Champagne perrier-jouët grand brut.
Juan Cuatrecasas
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Con un sonoro coupage de chardonnay de la Côte des Blancs, pinot meunier del valle del Marne y pinot noir de la montaña de Reims, el Perrier-Jouët Grand Brut sentenció la comida familiar del domingo, tras varias jornadas de reuniones gastronómicas en torno a una mesa. Fue un grato colofón, sobre todo para los que esperábamos de él, un correcto espumoso avalado por la fecha de fundación de esta bodega francesa, allá por 1811. Desde entonces ha llovido mucho champaña y los defensores del Art Nouveau tienen en los diseños de Perrier-Jouët un referente contemporáneo.
Hasta el reverso de la chapa que decora el tapón de este champaña rinde homenaje al Art Nouveau, compitiendo con la bella mansión que en 1990 los de Perrier-Jouët abrieron al público decorada con mobiliario y obras de arte de esta corriente creativa, continente de obras de autores como Lalique, Rodin ó Majorelle.
Su cata personal me ofreció las siguientes notas :
Color amarillo limón con reflejos dorados. Burbuja fina que no crea corona. En nariz aromas de levaduras, pan dulce y manzana golden. Sensación de frescor. Boca elegante, con entrada correcta en equilibrio entre dulzor y acidez. Paso agradable. Persistencia notable. Un postgusto especiado, con canela fina y frutos de palmera, plátano y dátil. Exquisito.
Sobresale la acidez sobre el dulzor, pero con correcto afinamiento.
Un champagne muy recomendable para terminar cualquier comida familiar. Se deja querer.
Recomendable y agradecido.