Nos disponemos a catar otro viejuno, que debido al bajo nivel de la botella, opté por abrir. Utilizamos el abridor de lamas y sacamos el tapón casi entero, la punta se quedo atrancada, pero al final la sacamos con cuidado, por lo que evitamos su decantación. Lo abrimos y visto lo visto con el Tondonia del 64, lo dejamos respirar tan solo 60 minutos antes de la cata. Lo servimos a 18°C.

VISUAL: Posee un color rojo cereza, de capa baja, atejado, sin diferencias con el ribete. Muy cristalino, brillante y sin posos.

OLFATIVA: A copa parada muestra notas de cuero viejo y también fruta roja muy madura. De intensidad media. Al agitar se abre con matices de bosque húmedo, hojarasca, setas silvestres y trufa negra. Al momento aparecen especiados de pimienta, canela y clavo así como claras notas de tabaco de pipa y café recién molido. Continua con unos recuerdos a chicle de fresa ácida y unas ligeras notas florales de rosas marchitas. La madera tras estos 7 años de barrica ha aportado lo suyo, no cabe duda y se aprecia agradablemente. Una maravillosa nariz, muy armónica y realmente compleja. Un Clásico riojano en toda regla. Ojo, que son 56 años y la primera impresión en nariz es frutal, otro prodigio de los enólogos riojanos y en este caso de esta emblemática bodega.

GUSTATIVA: En boca está totalmente redondeado, todo se ha ensamblado en su justa medida, manteniendo una buena acidez que le ha ayudado a mantener el tipo y con los taninos domados, pero presentes. Es sedoso, lácteo, muy agradable de beber. En retronasal aparecen notas de frambuesa y de fresa ácida así como unos recuerdos a marroquinería. La acidez es algo descomunal, maravilloso, un vino del 59 y ahí está, inmutable... La persistencia es larga, muy larga, de casi tres minutos. Que pedazo de vino, una maravilla de Rioja con todas las letras, sobresaliente, con una estructura titánica y de una suavidad afrodisíaca. Un regalo para los sentidos. Como me alegro de que estos viejunos salgan así, que maravilla. Y ésta era la botella con el peor nivel (quedan dos con el nivel perfecto). Creo que aguantará sin despeinarse una década al menos. Lo seguiremos. Lástima que actualmente Conde de los Andes ya no es lo que fue.

Decir que este vino, al día siguiente y guardado con su tapón de vacío, estaba incluso mejor que recién abierto, sin perder un ápice de intensidad en nariz y más redondo en boca si cabe. Qué prodigio de vino!

La RCP es excelente pues conseguí estas botellas por unos 45 euros cada una.

Para maridar esta reliquia elegimos un pescado. Una dorada al horno con sus patatas, regaditas con un toque de PX y zumo de maracuyá. La combinación fue espectacular, el pescado tenía la intensidad justa para poder disfrutar del vino sin enmascararlo. Una delicia. Adjunto fotos.

Como reza en la contraetiqueta: "EL GRAN RESERVA CONDE DE LOS ANDES, es por su origen, antigüedad y características, el producto mas noble y seleccionado que F. PATERNINA S.A. cuida en sus cavas de Ollauri". Yo doy fe de ello (al menos en los 50's y 60's). Grandioso !!

... et memento mori.

PS. Y ya me gustaría a mi llegar a esa edad de esa manera.
PS 2. ... y tabaco, y bosque en otoño y chocolate blanco y pomelo y un acidez eterna y...