Peña La Verema

Peña La Verema, año cero

El jueves 15 de febrero de 1990 la peña enológica La Verema iniciaba su andadura con la convocatoria realizada por el firmante de esta crónica y que se iniciaba así:

Estimado amigo:

Nos dirigimos a ti como buen amigo y aficionado a las sensaciones lúdico-enológicas para animarte a que te integres en una iniciativa totalmente inocente (¿a quién puede hacer daño unos litritos de buen vinillo?) y de marcado signo cultural.

El consumidor medio español de vino suele ser un mal conocedor de éste. Una variedad habitual lo toma con gaseosa, con la única función de aplacar la sed, para lo cual está dispuesto a consumirlo incluso en envase tetrabrik.

Otra variedad habitual de consumidores son "bebedores de etiquetas", que eligen los vinos más por el continente que por el contenido. Estos últimos son-somos muy vulnerables a la publicidad, al "me han dicho que es bueno", "este me suena bien", etc. Se es muy sensible a palabra mágicas como "añejo", "tradición", "monjes cistercienses", etc. y también se piensa, de una forma automática, que el que una cosecha sea más antigua que otra garantiza que ese vino sea mejor.

En definitiva, es un problema de cultura enológica a la que esta Peña va a intentar contribuir, aunque sólo sea por la degustación directa de los distintos caldos, de donde podremos sacar una conclusión que, aunque profana, será personal y poco condicionada.

La selección de los vinos y la "chispa" que me dio la idea procedía de un artículo sobre los vinos de Rioja que había leído en la revista OCU-Compra Maestra. Esta primera cata contó con nueve asistentes y estuvo centrada en crianzas de la D.O. Rioja. Los resultados obtenidos fueron los siguientes:

1) Muga crianza 1984 (Bodegas Muga).

2) Viña Berceo crianza 1985 (Bodegas Berceo)

3) Viña Pomal crianza 1983 (Bodegas Bilbaínas)

4) Lagunilla crianza 1985 (Bodegas Berberana).

5) Lan crianza 1985 (Bodegas Lan).

6) El Coto crianza 1986 (El Coto de Rioja).

También se cató, como broma para algunos novatos catadores que llegaron tarde a la cita, un vino envasado en tetrabrik ("Cerro Gordo") que servimos en una jarra haciéndolo pasar por un Vega Sicilia. La cata, que se acompañó de queso curado, adoleció de graves defectos técnicos, como, por ejemplo, beber demasiado de la misma botella antes de probar las siguientes. Pero lo importante es que habíamos creado algo nuevo que servía para desarrollar nuestra amistad y aprender un poco de un mundo entonces poco conocido por nosotros, veinteañeros con los estudios universitarios acabados o a punto de finalizar.

En las sucesivas catas de ese primer año de la peña contamos con el único asesoramiento técnico de la Guía de Vinos Gourmets 1990. En la convocatoria de octubre empezamos a llevar bocatas para acompañar algunas tapas. Se empezaba a catar botellas caras para la época y nuestro bolsillo (el Pesquera 1986, 1.500 pesetas, fue todo un hito) y se hacía algún viaje iniciático con las parejas para visitar zonas productoras. En ese ya lejano primer año descubrimos el Urbina crianza 87, un vino de la D.O. Rioja que se convertiría en un auténtico mito por su excepcional relación calidad-precio.

Nuestra referencia intelectual en el mundo del hedonismo era el libro "El Arte de Vivir a través de los cinco sentidos" de Luis Racionero, que había publicado recientemente. En esta obra el autor describía de forma sutil y con ciertas dosis de humor, la capacidad de cada uno de nuestros sentidos para convertirse en objetos de arte. La frase final es buena: "Cuando sepamos comer bien, la transición (política) habrá terminado." Eran años, efectivamente, de transición en lo enológico. Los vinos de la Ribera del Duero empezaba a despuntar. Por esas fechas cinco iluminados apostaban por reinventar la D.O. Priorat.

El primer aniversario de la peña, celebrado el 7 de febrero de 1991, en plena guerra del Golfo, constituyó todo un hito en el que doce asistentes degustamos algunos de los mejores vinos nacionales que estaban en el mercado en aquel momento. Los resultados de la cata fueron:

1) Imperial Gran Reserva 1981 (C.V.N.E.) - 69 puntos

2) Conde de los Andes Gran Reserva 1973 (Paternina) - 62 puntos

3) Berberana Reserva 1981 (Berberana) - 61 puntos

4) Viña Monty Gran Reserva 1981 (Montecillo) - 57 puntos

5) Marques de Arienzo Reserva 1981 (Domecq) - 56 puntos

Ganó -a botella vista- el mítico Imperial, un vino con diez años de vida y que prometía durar mucho más. Tras la cata leímos, con la admiración del novato, las notas de cata de la Guía Gourmets: "muy amplio y delicado en nariz. Magnífica estructura en la boca, sumamente amplio, pleno, carnoso, sedoso pero con gran carácter, enorme en la boca y sumamente largo". Amén.

En las crónicas del primer aniversario un socio fundador escribía: "Me sincero: vengo aquí por el queso y el bocata de blanco y negro con all-i-oli. El vino es la excusa, y no me importaría que la cata fuese de gamba roja o de pimientos de Padrón". Y, en el fondo, ese es el espíritu que continua presidiendo nuestras catas. Aparte de aprender algo de vinos creo que hemos tenido más éxito desarrollando el arte del diálogo, el comentario jocoso y la risa abierta.

Gracias a la peña hemos resistido, con la cita de cada mes, la rutina del trabajo diario y el cada vez más asfixiante dominio del tiempo productivo. Y con ello se nos ha ido la última década del siglo veinte. Por todo ello creo que nos merecemos una gran celebración de nuestra cata número 100 y nuestro undécimo cumpleaños. Ya os contaremos en la próxima crónica de cata cómo ha ido la fiesta.

Ver fotos de las primeras catas:

  1. #1

    Cachina

    Enhorabuena, que buenos momentos habréis pasado, y las copas de la primera cata, geniales, así las tiene mi madre.
    Que cumpláis otros 20 años más.

  2. #2

    All I Oli

    Vaya, Juan Luís!! Estaba pensando lo mismo que tú. Las copas, espectaculares!! En casa de mis padres, eran casi igual, pero con la parte verde por arriba!! Y los "looks", de la movida ochentera, eh?.
    Con afecto, eh!!


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