Curiosa combinació de Monastrell i Petit verdot amb bona criança.
És un vi que en nas tarda a obrir-se per donar pas a bona integració de la fruita amb els elements de la criança, però sense "emocionar".
En boca, bon pas amb tanins integrats, amb sensacions que la criança passa per sobre de la fruita i amb un grau d'evolució que fa pensar que no millorarà molt més. Sensacions torrades, de terra mullada i sotabosc mediterrani amb un fons de fruita confitada.
Correcte i curiós de tastar, però li falta algun "extra" que el faci anar més enllà d'una molt bona "correcció".

Uno de los vinos estrella de Casa de la Ermita, junto con el Petit Verdot. Compradas 2 botellas en la boedega. Me llamó la atención la unión entre la Monastrell y la Petit Verdot, lo cual unido a los 93 puntos Parker hizó que decidiera probarlo.

Picota con ribete violáceo, bonita lágrima densa.

Nariz: buena intensidad, se impone la crianza, especiado. La presencia de la fruta es leve, sazonada.

Boca: quizá demasiado tánico para mi gusto, le hace falta decantado previo. Al principio no se por donde cogerlo, es como si cada uva fuera 'un poco por su lado'. Mejora con el aireado, empieza a aparecer la fruta. Retronasal especiada. Al paso de casi una hora la Petit Verdot aparece para imponerse, ahora si me va gustando más, sin esa acidez inicial que aniquilaba la fruta.

Creo que puede ser un gran vino, pero de momento solo está en el camino. Quizá con más botella y con una crianza más larga que asentase el ensamblaje entre la Monastrell y la Petit Verdot...

Botella conseguida por el amigo Pepo. Todo en inglés (para la exportación). 44.000 botellas y 13 meses (la monastrell pasa por barrica americana y la petit verdot por francesa).
Tomado en cata ciega.
Tinta china, algo goloso, grosellas, mora algo ácida, ligerísimos verdores.
En boca buena estructura, llena la boca, sabores algo maduros, buena acidez, con algo de cacao. ha gustado.

Precioso color cereza picota re ribete purpurado, capa medioalta y gruesa y lenta lágrima.

En nariz es complejo, un mar de matices en el que destaca pimenton picante, sobre fondo maduro y muy especiado.

El paso por boca es aterciopelado con justa acidez, de recorrido medio final largo y retronasal goloso invitando a tomar otra copa.

Inconfundible, éste gran vino que las bodegas Casa de la Ermita embotello para exportar a EE.UU.