Tercer vino catado de la bodega, en este "paseo virtual" por las tierras de Jumilla.
En este caso, nos ocupamos de su Crianza Tinto.

Viste un color picota granate de capa media, lágrima transparente en copa. Tonos algo evolucionados en el ribete.
La nariz ya muestra la madurez, seriedad y maneras de este vino: a pesar de un mayor porcentaje de Monastrell en el vino, no parece que sea tanta la importancia en el coupage, pues la Tempranillo y la Cabernet, dicen mucho de su presencia. Frutos negros, toque de café y sobretodo regaliz. Notas vegetales ligeras, especias....
No es una nariz potente, aunque sí quiere mostrar muchas cosas (de manera calmada y tranquila, eso sí). A pesar de suponer esa barrica nueva, y en unos considerables 9 meses, no resulta especialmente intrusiva y sí a cambio aporta estructura y armazón a este tinto.
En boca entra con un buen trago amplio y fresco. Sigo en mis trece, que todas las variedades parecen más igualadas en su aportación al vino. Estructurado, bastante serio, aunque quizás se me queda un poco corto en longitud y una persistencia no muy considerable.
Aún así, es un vino bastante bien hecho, sin llegar a ser sorprendente o emocionarte en demasía.
Después del blanco y el Roble, quizás el que menos me ha hecho "tilín".