Nos hemos traído este viejunito riojano hasta Ecuador. Las añadas 70 y 73 fueron espectaculares y la del 85 algo por debajo, así que veamos qué nos depara este 82. Tuvimos la botella en posición vertical durante tres días, la abrimos con el abridor de tijeras estándar pero tuvimos problemas y el corcho se hizo pedazos. Finalmente pudimos sacar algunos corchitos que cayeron al líquido y dejarlo limpio. Estuvo dos horas abierta antes de proceder con su valoración a 18°C. 

VISUAL: Presenta un color rojo cereza, de capa media-alta, ligeramente turbio, con un ribete en tonos teja y ocre. Su lágrima es escasa, gruesa, lenta y transparente (91).

OLFATIVA: Los primeros aromas que desprende son típicamente viejunos, de flor marchita, hojarasca seca y arcilla mojada. Agitamos y encontramos apuntes fúngicos de champiñón y níscalo silvestre, notas de fruta muy madura, pan de higo, ciruelas pasas así como un curioso recuerdo de betún acompañado por aromas de armario cerrado, desván y naftalina. Resulta delicioso olfativamente, con esos especiados dulzones tan riojanos de canela y vainilla, con el toque de montebajo mediterráneo (tomillo), algo de regaliz y mostrando aportes amaderados, roble y ebanistería fina, muy delicados. De intensidad media-alta, con los descriptores muy bien definidos y de gran complejidad, tremendo en nariz! (96).

GUSTATIVA: Tiene un punch potente, de alta acidez, pero con un puntito rancio que quizás con algo más de oxigenación hubiese desaparecido, veremos los próximos días... Le penaliza un poco la verdad, aunque a nivel de acidez, amplitud y carnosidad mantiene una gran presencia. El tanino está presente, aportando un tacto ligeramente seco en su paso por boca. Retronasal con apuntes de flor marchita y arcilla húmeda. Post-gusto en donde coquetean las notas frutosas y la madera, hay mermelada de moras, roble, matices tostados y ahumados con un fondo fúngico claro, pero con la madera siempre protagonista. Persistencia de dos minutos y 5 segundos. En nariz presagiaba más, claramente superior a su boca, en donde le falta un poco de equilibrio... quizás empezando su declive...?. Aún así notable, pero comparado con los estratosféricos 70 y el 73 se queda claramente atrás. El puntito rancio le penaliza sin duda aunque con 40 años a cuestas, con esos 8 años desde la vendimia al mercado, sigue siendo un vino notable (88).

La RCP fue excelente pues conseguimos esta joyita por 17 euros, un chollete ):

MARIDAJE: Abrimos la botella con unos filetes de lomo en masala, salsa de frutos del bosque y trigueros. El segundo día acompañó unas deliciosas lentejitas, y nos lo terminamos con un suculento Cowboy Steak de 730 grs con all-i-oli y mellocos. Nos encantó el maridaje con los jugosos lomitos y esa salsita de frutos rojos, en total armonía con las notas acompotadas y amaderadas de nuestro viejunito, todo en perfecto equilibrio, una gozada!!

VIDEOCATA:  https://www.youtube.com/watch?v=dbGKt7ZQHy4&t=7s

Salud-os!!

Color teja de ribete amarillento, capa baja, limpio, brillante.

Huele a boletus edulis claramente, intensidad media, notas de humedad, hongo, fruta de ciruela y lácticos presentes. Muy buena nariz, madura pero con complejidad.

Boca suave, rica, tabaco, muy goloso y vivo, tiene volumen y sorprende por su tanino aún presente, con longitud y aromático. Muy bueno!!!!!.

De color rubí marronoso, de capa media-baja, ligeramente granulado con un fino precipitado en la base de la botella. Reflejos cobrizos y anaranjados, sin mucho brillo. Borde amplio, atejado.

Aromas de buena intensidad, abierto, avainillado, con todo tipo de sensaciones de maderas cremosas y flores ajadas, pétalos. No se atasca y diambula a fogonazo entre apuntes reductivos a hojarasca, humus, corteza de nogal y un cada vez más presente fondo a hierbas aromátias, té de roca, salvia, lavanda... Bien resuelto y muy vivo!!

En boca es inicialmente tan ligero y frágil como nervioso, con el habitual sello ochentaydosero: sin acabar de integrarse del todo, con algunas aristas de acidez y unos taninos aún marcados. Hay que vigilar con la temperatura por la marcada sensación de madurez que lo hace algo cansino. Una vez solucionado este pequeño impedimento hay que reconocer que se trata de un Marqués de Villamagna cumplidor. Eso sí, de baja estatura. En poco o nada se parece a lo que llegó a ser: ese gran vino con el que Campo Viejo se propuso a mediados de los 70 demostrar que no era únicamente una bodega de vinos de supermercado y que podía competir con las mejores bodegas de Rioja en la producción de vinos de gama alta. Aunque las cosechas de 1973 y 1975 quedan ahí, en el recuerdo, y no volverán a repetirse, hay que reconocer que quien tuvo, retuvo.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/10/marques-de-villamagna-1982-gran-reserva.html