Caoba intenso de ribete amarillento, capa media alta

Notas muy lácticas en nariz, intensidad media, predominio de lácticos y maduros, algo de caldo de carne, ciruela, tabaco, mentoles,fondo oscuro de mielatos, miel de brezo con leve col al final y acompañado de chocolate y regaliz.

Boca suave y amplia, muy golosa, con estructura y equilibrio, buena acidez, mucha fruta en boca todavía, con volumen y en definitiva gran apogeo y plenitud. Sorprende la fuerza, acidez y estructura que aún presenta.

De color rubí claro de capa media, límpido y brillante, reflejos rojizos y anaranjados, borde amplio, atejado.

Nariz de impresión, gran clasicismo y orden a lo largo de toda la cata. Predominan los aromas otoñales y crepusculares, de enorme belleza: humus, hojarasca, tierra mojada, castañas, ozono, a las que se suma una barrica fina y perfumada, con apuntes de vainilla, flores marchitas, nuez moscada, cuadra, fruta roja madura, ligeramente reducida y fresca. El aire le sienta fenomenal, ganando en fragancia, en perfume a flor, en profundidad.

En boca muestra el vigor y nervio característico de esta gran añada. Vivo, concentrado, de acidez insultante y un hilo de fruta reducida muy fresca, casi picante, especiado. Aúna las mejores características de un Rioja clásico con un desarrollo estratosférico en botella.

Un tinto de enorme calidad y de gran parecido a la añada de 1973, aunque algo más vigoroso en boca. Idénticas sensaciones a la cata de un año atrás. Los gran reserva de Marqués de Villamagna de primera mitad de los años 70 son la cima de calidad de Bodegas Campo Viejo.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2012/04/marques-de-villamagna-1975-gran-reserva.html

Probado en cata monográfica de abril ("face to face: 1970-1973-1975") de Els 12 Golafres. Empate técnico.

Color rubí anaranjado de medio cuerpo, luminoso, relejos rojizos, atejado. En nariz es un derroche de potencia, finura y complejidad. Todo a la vez. No para de ganar en profundidad al airearse. Asoman notas cremosas y tabaco inglés que dan paso a la hojarasca, trufa negra, pimienta ahumada, nuez moscada, castaña, maderas exóticas, abedul, cuero ruso... Un exceso de información, un gran ejercicio de cata. Al rato emerge fruta en licor, guinda, confitura de ciruela y naranja amarga, tomate seco. En boca tiene muchísimo nervio y una afilada acidez que dota de vida a este tinto sedoso, de paso ligero y elegante. Taninos acariciantes, finos, totalmente integrados. Un vino en plena forma, de enorme personalidad, que exige ser guardado durante más años. Desgraciadamente estos Villamagna de larga crianza de los 70' nada tienen que ver con los actuales, salvo el nombre de la marca. Fueron elaborados con paciencia y muestran una longevidad insultante. Los tintos de Campo Viejo se cuentan entre los grandes vinos producidos en España.