Cocido Maragato: Doña Maruja Botas, su cocido y sus guindas
Cocido Maragato: Doña Maruja Botas, su cocido y sus guindas.
Maruja Botas: un personaje de película
El viernes día 16 de mayo, llegábamos a la ciudad de Astorga 4 veremeros(G-M, Jacomur, Hisisi y yo) con nuestras respectivas señoras, con alegría, satisfechos y contentos, no en vano habíamos estado comiendo un cocido en una localidad cercana, en concreto a 5 km.
Supongo que de entrada, no encontrareis el motivo para tanta alegría, satisfacción y ánimo subido, pero amigos, ni era un cocido de los de todos los días, ni la localidad, a pesar de tener solo 80 habitantes, es de olvidar, ni mucho menos el local de la comida y sus detalles son, ni habituales y mucho menos fáciles de caer en el olvido.
Antes de explicaros los detalles, no puedo por menos que recordaros aquello que escribió José María Gabriel y Galán y que creo, siempre hay que tener presente:
“Y no hay deleites humanos
ni más grandes ni más sanos
que estos que son mi ideal:
pan de trigo candeal
comido en paz y entre hermanos.”
Se fragua la comida
Todo comienza con motivo de nuestra asistencia el día 17 de mayo en la ciudad de Astorga, a la reunión y comida de exaltación de la cecina y demás actos organizada por la Academia Castellano y Leonesa de Gastronomía y Alimentación, de la cual tres de nosotros éramos miembros electos. Como ninguno de nosotros reside cerca del lugar y los actos comienzan temprano, por tanto hay que pernoctar la noche del viernes, y ahí empiezan las redes a funcionar (mail y watssapps):
¿Si se puede, quizás lo mejor es comer el día antes un cocido maragato, ya que estamos en la tierra?
¿Dónde? : En Castrillo de los Polvazares (1)que está cerca y además es un pueblo muy bien conservado y de los más bonitos de España, según ciertas opiniones.
La conversación sigue rutilante, pero se para cuando nos planteamos cual es el local a escoger:
- Donde Maruja Botas, pero… hay que reservar y no acepta a todo el mundo.
De hecho en algún lugar he leído que metafóricamente se ha escrito; “para que te acepte hay que enseñar la patita”, “ser amigo o ser examinado”.
En ese momento, creo era el lunes día 12 de mayo sobre las 8 de la tarde, los watssapps echan humo y tras decidir que no queremos usar el nombre de la Academia decidimos que sea Aurelio(G-M), por sus cualidades indudables de empatía y relaciones públicas, quien trate de conseguir la reserva.
En menos de 5 minutos los watssapps otra vez funcionando:
- Ya está hecho.
- ¿Qué le has argumentado?
- Que me lo ha recomendado unos paladares muy exquisitos.
¡Hurra¡ por Aurelio ¡Cuanto vale¡
- ¿Cómo has quedado?
- A las 14,15, su casa es el numero 24 , pero nos estará esperando o ya nos verá desde el patio.
El día 16 en Castrillo de los Polvazares: nos recibe Doña Maruja
Llego la hora convenida y en el poyo de su puerta, está sentada Doña Maruja( la reconocimos por las fotos de la red) suponemos que esperándonos. Efectivamente es el numero 24, pero no existe ninguna letrero que aluda a que se trate de un lugar de comidas.
Nos cautiva nada mas entablar la conversación, recibimiento muy cordial y eso sí, nos pide que esperemos a los postres para que la realicemos unas fotos.
Su casa es amplia, espacios decorados con muebles y detalles de la zona. El local destinado a comedor es amplio, con dos mesas largas, una para 8 comensales que es la que vamos a ocupar y otra de mayores dimensiones, pero nos confiesa que su capacidad puede llegar a los 40 comensales. Las paredes del comedor tienen todo tipo de recuerdos, fotos y alusiones, os animo a pensar en algún famoso de las últimas décadas (no digo famosito actual) y allí estará, casi seguro.
En al foto Doña Maruja
Rápidamente nos percatamos que vamos a estar solos los 8, sin más comensales y con Doña Maruja, que está pendiente de todo. La vajilla normalita y los vasos para el vino, de no resaltar, pero ¿a que habíamos ido? ¡a comer cocido maragato¡ ¡a disfrutar del entorno y de la conversación de Doña Maruja¡.
Cocido Maragato
Y empieza el desfile del Cocido Maragato(2) a su ritmo y manera:
Fuentes llenas de morcillo de vaca, tocino, chorizo, gallina, relleno y algo más que ahora no recuerdo, en número de al menos 3 de cada y en otros platos más pequeños oreja y morros del cerdo. Todo acompañado de unos tomates en rebanadas aliñados con un fenomenal aceite, que nos presentó en la mesa al unísono con los otros platos referidos.
Doña Maruja nos aleccionaba :
- “No me dejéis de probar el morcillo, el morcillo”.
- “Comer antes la oreja no se os enfrié, que se os enfría”.
