Rubí atejado, brillante e inusualmente cristalino (¿clarificación?)
Nariz: tostados muy marcados, vainilla y caramelo; las notas destacan con fuerza en la apertura, para caer significativamente al día siguiente.
Boca: acidez notable, recorrido largo, y con la madera repuntando a medida que pasan las horas. Un vino que comienza a declinar, pero que si se bebe de una sentada - sólo o compartido, catando o con coimida - todavía satisface a los aficionados a un Rioja clásico.Creo recordar que, en su momento, pagué 700 ptas por él.
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