De color oro viejo tirando a ambarino, algo oscuro pero brillante y luminoso. Ausencia de cualquier tipo de precipitado, limpio, reflejos dorados y anaranjados, con mucha sensación de grosor, formando amplias lágrimas.
Suave y confitado, de buena intensidad, abierto, expresivo. Inicialmente predominan los aromas de manzana asada, caramelo de toffe, carne de membrillo, flores blancas, algo de bollería (coca de San Juán, brioche alemán de mantequilla, fruta escarchada), vainilla, nuez moscada y un curioso y cada vez más presente apunte de feria, como a dulce de algodón, manzana caramelizada y fruta roja. Muy maduro y sin apenas matices reductivos. Evoluciona con mayor presencia notas de panal, ceras y una fina pátina de maderas viejas. Cabría esperar más expresión de vejez, pero no!! Nos hace pensar en una tipología de vino semi-dulce o de abocado clásico riojano de no saber que se trata de un blanco seco. Diferente, con marcada personalidad.
En boca es grueso, de textura amielada, concentrado, con un apunte dulzoso muy agradable contrarrestado por una viva acidez. Un blanco reposado, integradísimo, sin una sola arista, en el que es difícil de distinguir los matices de fruta acompotada de la madera y las especias blancas.
Otro ejemplo de esos grandes vino que han caído en el olvido y que durante años fueron emblema de Federico Paternina. Quién siga pensando que la viura es una variedad menor haría bien en probar estos viejos blancos y que opinara.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/08/paternina-cepa-chablis-1942-blanco.html
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.