- “Probar el tomate, que es de los buenos”.
Qué bueno estaba todo, que gelatina las orejas y el morro, la carne de la gallina nada se parece a lo que encontramos en el mercado a día de hoy, un gran nivel el morcillo y que jugoso el relleno. El tomate con su aceite de los excepcionales.
Le preguntamos a Doña Maruja,
- “¿Quien le provee esta carne?
- “Uno de por aquí”.
Comimos como si figuradamente viniesen los franceses y tuviésemos que salir pitando.
Y siguiendo con su ritmo, llegan los garbanzos con el repollo en otras fuentes: mantecosos, sabrosos, supongo que hechos con tiempo, buena mano y mimo, no en vano nos comenta Doña Maruja que se levanta antes de las 5 de la mañana el día que prepara el cocido.
Otra pregunta:
- “¿Los garbanzos son pico pardal?”
- “No sé , se los compro al de siempre”.
Y llega la sopa, presentada como debe ser, en una sopera honda, de la que hay que servirse. La sopa está concentrada y sabrosa, pero ojo, no grasienta. Y a pesar de lo que ya se pueda suponer, entraba como si la hubiésemos comido de primer plato, para entonar.
Pero ya sabéis que una comida sin postre, no es comida, independientemente de lo comido anteriormente: y llegaron las natillas, en un bol, gordas, con sus galletas acompañando encima y al lado un bizcocho maragato, pues la comida y el remate se lo merece.
Y si, sin postre una comida no lo es, ¿sin café?
Pues llegó el café de puchero, con una botella de aguardiente de orujo al lado, para limpiar y rebajar evidentemente. El café como podéis suponer muy bueno y el aguardiente, era quizá el mejor que he probado. No pudimos por menos que preguntar a Doña Maruja:
- “¿De donde es este orujo tan bueno?
- “No sé, nada especial no sé ni de dónde me lo traen”.
Reparto de la guindas
Y llego un momento cumbre, que yo al menos desconocía:
Doña Maruja va repartiendo a cada comensal unas guindas en aguardiente, en número o cantidad, según como le hayas caído o según rango, de hecho nos confesó que cuando acuden los militares, a los generales les pone 3 y asi va el numero bajando según el rango. No puedo por menos que sacar pecho y decir que a mí me puso tres. Doña Maruja una vez más demostró su nivel y casi seguro que le entró miedo ante una posible caída casual.(Digo yo).
Sobremesa y tertulia
Y llego lo mejor de la estancia, pues Doña Maruja, nos empezó a contar sus vivencias, sus historias, etc.
Desde su Boda Maragata, cuando era aun más joven, para una película o su Boda Maragata con Luis del Olmo, para luego quedarse sin casar en realidad.
O los tiempos de inicio de las masas de turistas a Castrillo y el disgusto de su vecina, porque los “toristas” la hacían fotos sin estar arreglada.
La sobremesa se prolongó durante largo tiempo, donde ya Doña Maruja nos permitió hacerla unas fotos e incluso en el dintel de su puerta con todos nosotros, a modo de despedida.
Doña Maruja, durante la tertulia contando sus historias
Doña Maruja, si me lee ( no usa las redes nos comentó, pero ya intentaré yo que la llegue este texto) espero haber tenido nivel para poder volver a su casa o al menos que me considera su amigo, y en la próxima visita tras el cocido, a ver si nos animamos y cantamos o bailamos un ratito, que me he enterado que eso a usted eso la agrada mucho.
Irrepetible es Doña Maruja, anfitriona amable y meticulosa, permanentemente preocupada porque quedemos plenamente satisfechos y una viva historia que tan bien sabe contar.
Comentario
Como comprenderéis teníamos motivos, para tener satisfacción y hasta cierta euforia, pues la comida, el lugar y sobre todo Doña Maruja, nos hicieron pasar unas horas inolvidables. ¡ah¡ y encima habíamos comido garbanzos y ya sabéis que estos elevan el ánimo con su triptófano.
- Los habitantes de Castrillo de los Polvazares fueron tradicionalmente arrieros maragatos. Estos comerciantes traficaban con vinos, pescados, y muchos otros bienes. Las casas, llamadas "casas arrieras", están estructuradas en función de esa actividad, existiendo grandes puertas para el paso de carros, patios interiores que son el centro de organización de la casa, cuadras, y algunas grandes bodegas. La principal actividad económica del pueblo en la actualidad está basada en el turismo y la artesanía. Sus principales reclamos turísticos son su arquitectura típica y su gastronomía (con el cocido maragato como estandarte). Los restaurantes más conocidos del pueblo están situados en casas maragatas rehabilitadas para ese menester. Cuenta con unos 80 habitantes, conserva perfectamente todos sus edificios su arquitectura popular y dista unos 5 km de Astorga.
