El Alma del Vino

Champagne david léclapart l´alchimiste pinot noir.




"El abonado mineral es algo que debe cesar completamente en el tiempo, pues el efecto de cualquier tipo de fertilización mineral, después de un tiempo, es que los productos cultivados en los campos así tratados, pierden su valor nutritivo. Es una ley absolutamente general".
Rudolf Steiner

David Léclapart pasa por ser una de las personalidades contemporáneas del universo champanero, más fascinantes. Defensor a ultranza de las teorías del filósofo austriaco Rudolf Steiner, padre entre otras cosas de la medicina antroposófica y de la agricultura biodinámica; Léclapart es un creador único, dotado de una personalidad propia capaz de superar a los bodegueros oficiales y tradicionales. Plantado en base a movimientos lunares y planetarios, compost y plantas en suelo. Fuerzas elementales, querido Léclapart.
Un autodidacta comprometido con la ecología, para dar placer, crear energía y lograr asomarse a la pureza. Desde Trépail, junto a Villers Marmery, en el Verzy de la Montaña de Reims, David nos sorprende con productos reñidos con la indiferencia. Su L´Alchimiste maravilla sólo con observarlo. Es bello como una puesta de Sol, elegante desde una presentación rústica, natural como un manantial de espumoso, cuyo líquido surge desde las mismas entrañas de la Tierra.
Términos como vigneron, terroir, casan a las mil maravillas con la personalidad de un hombre comprometido con la vid, al que sólo la historia hará justicia, dentro de unos cuantos años. La fermentación maloláctica en sus vinos es sistemática con el fin de limitar el uso de azúfre. Cómo indica Jordi Melendo en su blog de vinos, tras entrevistarse con él, es el propio aire que rodea sus instalaciones quién determina con naturalidad la temperatura más indicada para ajustar sus elaboraciones al ritmo más biodinámico imaginable. Nada de añadidos, todo natural.

En cata personal realizada el pasado 4 de Diciembre, este champaña vinificado en barrica totalmente, me dió las siguientes notas :

Color rosa grosella encendido, con burbuja fina. En nariz se muestra impactante, con una paleta de aromas alternativos, que van desde un inicial frambuesa, pasando por tierra, lapicero y terminando en orejones de albaricoque. Se nota en boca la presencia mineral, dejando atrás recuerdos de fruta roja, y especificando más su cercanía con el suelo de la viña, recreando tierra, casi volcánico. Su mineralidad pugna con las notas frutales, y termina venciendo, abriendo una ventana maravillosa a un mundo de sensaciones difíciles de encontrar en cualquier otro rosado. Es elegante y percutor al mismo tiempo, tánico aunque equilibrado. Su punto de acidez maravilla, al igual que un dulzor puramente testimonial.
Una gozada, señores. Un canto a la Madre Naturaleza, que todos los amantes de este mundo deben probar antes de irse al otro. No hacerlo, pudiendo; sería un pecado.
A medio camino entre Rudolf Steiner y Jean-Philippe Rameau, compositor musical de Dijon, autor del Traité de L´Harmonie, que dejó escrito aquello de "la vraie musique est le langage du coeur". El corazón del propio Léclapart.
Simplemente indispensable.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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