor del destacado cava l’Origan sobresaliendo las notas de avellanas con recuerdo amargoso final. El tercer cava fue un Mont-Ferrant brut nature, embotellado especialmente para familiares de Asun de Blanes: el mejor para mi gusto, con notas de frutos secos y madera, muy elegante. Finalizamos con un Raimat brut nature, elaborado con Pinot Noir y Chardonnay, también muy elegante e interesante.
Fue una noche genial; disfrutamos de la velada y acabamos muy tarde.
Hasta la próxima, amigos!
2011, Alberto Bermejo
Grupo de cata Mediterráneo
http://www.catamediterraneo.es