Puck

Patricia Elegancia

Deslumbrante contraste de luz y madera

Tomando su nombre del posiblemente primer gastrónomo de la cultura occidental Marcus Gavius Apicius, gourmet y amante de la buena vida y la mejor mesa que vivió durante el reinado de Tiberio en el primer siglo de nuestra era, el restaurante Apicius de Valencia aúna todo aquello que pueda desear quien desee disfrutar de una cocina de calidad en un entorno de discreta pero innegable serena elegancia.

Techos que se elevan y te elevan

Ubicado cerca del estadio del Valencia, a corta distancia de la zona universitaria y bien comunicado, una pared empapelada de botellas de vino de suelo a techo de los que tan sólo cabría decir que ninguno era malo, ni tan siquiera regular, es la bienvenida que te brinda al cruzar su umbral.

Más adelante, la sensación barroca que te proporcionan sus altísimos techos te transporta a otro tipo de espacio, más sacro o espiritual, que combinados con una estética sutilmente inclinada a lo oriental, con profusión de madera oscura y pantallas de tela, invitan al goce pausado y sin estridencias de una experiencia gastronómica que deja huella.

Las mesas, sobria y elegantemente vestidas de mantelería de hilo blanco, contrastaban con los paneles de madera noble que, junto los que se inspiraban en pantallas japonesas, convertían la sala en una suerte de reservados en los que poder disfrutar de una sensación de intimidad y privacidad sin aislamiento

Fuimos a probar un menú previamente reservado, el de Calçots de la D.O. Valls (Tarragona), por lo que no podré hablar de la carta, pero sí podré decir que han sabido sacarle un delicioso jugo a éste, en un principio sencillo alimento, pero que tantas pasiones desata por tierras tarraconenses.

Yo era nueva, nunca los había probado, y esperaba ser sorprendida y seducida con la ilusión de quien se enfrenta a algo que tantas veces le ha sido recomendado.

Tras pedir nuestros ya tradicionales vermouths blancos de aperitivo, Yvonne, Jefa de Sala y mitad del alma de esta aventura, nos ofrece la 

carta de vinos no sin antes recomendarnos la opción de un cava o espumoso rosado como inevitable consorte.

Agradecemos la recomendación pero ni podemos ni queremos evitar la curiosidad por zambullirnos en una nueva carta que demuestra ser interesante, ambiciosa, más que suficientemente variada pero de la que cabe destacar algo por encima de todo lo demás ¡el precio!!!! Nos encontramos con más de cuatro y de seis referencias que estaban a precio de tienda e incluso más baratas si se comparaban a sus hermanas que habitan en espacios especializados de cierta gran superficie o a una gran tienda madrileña. Para muestra un par de botones: - Clío 2009: menos de 35€, Finca el Bosque 2008: menos de 80€…

Comentándolo con ella al final del almuerzo, nos confirma la firme y del todo meritoria determinación de este establecimiento de ser honrados y honestos en todo el producto que ofrecen y no cuadrar la cuenta de resultados a base de engordar artificialmente el precio del vino “… si mi cliente quiere merluza de pincho, tendrá la mejor del mercado pero también la tendrá que pagar. Igualmente pasa con el vino, pagará lo que tenga que pagar por él, no pagará por él lo que no le estoy cobrando por la merluza…”

Tras un repaso exhaustivo de la carta, decidimos finalmente hacer caso de sus recomendaciones y pedimos un Cava Gramona Rosado Pinot Noir que acompañó con elegancia y un sutil punto afrutado, todas y cada una de las caras del calçot que nos fueron presentadas y que a continuación detallo:

 

  • Vichyçots: con Salmón y Aceite de Ñoras: Untuosa, sabrosa y fina crema de calçots, bien contrastada con el taquito de salmón  
  • Coca de Pulpo y Titaina Ibérica, y Calçot Encurtido: Deliciosa cruce de sabores y texturas; a destacar su original presentación con la coca en forma de galleta, el perfecto punto del pulpo y la suavidad del encurtido.
  • Calçots D.O. Valls con Romesco: ¡Mis primeros calçots! No sé si debo juzgarlos al ser primeriza pero puedo decir que disfruté como una enana comiéndolos con las dedos y mojándolos bien en una contundente Romesco ;-)))

 

y que no desmereció al lado de:

  • Merluza de Pincho Nacional con Berza y Papada: Un único adjetivo ¡PERFECTA! Perfecto el punto de cocción, perfecta la pieza, perfecta la delicada ejecución, posiblemente una de las mejores merluzas que haya tomado en la vida.
  • Chocolate en Texturas: Consiguieron seducir a alguien tan poco goloso como yo, sin excesos y jugando con los colores, las intensidades y el tacto en boca.
  • Petit Fours: Deliciosa variedad de golosinas (la trufa que falta me la comí yo antes de que Javi sacara la foto ;-))

Aparece de nuevo Yvonne tentándonos con una copa de licor pero yo siento que me ha faltado algo. El cava estaba muy rico pero echaba de menos la caricia de un vino con taninos y fruta roja, con  estructura y calor, extrañaba un vino tinto.

Javi no opuso resistencia y le preguntó a Yvonne por la posibilidad de un par de copas del vino que ella eligiera. Con un contundente por supuesto desapareció por la sala para volver a los pocos minutos con una botella que abrió para nosotros: Honoro Vega de Calatayud.

Nos encantó su fruta, su moldeada estructura y fresca acidez. Pedimos más información sobre él y ¡acabáramos! Resulta que era el antiguo y rico Garnacha de Fuego con una imagen ciertamente renovada, aunque me gustaría saber el porqué del nuevo nombre. Menuda coincidencia pues lo habíamos estado buscando por todos lados hacía un par de semanas para la cata de vinos aragoneses que los Enogatos llevamos a cabo el miércoles pasado y de la que os daré cumplida información muy próximamente.

 

Un último apunte sobre el capítulo de vinos. Yvonne nos recomendó que bebiéramos el cava en copas de vino blanco para poder disfrutar más de sus notas frutales y así lo hicimos, estando de acuerdo con ella en que se apreciaban más nítidamente de esta manera, aunque quizás se evaporaran con mayor rapidez. En cualquier caso es una experiencia que tenemos intención de repetir.

Continuamos la animada charla con Yvonne que nos llevó a tratar de lo humano y lo divino, acabando por el prosaico asunto del transporte público y el ínfimo uso que los valencianos hacen de él ;-)

Fue una bonita y deliciosa experiencia para los sentidos, en un entorno noble y exquisito.

Apuntado en la agenda como uno de los imprescindibles.

Gracias Yvonne y recuerda lo del bonometro-bus cuando vengas a Madrid :D

Precio por persona con IVA: 43€

RCP: Excelente

PD: Las copas de Honoro Vega fueron invitación de la casa.

  1. #2

    JaviValencia

    Esto es un reportaje y no lo del canal Odisea!!!

    Maravillosa crónica para una maravillosa comida. Agradecer a todo el equipo de Apicius el fenomenal trato dispensado.

    PD: Menos mal que ese bombón que falta lo suplía otro que había en la mesa ;-)


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