El Alma del Vino

Cata ciega de espumosos (haro,11/12/10).





Avanzando por la senda del año, llega la Navidad, y con ella la ocasión propicia para realizar una cata ciega de espumosos. No hay Navidad sin burbujas, que diría el otro, mientras a mi no me queda más remedio que asentir. Es cierto que somos unos cuantos quienes dejamos atrás, hace ya tiempo, aquella máxima tan corta de el champaña para los postres ó de descorchar un espumoso sólo cuando el arbolito de marras no para de apagar sus bombillas cobijado en una esquina de nuestro salón. Cómo si el Niño Jesús fuese oriundo de Reims ó Sant Sadurní.
El pasado sábado tuve la suerte de organizar, junto a mis amigos, una bonita cata ciega de espumantes, en donde por doquier enmascaré cinco botellas de diferentes bodegas del mundo. Había un cava catalán, el Reserva Particular 2001 de Recaredo, tan bien puntuado últimamente. Dos tesoros de la vecina Francia, un Pol Roger Cuvée de Reserve y un Bollinger Special Cuvée. Un Pelorus Vintage 2004 de los neozelandeses Cloudy Bay, especialistas en sorprendernos gratamente con sus blancos. Y finalmente un italiano Espumante Franciacorta Bellavista DOCG Cuvée Brut.
Hubo alguién que tuvo la destreza de adivinar uno a uno, todos los componentes de la cata. Mi buen amigo Manu demostró estar puesto en el mundo de las burbujas, desenmascarando con fino paladar a todos y cada uno de los espumosos participantes.
En cuanto a gustos y apetencias, la victoria final correspondió al Bollinger Special Cuvée, quedando como segundo y tercero clasificados, el Pelorus Vintage 2004 de Clody Bay, y el Pol Roger Cuvée de Reserve. Cuarto fue el Recaredo, y último con bastante unanimidad el Franciacorta Bellavista.

En mis notas personales de cata, los espumosos a concurso, me ofrecieron los siguientes detalles :

En cuanto a presencia, me resultó exquisito por encima del resto, el Bollinger. Un plástico color dorado intenso, con burbuja media y muy regular además de una corona bien dibujada, daban a la copa continente del Bollinger, un nivel de atractivo especial. Un auténtico lujo visual, sin duda. Alguien dijo que el champaña estaba vencido, evolucionado. Personalmente no lo creo, simplemente es parte de la grandeza de esta bodega de la villa de Ay. También dibujaban coronas correctas el Franciacorta Bellavista, el Pelorus y algo más irregular el Recaredo. El Pol Roger, sin embargo, carecía de ella, siendo sus burbujas las más excéntricas de la noche.
El color más apagado, un amarillo pajizo; correspondió al espumante italiano. Recaredo y Cloudy Bay Pelorus manifestaron un amarillo verdoso, mientras que por su parte el Pol Roger escenificó un dorado con ribete limón más bien pálido. El mejor rosario de burbujas tuvo también a Bollinger como protagonista. Correctos Franciacorta Bellavista, Cloudy Bay y Recaredo, en ese apartado. Un tanto deficiente el Pol Roger.

En nariz, me entusiasmaron Bollinger y Pelorus Cloudy Bay 2004. 60% Pinot Noir, 25% Chardonnay y 15% Pinot Meunier, el primero, con una crianza de tres años y un dosage suave. Aromas de manzana asada, bollería fina, tostados y unos cítricos rotundos. Maravillosa a la par que suculenta vía nasal.
El neozelandés, medio peldaño más abajo; con un coupage de pinot noir y chardonnay, cuatro añitos de edad y unos aromas elegantes a cítricos maduros y pan dulce, brioche.
Muy planos por vía nasal el Recaredo y el Pol Roger, y prácticamente inoloro el Bellavista. Del cava catalán (Macabeo, Xarel.lo) saqué algunos aromas a frutos secos, pero demasiado leves, casi inexistentes. Del francés (Chardonnay y Pinot Noir), algunos atisbos florales cubiertos por una nota frutal desanimada.
El Bellavista, con franqueza, ni siquiera me concedió un atisbo de fruta.

En boca, de nuevo Bollinger se llevó la palma. Generoso, ampuloso, elegante y con una estructura y un recorrido impresionantes. Un señor champaña, sin duda. Perfecto en el golpe carbónico y muy amigo de acariciarnos la boca.
El Pelorus de Cloudy Bay se mostró menos complejo en boca que en nariz. Claro está que manifestaba más apuntes de chardonnay que de pinot noir. Muy de manzana y cítricos, escaso en otras notas más relacionadas con la uva pinot. Se pasaba unos centímetros de frenada en cuanto a acidez. Eso sí, largo en recorrido y con cierto amor a la frescura.
Los tres restantes, no me gustaron en boca. En especial, el Bellavista, triste y sin más alicientes que demostrar una vez más que Italia y los espumosos están reñidos por naturaleza. El Recaredo tuvo algunos instantes minerales, que desaparecen con celeridad. Me resultó muy simple, poco profundo y carente de recorrido. Hubo alguién que manifestó no estar entusiasmado por ninguno de los espumosos presentes en la cata. Incluso que alguno no estaba en su mejor momento de consumo. Creo personalmente que si alguno cumplía esa condición, era el cava de la Familia Mata. Considero que el análisis presente no les hace justicia. Habrá que repetir en mejor ocasión.
Por último, el Pol Roger, del que por cierto se dice que era el espumoso preferido de Winston Churchill; me resultó carente de gracia, vulgar y sin profundidad ni persistencia. El golpe carbónico, no estridente pero sí excesivo. Irregular y mal estructurado, con un punto de acidez irracional para un champaña de este tipo. Incluso su postgusto me resultó inofensivo.

Feliz Navidad a todos y mis deseos de seguir catando espumosos del mundo durante el resto del año. Ponga unas burbujas en su vida, la verá de otro color. Espero que sea siempre del mismo color, el del aplastantemente bello y triunfal Bollinger.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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