De color rubí brillante de medio cuerpo, claro, limpio. Reflejos rojizos y ambarinos. Ribete atejado, amplio, sin apenas diferencias con el menisco.
Al abrir le cuesta expresarse, cerrado, austero, con un ligero atisbo de maderas finas (cedro, abedul) y un fondo especiado que va dejando un tímido rastro a clavo y laurel. Todo muy sutil, reservado, sin acabar de darse del todo. Salen suaves notas cremosas que nos llevan a un perfil más clásico. Despunta el tabaco de pipa, la caja de puros y un algo de fruta macerada, confitada, a ciruelas, orejones, mermelada de naranja.
En boca está pulidísimo, redondo, con taninos grasos y acariciantes que se asientan sobre una acidez suficiente que mantiene vivo el conjunto. Sabroso, con fruta roja muy reducida pero fresca y agradables amargosos.
Una de las tantas cosechas de este Conde de los Andes de finales de los 80 que a buenas maneras no le gana nadie pero que nos deja un poco insatisfechos. Le falta profundidad y mala ostia pero viene sobrado de maneras y educación. Correcto, ordenado, excesivamente ordenado...
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/conde-de-los-andes-1989-gran-reserva.html
Color cereza-rubí con borde anaranjado.
Aroma muy fino y complejo, aunque con poca potencia, pero limpio a maderas finas de mucha calidad, espeicas, tostados, chocolate y torrefactos.
En boca es poco potente pero elegante, aterciopelado y redondo, con taninos aún presentes y vivos, en el retronasal vuelven las buenas maderas. Final largo con compleja gama de olores. Cuesta sobre 30 Euros. El corcho un 8,5
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