- Cocido Maragato: se trata de un cocido que tradicionalmente alimentaba a los trabajadores del campo en una sola comida para un duro día de trabajo. El Cocido Maragato consta básicamente de los elementos del campo, sopa, repollo, garbanzos y siete carnes. Se trata de un plato muy celebrado en Astorga o los pueblos de su comarca como Castrillo de los Polvazares o Santiago Millas. Una de las características más resaltadas de este cocido es que en los tres vuelcos se sirve 'al revés', siendo primero las carnes del cocido, luego las verduras, para acabar con la sopa.
Existen dos teorías sobre la forma de invertir los vuelcos: 1ª: cuando los maragatos, recorrían las tierras de España como arrieros, llevaban entre los utensilios necesarios para sus largos desplazamientos, una fiambrera circular de madera con su tapa también de madera, donde guardaban en ella porciones de carne de cerdo cocida, que se conservaba fresca cierto tiempo. Al llegar a las posadas o mesones comían primero lo que ellos llevaban en las fiambreras de madera, por supuesto alimentos fríos, y para terminar y "entonar" sus estómagos pedían al mesonero o al posadero una sopa o caldo caliente. Así es como lo explican las personas mayores de los pueblos maragatos arrieros, que lo vieron comer en ese orden a sus padres y a sus abuelos cuando regresaban de los largos viajes, introduciendo así en sus familias la costumbre de comer el cocido maragato al revés.2ª: la leyenda que circula en torno a esta paradoja, en las cuales se cuenta que cuando los franceses andaban por estas tierras en el siglo XIX, ante una inminente batalla optaron por degustar primero la carne y después por último, si les daba tiempo la sopa, ya que era preferible que sobrasen la sopa y los garbanzos, que las preciadas carnes.
Copyright Gabriel Argumosa
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en respuesta a Patribermudez Ver mensaje de Patribermudez Un placer leerte Patri.
Muchas gracias.
A ver cuando coincidimos.
Gabriel
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Que bien que yo fui uno de esos. Muy buena narración. He vuelto a rememorar con tu descripción los hechos y sí, efectivamente, así fueron, sin quitar ni poner nada. Lo mejor, tal vez, todo, fudamentalmente el ánimo con que llegamos, y es que los triptófanos de los garbanzos ya producen efecto aun antes de ser ingeridos.
Lo de las guindas tiene su mérito, ¡mira que ir con una cuchara dando guindas a cada uno de los comensales!, ver para creer. y es que somos como niños, un poco más y nos pone babero. Por mi encantado.
Triptófano, triptófano... a ver como duermo hoy.
Un saludo desde Hinojedo cerca de Suances.
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en respuesta a Hisisi Ver mensaje de Hisisi C.ño Isidoro, muy bueno el detalle de recalcar que venia con una cuchara con las guindas a repartir a cada cual las merecidas según su criterio. je je
¡Os figurais quien nos esteis leyendo la imágen¡
Un saludo desde Rumoroso de Polanco
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en respuesta a chini Ver mensaje de chini Tienes toda la razón Vicente, un grupo de amigos empatizados, un buen entorno, la señora una artista en todos los sentidos, pero es que ¡el cocido estaba muy bueno¡ ¡miel sobre hojuelas¡
Saludos cántabros
Gabriel
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en respuesta a Gabriel Argumosa Ver mensaje de Gabriel Argumosa Si que tiene guasa el reparto de las guindas. Las mujeres de los oficiales tomando nota del número que reparte, según categoría, todas al final amoscadas. Tiene su mérito.
Mira que de este viaje han salido cosas, como dice Aurelio, para recordar.
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en respuesta a Hisisi Ver mensaje de Hisisi Lo que quizás os perdisteis (no recuerdo si os lo comenté) es que a un comensal, cogió la cucharita, la metió en el tarro, sacó tres pensando que pillaba dos y dijo en voz baja:
"No, no, que a ti no te quiero dar tres"
Eso antes de contar lo de los generales....
jajajaja
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en respuesta a G-M. Ver mensaje de G-M. Creo que el tema de los proveedores es un tema tabú.
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en respuesta a Gabriel Argumosa Ver mensaje de Gabriel Argumosa Menos el del vino
XXXD
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en respuesta a Hisisi Ver mensaje de Hisisi La verdad es que tiene unos ojos muy expresivos.
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en respuesta a G-M. Ver mensaje de G-M. Ya, pero del vino no presume, e incluso deja llevar de afuera.
Una señora muy inteligente.
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en respuesta a G-M. Ver mensaje de G-M. Vamos a tener que hacer un cuaderno de viajes. je je
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Pero sera posible, esto es un sin parar. Mira que os veo más majos y delgados en la foto, con las que os corréis, contar el secreto.
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en respuesta a Arrutzi_Najera Ver mensaje de Arrutzi_Najera Dieta mediterranea y garbanzos a tope, dan energia y alegria
Un saludo
Gabriel
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en respuesta a Gabriel Argumosa Ver mensaje de Gabriel Argumosa Cuando leí tu post sobre el garbanzo, lo que hice es poner unos cuantos en remojo y preparar la comida para el día siguiente, me encantan, aunque confieso que me voy más con las alubias, pero los garban, molan, saludos.