Quien tuvo, retuvo...

De color rubí marronoso, de capa media-baja, ligeramente granulado con un fino precipitado en la base de la botella. Reflejos cobrizos y anaranjados, sin mucho brillo. Borde amplio, atejado.

Aromas de buena intensidad, abierto, avainillado, con todo tipo de sensaciones de maderas cremosas y flores ajadas, pétalos. No se atasca y diambula a fogonazo entre apuntes reductivos a hojarasca, humus, corteza de nogal y un cada vez más presente fondo a hierbas aromátias, té de roca, salvia, lavanda... Bien resuelto y muy vivo!!

En boca es inicialmente tan ligero y frágil como nervioso, con el habitual sello ochentaydosero: sin acabar de integrarse del todo, con algunas aristas de acidez y unos taninos aún marcados. Hay que vigilar con la temperatura por la marcada sensación de madurez que lo hace algo cansino. Una vez solucionado este pequeño impedimento hay que reconocer que se trata de un Marqués de Villamagna cumplidor. Eso sí, de baja estatura. En poco o nada se parece a lo que llegó a ser: ese gran vino con el que Campo Viejo se propuso a mediados de los 70 demostrar que no era únicamente una bodega de vinos de supermercado y que podía competir con las mejores bodegas de Rioja en la producción de vinos de gama alta. Aunque las cosechas de 1973 y 1975 quedan ahí, en el recuerdo, y no volverán a repetirse, hay que reconocer que quien tuvo, retuvo.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2014/10/marques-de-villamagna-1982-gran-reserva.html

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