De un amarillo tan intenso que me costaría encontrar otro vino blanco que se asemajara a éste. Recordándonos un poco al color de los polos de limón o a al de la gelatina amarilla. Aspecto grueso.

Como viene siendo habitual con vinos de estas características, inicialmente se muestra un poco reducido, aromas botánicos (salvia, sándalo) para dejar entrever otra serie de tipo a miel de flores, notas almibaradas y sobre todo unas notas de cítricos escarchados entre el limón y la naranja amarga que nos van a acompañar en el resto de nuestra cata e incluso más allá. A todo ésto habría que sumar recuerdos a cera de abeja, sacristía, crema inglesa,azúcar tostado...

Su ataque en boca es de otro mundo: ácido, con un esqueleto tánico memorable, esférico, grueso, podría ser una representación de lo que los japos llaman umami, con ese toque de salinidad. Los escarchados no dejan de tener su presencia llegando incluso a recordarnos a los roscones de reyes, azahar, agua del carmen. Integración plena. No se le puede pedir más. Una vez que lo pruebas, te deja descolocado. Sin palabras... o todas las que queramos.

Color amarillo dorado, muy limpio, sin ninguna turbidez ni restos ni precipitados. Algún destello verde.
En aspecto en copa, nariz y boca, si me dicen que es un 2001 me lo creo. Hubo dos botellas, una con corcho marcado, la otra..buff, impresionante. Tenia uva, moscatel, orejón, miel, flores, crema pastelera, matices herbáceos y dejando la boca fresca y plena de sabores y aromas, si no lo cato de verdad que no lo creería. Es el vino más antiguo que he catado, pero la sorpresa es que es un vino absolutamente vivo y que en caso de haber más botellas así, no se, pueden durar vivas ¿30-40 años más?? con buena conservación