Un año marcado por un verano seco y con una baja producción, dan paso a un vino con un color cereza picota muy intenso, con ribete rubí muy vivo y brillante. En nariz destacan las notas de frutas rojas maduras, frutillos del bosque y hierbas aromáticas, entremezclados con aromas especiados, de cacao, regaliz y toques balsámicos, típicos de la crianza en madera de roble francés. En boca tiene raza, buena estructura y peso, conjugada con una redondez de los taninos que ofrecen un paso agradable y sin aristas, bastante largo. La madurez fenólica en un año con un verano caluroso dan lugar a un grado alcohólico elevado pero, al mismo tiempo, muy equilibrado por el control de la producción y la buena acidez. Un añada muy disfrutable desde este mismo momento. Con un PVP estimado de 12 euros, me parece que su RCP es excelente.
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