Gran Colegiata Campus 2003
Gran Colegiata Campus 2003
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Graduación (vol):
14,00%
Varietales:
Tinta de Toro
Precio aproximado
Precio Aprox:
De 20 a 29,9 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
9.25
/
96
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
6,0
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Opiniones de Gran Colegiata Campus
OPINIONES
4

Última botella y me remito a la cata de 2012, el vino sigue espléndido sin dar muestras de agotamiento, con una nariz compleja y elegante y una boca potente pero afinada. Excelente vino toresano.

A la vista se presenta con un color picota, con algún destello y ribetes entre marrones y rubís, sin ser aun teja, capa alta y buena lágrima.

En la nariz con una buena intensidad, con complejidad de entrada pero con tiempo se va abriendo, con detalles de elegancia, con un buen equilibrio entre los detalles de fruta y los de la madera.

En la boca tiene cuerpo, bien compensado, con cierta sedosidad, sabroso y largo, a la par que agradable.

Vino que en boca esta excelente, que sigue en plena forma a pesar de los años.

El nombre Fariña, en la denominación de origen Toro, es una garantía de vinos bien hechos y en esta ocasión esa norma se vuelve a cumplir.

Espléndido, una vez más, este tinto toresano con una elegancia, potencia y complejidad extraordinarias. En vista tiene buena capa de color cereza picota y menisco granate. Nariz soberbia, que va desplegándose poco a poco, con toques de fruta madura, notas florales, especias (canela, clavo, nuez moscada), bosque umbrío, trufa, maderas nobles (cedro, sándalo), regaliz negro y un fondo de mineral de piedra seca. En definitiva, todo un despliegue que no apabulla, sino que deleita por su buena integración.

En boca mantiene el peso de fruta, unos taninos maduros y rabiosamente sedosos, potente pero elegante, con un final de gran longitud y amargoso que lo hace delicioso.

Grande este vino, aunque algo inferiora la añada 2001.

Cereza picota negruzca con menisco cardenal oscuro. Capa alta.

Nariz profunda. Cuero de inicio, junto con bosque umbrío y trufa. Un trío que está presente en los debuts nasales de los vinos "grandes" que más me gustan. ¡Y lo que viene!: Especias, tabaco negro, tinta china, mineralidad palpitante, vainilla, madera... Y frutas negras maduras. Sí, había fruta, ¡cómo no!

En boca es un absoluto deleite. Pura seda. Acariciante. Y con una sorprendente desenvoltura y agilidad. Tiene maneras de grande. Es que es un grande: estructura, elegancia, crianza, doma. Redondo, es redondo. Trazas de chocolate negro muy puro, de café. El sabor pasa como envuelto en un halo de hongos. Punto licoroso. Acidez viva.

Largo, largo, largo.

¿Por qué esta bodega no está más reconocida?

La verdad es que la etiqueta no ayuda. Y el nombre de la bodega tampoco. Ni una cosa ni otra suenan a modernidad, a calidad. La imagen que te llega es rancia. Si no llega a ser por una zamorana muy especial, no compro esta botella ni loco. ¡Menos mal que me dejé llevar!

Qué razón tenías, Alter!!!

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